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Turno de noche

Dormir cuando todos viven, trabajar cuando todos duermen. Al revés, así es el día a día de las personas que trabajan en el turno de noche

02 oct 2016 / 08:54 h - Actualizado: 02 oct 2016 / 19:48 h.
"Sevilla, abierta 24 horas"
  • Trabajadores del Obrador Horno Las Doncellas. / José Luis Montero
    Trabajadores del Obrador Horno Las Doncellas. / José Luis Montero
  • Un 30 por ciento de la población adulta padece algún tipo de trastorno del sueño. / El Correo
    Un 30 por ciento de la población adulta padece algún tipo de trastorno del sueño. / El Correo Alberto Cabello

Cada día, Jesús entra a trabajar a las 3 de la mañana. Lo hace para que a primera hora los más madrugadores puedan llevarse su pieza de pan. Trabaja cuando todos los demás duermen y no conoce otro horario, pues desde que tenía 14 años su vida laboral se cuece en un horno de pan. Ahora es el encargado de obrador de una de las pocas panaderías de Sevilla que mantienen el encanto de obrar por la noche, la de Las Doncellas. Dice que será porque lleva 40 años con ese turno, pero que para él, trabajar de noche no le ha supuesto ningún impedimento. De hecho, le gusta porque tiene «más libertad que cualquiera para ir y venir».

Pero Jesús es la excepción que confirma la regla. Mariló es enfermera y como tal su vida no se mide por horas, sino por turnos. Desde hace un año trabaja en el maternal del Virgen del Rocío. Sus turnos son de doce horas y cuando le toca el de noche, lo hace de 8 de la tarde a 8 de la mañana. Mariló acepta sus turnos porque está en su condición de enfermera pero sostiene que trabajar en ese horario «te influye en los insomnios, en el tránsito, te cambia todo el metabolismo y hasta te cambia el humor». De hecho, asegura que el primer día que trabaja en ese turno no suele acostarse.

Miguel también sufre «este tipo de trastornos». Trabaja por turnos en la sala de emergencia del 112, y entre cinco y siete días al mes lo hace entre las 23.00 y las 7.00 horas. Es precisamente la rotación de turnos –mañana, tarde, noche– lo que más le afecta. Sobre todo cuando el turno de noche coincide con el fin de semana, porque son tres días seguidos con ese horario, «lo que deja hecho polvo», sostiene. Miguel asegura que no es tanto por aguantar los tres días, sino cuando te tienes que adaptar otra vez al trabajo, «ya que es cuando aparecen los problemas de insomnio». Se trabaja en el turno de noche y durante el fin de semana, ya que son tres días seguidos con ese horario». El verdadero problema: «Nunca tienes una rutina». Por eso la mayoría de la gente se medica; él, por ejemplo, toma melatonina.

Viven al revés, y esto también afecta a las relaciones personales, asevera Miguel. «Estás mucho más irascible y hay que ser consciente de eso», puntualiza.

A esto se añade que en las emergencias de noche prima el nerviosismo: peleas, suicidios, situaciones en las que las personas que llama suele estar más nerviosa de lo normal... «Esto implica un desgaste emocional», insiste Miguel. Por eso, desde su sector, demandan un sistema de descansos más apropiados, y que no se considere descanso las 24 horas siguientes a un turno de noche «porque cuando realmente empiezas a vivir es a partir de las siete de la tarde, cuando te levantas».

El Instituto Nacional de Seguridad e Higiene recoge en un documento una serie de notas técnicas de prevención para mejorar las condiciones de los trabajadores a turnos o nocturnos. Entre ellas que los turnos de noche y de tarde nunca sean más largos que los de mañana; facilitar comida caliente y equilibrada; evitar el trabajo nocturno continuado a partir de los 40 años; reducir, en lo posible, la carga de trabajo en el turno de noche; o anticipar el calendario con la organización de los turnos, entre otros. Una serie de recomendaciones que las empresas no suelen cumplir «porque lo que prima es el beneficio de las empresas», subraya Miguel.

La secretaria de salud laboral de CCOO Sevilla, Pilar Moreno, es clara a este respecto: «La ley exige una organización más saludable y justa, pero esto no se cumple. De hecho, la mayoría no tiene hecha la evaluación de riesgos y los que la tienen no la llegan a desarrollar». Por ello cree que «habría que pedir y obligar a las empresas a que hicieran esta evaluación y a que la apliquen; y si no quieren ejecutarla a través de la inspección de trabajo, aunque el problema es que a esta le faltan medios».

En cuestión al plus nocturno, Moreno insiste en que «no se trata de cambiar dinero por salud, sino que el objetivo es que el trabajador esté en un entorno saludable». No obstante es franca y reconoce que no hay mucha diferencia entre un trabajo nocturno y uno diurno, y no está bien pagado.

La clave para que el nocturno sea un turno con menores riesgos, desde CCOO apuntan que es crucial «la organización del tiempo de trabajo, las pausas, el ritmo de trabajo, la repetitividad, e incluso el diseño del puesto de trabajo y el entorno ambiental».

LOS RIESGOS DEL TURNO DE NOCHE

Un estudio del sindicato andaluz de enfermeros Satse desgrana los mayores riesgos a los que están expuestos los trabajadores con turnos rotatorios o nocturno. Así apunta que...

Alteraciones biológicas. Este tipo de turnos, además, produce alteraciones en el equilibrio biológico de los que los realizan, y rompe los ritmos circadianos –que regula las funciones fisiológicas– normales, lo que supone un peligro para la salud.

No conciliación familiar. Una de las mayores trabas cuando una persona trabaja de noche es la conciliación con la vida personal y familiar, lo que produce problemas de convivencia.

