Crónicas dominicales

Tiempo para hallarse a uno mismo y pensar en lo que pasa

Recibimos frases lindas a diario con las que cambiar el mundo y a nosotros mismos. El humano representa una lucha entre lo que es y lo que quisiera ser. Este tiempo de fresquito y de lluvias donde anochece antes, es propicio para pensar, el mejor libro de autoayuda es uno de filosofía

13 nov 2022 / 04:00 h - Actualizado: 13 nov 2022 / 04:00 h.
"Crónicas dominicales"
  • Karl Marx.
    Karl Marx.

Me atrevo a decir que gran parte de los acontecimientos que aún hoy observamos en el mundo se relacionan estrechamente con el conocidísimo párrafo que el diablo -aunque genio- Karl Marx anotó en su obra Contribución a la crítica de la Economía Política:

En la producción social de su vida, los hombres contraen determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción que corresponden a una determinada fase de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se erige una superestructura política y jurídica y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social, política y espiritual en general. No es la conciencia de los hombres la que determina su ser, sino, por el contrario, su ser social el que determina su conciencia. Al llegar a una determinada fase de su desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad chocan con las relaciones de producción existentes o, lo que no es más que la expresión jurídica de ésto, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allí. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas suyas. Y se abre así una época de revolución social.

El dios Mercado lo abarca todo, desde la apropiación de la camiseta del Che Guevara hasta el perfume más delicado, casito todo ello acompañado de sexo, sexo y más sexo. Pero, ¿sabe dónde va ese dios terráqueo? ¿O ha contraído “determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad”? Necesarias porque el humano no es un ser social sino individual, se une a otros no por amor ni por solidaridad sino por egoísmo, para poder sobrevivir. El que ama más, pierde, afirma Hegel en su dialéctica sobre el amo y el esclavo, consúltela en audiovisual y en clase magistral aquí. Quien más teme, es absorbido por el otro, el que no se entrega tanto al temor. El esclavo, con su actividad, acaba por crear la cultura, lo que sucede es que esa cultura lo va a determinar, según Marx.

Marx apuesta por el esclavo para salvarlo y se equivoca ahí porque la cultura que pueda haber creado el esclavo va a ser absorbida por la burguesía. Marx subestimó a la burguesía, los acontecimientos demuestran que la burguesía, con todos sus defectos y crueldades más todos sus aciertos, sigue ahí, mientras que el esclavo-proletario lo que desea es ser burgués, no cambiar esencialmente la base del mundo sino que la apropiación y mercantilización de la cultura por parte de “los ricos” -que no estaban ociosos como creía Hegel- ha seducido al “esclavo” como ahora lo seduce el mundo tecnológico, la sociedad tecnocrática, que diría José María de los Santos. Lo que ha ocurrido a la vez es que los objetos que se derivan de la cultura y la producción de los humanos los están poseyendo en sus conciencias. “No es la conciencia de los hombres la que determina su ser, sino, por el contrario, su ser social el que determina su conciencia”.

Hay otra parte de este párrafo de Marx que puede afectar al futuro de China, un país dos sistemas. “Al llegar a una determinada fase de su desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad chocan con las relaciones de producción existentes o, lo que no es más que la expresión jurídica de ésto, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allí. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas suyas. Y se abre así una época de revolución social”.

En 2018 y años sucesivos, uno de los grandes conglomerados comunicacionales del mundo era y es chino y no del Estado sino de propiedad privada. Se llama Tencent Holdings. Lo fundó en 1998 el magnate Ma Huateng (más de 60.000 millones de dólares de patrimonio en 2021) y es una empresa multinacional tecnológica china cuyas subsidiarias proveen productos y servicios de internet, desarrollan inteligencia artificial y ofrecen servicios de publicidad. Sus ventas superan con creces a todo el presupuesto de la Junta de Andalucía que para 2023 es de unos 45.500 millones de euros, el mayor de su historia. Los ingresos de Tencent suelen rondar los 90.000 millones de dólares. Como es lógico, al margen de sus simpatías hacia el régimen chino, Ma Huateng se ha aliado con otros millonarios chinos y no chinos. Tencent cuenta con accionistas de la talla de JP Morgan Chase (USA) y Naspers, un conglomerado mediático sudafricano.

¿Hasta cuándo soportarán estos señores las “órdenes” de Xi Jin Ping? No olviden el postulado de Marx: “Al llegar a una determinada fase de su desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad chocan con las relaciones de producción existentes”. Hay que seguir este asunto en los próximos lustros con toda atención porque un país como China que se inspira en Marx no es marxista en este asunto. Ahí puede estar la semilla de su propia crisis futura.

