Sevilla. Ciudad a su servicio

Ocho de cada diez contrataciones en la capital se rubrican en el sector servicios, siendo la de camarero la profesión que acapara el mayor porcentaje. Es la economía de festejos y turismo

05 jun 2015 / 22:54 h - Actualizado: 06 jun 2015 / 12:54 h.
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  • Los camareros copan la mayor parte de las contrataciones registradas en marzo. / Gregorio Barrera
    Los camareros copan la mayor parte de las contrataciones registradas en marzo. / Gregorio Barrera

Sevilla es cada vez más una ciudad de servicios. No sólo porque aquí reside la capitalidad de Andalucía, con su gran carga burocrática y funcionarial, sino por su creciente economía turística y de festejos, que hace que la de camarero sea la profesión más demandada, y con enorme diferencia, además de arrojar una altísima tasa de contratación a tiempo parcial.

Son conclusiones que cabe extraer del informe estadístico para Sevilla elaborado por el Servicio Andaluz de Empleo (SAE), dependiente de la Consejería de Economía y con datos de marzo pasado, cuando se contabilizaban en la capital 86.975 vecinos sin poder trabajar –son cifras según el paro registrado, no con los criterios de la Encuesta de Población Activa (EPA), que arrojarían números sensiblemente mayores–.

De esa cantidad, un 45,15 por ciento lo formaban hombres (39.275) y un 54,85 por ciento, mujeres (47.700), porcentajes que no varían en exceso al cotejarlos con las medias provincial y andaluza.

Aunque el discurso sobre el desempleo juvenil es insistente, lo cierto y verdad es que el paro afecta especialmente a los cuarentones, al absorber el 26,83 por ciento del número total de sevillanos sin ocupación laboral, y también a quienes pasan de los cincuenta años, con un 23,52 por ciento. El porcentaje desciende al 23,74 por ciento para los treintañeros y al 17,56 por ciento para los veinteañeros. El tramo de edad de los más jóvenes, de entre 16 y 19 años, copa un 1,66 por ciento del volumen global de parados, y el 6,68 por ciento en el extremo opuesto de la pirámide poblacional (los mayores de 60).

El análisis por niveles educativos nos deja un porcentaje demoledor: un 65 por ciento de los sevillanos expulsados del mercado de trabajo se quedaron en los estudios secundarios y un 18,04 por ciento, en los universitarios, mientras que el 10,6 por ciento tenía incompletos los primarios, y el 5,22 por ciento sí los terminó pero no pasó a fases superiores. Y por último, un 0,88 por ciento carecía de estudios.

¿Cómo se distribuye el desempleo por sectores económicos en la ciudad? El 68,38 por ciento de los parados sevillanos se encuadraba en los servicios (los interinos de las administraciones públicas, trabajadores del comercio, la restauración y la hostelería, empleados de los servicios profesionales, etcétera), frente al 9,22 por ciento de la construcción, el 6,15 por ciento de la actividad industrial, el 1,79 por ciento de la agricultura y el 14,47 por ciento del colectivo sin empleo anterior –incluye a quienes tratan de acceder por primera vez al mercado de trabajo aunque también a los parados de muy larga duración–. Una aclaración: hablamos de porcentajes respecto a la bolsa total de los desempleados, no que el campo coseche la menor sangría laboral.

Y llegamos a los contratos. En marzo pasado se firmaron 29.836. El 82,76 por ciento se rubricó en los servicios –el 92,51 por ciento en el caso de los contratos a mujeres–, el 7,98 por ciento en la construcción –13,8 por ciento entre los hombres, el 4,84 por ciento en la industria y el 4,42 por ciento en la agricultura.

Si echamos la vista atrás, a marzo de 2014, es decir, justo un año antes, estos porcentajes apenas revelan variaciones. Sí cuando nos retrotraemos al mismo mes de 2008, cuando la crisis económica todavía no hacía estragos, aunque ya era incipiente. Entonces, el nivel de contrataciones para el sector servicios ascendía al 79,38 por ciento, al 3,91 por ciento para la industria, al 11,76 por ciento en el ladrillo y al 4,95 por ciento en el campo. Menos albañiles, más camareros y repunte de operarios con mono, los industriales.

No en vano, el elevado porcentaje del 82,76 por ciento de contratos absorbidos por los servicios no tiene por qué asignarse a la Semana Santa, que cayó este año en marzo: en septiembre pasado, sin los grandes fastos, superó el 83 por ciento.