Incrementa la siniestralidad. Según este estudio, el mayor número de accidentes laborales se produce entre las 12 de la noche y las 6 de la mañana. El motivo: la falta de atención y la disminución del estado de alerta.

Deterioro de la salud. El estudio se hace valer de otros informes que señalan que los profesionales que trabajan en turnos y por las noches empiezan a evidenciar problemas de salud a partir del quinto año en estos turnos, en porcentajes mayores que el resto de la población.

Menor rendimiento. Cuando una persona trabaja a turnos o por la noche, el rendimiento y la productividad menguan.

«Creí escuchar una voz que me decía: Macbeth, tú no puedes dormir, porque has asesinado al sueño. Perder el sueño, que desteje la intrincada trama del dolor, el sueño, descanso de toda fatiga: alimento el más dulce que se sirve a la mesa de la vida». Carlos, profesor de literatura, ha encontrado en la obra de William Shakespeare la mejor manera de describir lo que le sucede cada vez que apaga la luz e intenta dormir: «Me han asesinado el sueño». Desde hace seis años tiene muchísimos problemas para conciliar el sueño y ha adaptado su vida a un compañero de viaje que le acompaña desde el mismo momento en que cierra los ojos, el insomnio.

La Sociedad Española de Neurología (SEN) calcula que un 30 por ciento de la población adulta padece insomnio transitorio. El trastorno del sueño se considera crónico cuando se alarga más allá de los seis meses y afecta a un 15 por ciento de los españoles adultos. «Dormir, duermo, pero poco y mal. En épocas de estrés es cuando más se agudiza, pero he tratado de seguir unas pautas y rutinas para tratar que no afecte a mi vida normal. Hay noches en las que me cuesta mucho dormir, otras en la que me desvelo a mitad de la noche y ya me resulta imposible descansar».

«Tengo insomnio diagnosticado desde los 19 años, asociado a problemas neurológicos, sistema nervioso y ansiedad. El insomnio significa que no duermes, estás cansado, tienes sueño, pero no logras conciliar el sueño. Pasas la noche en blanco, y la siguiente y la siguiente. No sirve leer, no sirve ver la tele, no sirve contar ovejas. Para mí el insomnio significa dormir dos horas en una buena noche, 45 minutos o no dormir nada», explica Daniel.

Mientras que para muchas personas la noche significa ocio, diversión y relax, para otras es el momento en el que se inicia una batalla psicológica para tratar de dormir el mayor tiempo de horas posibles. «El tiempo, el reloj. Ambos se convierten en tus mayores enemigos cuando empiezas a no dormir bien. Te obsesionas por las horas en las que has o habrás dormido, el tic tac se mete en tu cabeza y te martillea. Desde hace mucho tiempo no hay un tic tac en toda mi casa», relata Carlos. «El insomnio incrementa las sensaciones: el ruido del silencio. Es insufrible, escuchas todo, hasta lo más nimio, y pronto crees que incluso la oscuridad es demasiado luminosa», cuenta Daniel.

Unos 700 sevillanos acuden al año a la Unidad del Sueño del hospital Virgen del Rocío de Sevilla. En el momento en que empiezan a ser tratados reciben lo que se llaman «pautas de higiene del sueño». A partir de estas normas, el paciente aprende, por ejemplo, que no es bueno practicar ejercicio físico de noche (puesto que activa el organismo), que leer en la cama no es una costumbre beneficiosa si se tienen problemas para dormir o que pasados 15 minutos sin conciliar el sueño es mejor levantarse y propiciar una nueva atmósfera de relajación antes que dar vueltas en la cama. La doctora Georgina Botebol de la Unidad del Sueño del centro sevillano ha publicado un ebook con el sugerente título de Haz las paces con tu insomnio. Botebol abre el debate sobre si este trastorno debe o no ser medicado, y su planteamiento parte de la base de que cualquier tratamiento debe ser puntual. «Durante los dos primeros años traté de combatirlo por mi cuenta o acudiendo al médico, que me recetaba infinidad de historias (infusiones, masajes, pastillas, muchas pastillas). Luego te sugieren «otras pastillas», que no están recetadas, pero que te dejan catatónico. Éstas ayudaban a dormir, pero el cuerpo no descansaba. Me levantaba con los mismos dolores de cabeza que cuando no dormía», asegura Daniel.

«¿Sevilla de noche? Sevilla de noche para mí es lo que veo a través del balcón de mi salón cuando me paso mucho tiempo en vela. Salvo en verano, que puedo relajarme algo más, el resto del año procuro a partir de las siete o las ocho bajar el ritmo. Mis amigos suelen decirme que entro en modo unplugged (desenchufado)», bromea Carlos. «Estoy seguro que muchas veces me duermo sin darme cuenta y sueño que estoy despierto. Y cuando de verdad despierto creo que no he dormido», plantea.

¿Y las relaciones personales? « Claro que afecta a tus relaciones, estás más irascible, hiperactivo por las mañanas, derrotado por las noches. El mayor error del insomne es tratar de aprovechar el tiempo en el que deberías estar descansando (leer, levantarte, comer –el insomnio genera obesidad–). Cuando no duermo, estoy tumbado, respirando despacio, desnudando poco a poco mis pensamientos...», reflexiona Daniel.

La melatonina es una hormona producida por la glándula pineal. Al caer la noche, las señales neuronales que conectan la retina y el sistema nervioso central con la glándula producen una liberación de noradrenalina que induce la transformación de la serotonina en melatonina, la cual se secreta a la sangre y al líquido cefalorraquídeo. El sueño inducido por esta hormona es un sueño normal, no es como el producido por una droga del tipo benzodiacepínico ni nada parecido, simplemente provoca un sueño normal. Habitual en Estados Unidos, en España su comercialización se aprobó en el año 2013.