Por tanto, las estructuras de propiedad, la riqueza y los elementos que creamos y que la conforman, influyen en nuestra conducta. Repito, con Marx, que “los hombres que desarrollan su producción material y su intercambio material cambian también, al cambiar esta realidad, su pensamiento y los productos de su pensamiento”. Al contrario de lo que nos invita a pensar el llamado libre albedrío, en efecto, “no es la conciencia la que determina la vida, sino la vida la que determina la conciencia”. Y si no están de acuerdo con esta máxima, no tienen más que observar a su alredededor, por ejemplo, cómo el famoso amor entre hermanos se rompe ante una simple herencia, llegando incluso al odio, o cómo el cambio de la condición socioeconómica de un ser humano produce un cambio en su carácter. Se libra una minoría de ser “poseído” por una nueva situación creada por la especie a través de los siglos, el empresario totalmente honesto y justo puede que sea devorado por el que ofrece una aptitud más inflexible y dura aunque todo sea legal.

Los medios de comunicación suelen estar en manos de los segmentos más poderosos del mercado o de cualquier otra estructura de poder, de ahí que, sobre todo en el mundo mercantil y atendiendo de nuevo a los postulados de Marx, “las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en cada época; o, dicho en otros términos, la clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad es, al mismo tiempo, su poder espiritual dominante. La clase que tiene a su disposición los medios para la producción material dispone con ello, al mismo tiempo, de los medios para la producción espiritual, lo que hace que se le sometan, al propio tiempo, por término medio, las ideas de quienes carecen de los medios necesarios para producir espiritualmente”.

¿Se han fijado en cómo nos gusta imitar a los ricos viviendo por encima de nuestras posibilidades, “tirando la casa por la ventana” para luego arrepentirnos? ¿Es eso pensado y consentido por nosotros libremente? ¿O es todo lo contrario de lo que nos propone el budismo para estar más sosegados en la vida? Ir contra nuestra conciencia puede producir dolor anímico o real. El budismo defiende la idea de que es posible acabar con el sufrimiento, pese a que éste sea una parte ineludible de la vida. Porque, aunque la vida traiga por sí misma dolor, no estamos condenados a padecerlo pasivamente. Aceptar el dolor no significa resignarse a sentirlo. El budismo plantea que este nace del deseo y que, por lo mismo, aprender a renunciar al deseo es la vía expedita para acabar con el sufrimiento. Tal aprendizaje conlleva el uso de la conciencia y de la consciencia. ¿Qué es por tanto la conciencia, para Marx? “La conciencia no puede ser nunca otra cosa que el ser consciente, y el ser de los hombres es su proceso de vida real”.

El hecho de desarrollar la consciencia va unido a tener las necesidades vitales cubiertas, como diría Malinowski. Sentencia Marx: “para vivir hacen falta ante todo comida, bebida, vivienda, ropa y algunas cosas más. El primer hecho histórico es, por consiguiente, la producción de los medios indispensables para la satisfacción de estas necesidades, es decir la producción de la vida material misma”.

Para llevar a cabo esta producción social con vistas a cubrir necesidades básicas el sujeto humano llega a “auto-vejaciones” ostensibles. Sostiene José Luis Sampedro: “Es asombroso que la Humanidad todavía no sepa vivir en paz, que palabras como 'competitividad' sean las que mandan frente a palabras como 'convivencia'. El sistema actual está dominado por otras tres palabras mágicas: Productividad, Competitividad e Innovación, que deberían ser sustituidas por Repartición, Cooperación y Recreación”. ¿Cuántas veces creemos que no estamos viviendo como quisiéramos? Sampedro afirma: “Este mundo está traicionando a la vida. ¿Tenemos mucho tiempo libre para vivirnos, o pedimos constantemente que nos vivan? ¡no hemos aprendido a vivir!”.

Y añade el sabio economista y novelista: “Nos educan para ser productores y consumidores, no para ser hombres libres. La opinión pública está influida por los medios de comunicación y los medios están en manos de quienes mandan y los que mandan favorecen a los que dicen lo que a ellos les conviene y borran todo lo que no les conviene. Así que la opinión pública es, sobre todo, opinión mediática”. Conseguir un pensamiento libre en la sociedad actual es difícil porque la democracia está pervertida y secuestrada. No me interesa la felicidad. Me basta con estar bien conmigo mismo. La clave es el desarrollo interior de cada uno, y no el exterior.