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Entre las actividades que realizan los voluntarios de La Caixa está un variado abanico de acciones dirigidas a niños en situación de vulnerabilidad. / El Correo -
El llamado Business in the Community o voluntariado corporativo tiene como finalidad facilitar la movilización de talento, tiempo y energía de la plantilla de una empresa a favor del desarrollo social de las comunidades donde opera. Cada vez son más empresas las que lo promueven dentro de sus políticas de Responsabilidad Social Corporativa para mejorar la comunicación interna, el clima laboral, motivar y fidelizar a los empleados promoviendo el trabajo en equipo y la cultura corporativa, mejorar la imagen de la empresa ante la sociedad y aportar valor a ésta. Eso sí, todas estas actividades tienen que ser siempre voluntarias.
Un ejemplo es el programa de la Obra Social La Caixa. Tras once años en marcha, en Sevilla ya son 508 los empleados en activo, jubilados, familiares y amigos los que, en su tiempo de ocio, participan en 73 actividades solidarias, 31 más que el año pasado, con colectivos en situación de vulnerabilidad. En lo que llevamos de 2016, estos voluntarios han atendido a más de 4.300 personas en la provincia.
Uno de ellos es Antonio Ferrero. Este sevillano tiene 45 años, de los que 21 ha estado trabajando en La Caixa. Hace tareas de voluntario desde hace ya una década, prácticamente desde que arrancó el programa. Ferrero, director de oficina bancaria, realiza un amplio abanico de actividades, desde dar cursos sobre el mundo financiero a personas de barrios desfavorecidos hasta acompañar a una profesora de yoga que da clases en la cárcel hispalense.
«En las Tres Mil Viviendas, por ejemplo, he participado en cursos en los que se le explica a la gente, a jóvenes sobre todo, desde cómo se abre una cuenta bancaria hasta cómo pueden ahorrar, cómo planificar sus gastos y cómo gestionar sus recursos, aunque sean pocos», explica Ferrero.
En función de los intereses, las posibilidades y los perfiles de los voluntarios, las actividades en las que participan son muy variadas y pueden desarrollarse de forma puntual o continuada, lo que aporta flexibilidad y permite la participación de los voluntarios en función del tiempo del que disponen.
Entre las iniciativas impulsadas por La Caixa se encuentran la promoción del deporte y la cultura entre la infancia en riesgo de exclusión social o con discapacidad; el apoyo a menores hospitalizados y sus familias; acciones solidarias a favor de las personas en situación de pobreza, como por ejemplo recogidas de alimentos; el voluntariado internacional; la reinserción social de colectivos que se encuentran en circunstancias difíciles, y las acciones de protección y mantenimiento del medio ambiente, entre otras.
Para Antonio Ferrero, una de sus actividades voluntarias preferidas es la de acompañar a las personas mayores. «Vamos –explica– a residencias un par de días a la semana, por las tardes, y damos compañía, charla, atención a los mayores. Otras veces los llevamos a Sevilla de ópera en el Mercado del Arenal».
Además, este director de oficina disfruta «llevando a los niños en exclusión social al circo, cuando viene a Sevilla, o a ver alguna exposición». Y en estas actividades, da su experiencia y tiempo a quienes lo necesitan, pero también recibe. «Y mucho»
Mediante actividades en grupo y familiares se fomenta la cohesión, la transmisión de valores, la solidaridad, la participación, la responsabilidad, el compromiso y la conciencia social. Y es que los voluntarios suelen destacar que, gracias a su participación, «dan a quienes lo necesitan, pero reciben todavía más».
En el territorio nacional hay más de 8.900 voluntarios que colaboran en estas acciones altruistas del programa de La Caixa, que tiene 35.000 empleados en todo el grupo.