Crónicas empresariales

Un empresario de narices

El director ejecutivo de Tesla, Elon Musk, se somete a varias pruebas del virus Covid-19 en un día, unas dan positivo y otras negativo, es un empresario de narices

15 nov 2020 / 04:00 h - Actualizado: 15 nov 2020 / 04:00 h.
"Crónicas empresariales"
  • Elon Musk. / EFE
    Elon Musk. / EFE

En una información del pasado día 13 leo en RT que el director ejecutivo de Tesla, Elon Musk, ha explicado en un tuit que se ha sometido a cuatro pruebas de covid-19 en un mismo día, y que ha dado positivo en dos de ellas. Musk precisó que fue "la misma máquina, la misma prueba, la misma enfermera".

Claro, si aparece un magnate de estas características afirmando estas cosas es lógico que el personal sienta inquietud por todo, incluyendo la efectividad de las vacunas que vienen de camino a 80 grados bajo cero. Los ciudadanos saben que Zamora no se tomó en una hora, se informan y hablan con los profesionales de la Sanidad que no te van a asegurar nunca que las vacunas por llegar son eficaces porque se han elaborado contra reloj, fuera de toda lógica científica, de todo método con total rigor académico. Los ciudadanos han sido testigos de situaciones normales en la investigación pero que por el momento tan especial que vivimos se han expuesto públicamente: gente que enferma o muere en los ensayos y, aunque a lo mejor no sea para dramatizar tanto, la ciudadanía lo hace porque así funciona el cerebro humano, huyendo de los posibles riesgos para su supervivencia.

Se supone que un peso pesado de la empresa y del poder como es Musk debe poseer información privilegiada y de ahí que su “experimento” pueda crear aún más confusión en los contribuyentes, en mayor medida si el propio Musk concluye tras aplicárselas que tiene dudas sobre la precisión de las pruebas, al tiempo que denuncia misteriosamente que "algo extremadamente falso está sucediendo". Una muestra de la confusión social es que el tuit provocó un acalorado debate en la red social, donde algunos usuarios acusaron al multimillonario de "irresponsable" al sugerir que las pruebas de covid-19 no son fiables. Desde luego, en su persona no eran fiables. A mí me aplicaron una prueba serológica por orden de la Junta de Andalucía en mi calidad de profesor de la Universidad de Sevilla. “Oigan -pregunté a las sanitarias cuando me pincharon el dedo, maldita sea- ¿cuándo me dicen el resultado?”. “Eso ya, como sea positivo lo llamamos enseguida, si en una hora no lo hemos llamado es que no pasa nada”.

No me llamaron, pero yo me preguntaba por la eficacia real de aquello: sí, menos da una piedra y el reconocimiento va muy bien para estadísticas, prevención e imagen ante la población pero simplemente de vuelta a mi casa podía haber agarrado el virus. Es que estamos ante un animal tremendamente listo, con una capacidad de supervivencia que me llama la atención como lego en la materia.

¿El “bicho” de las mil caras?

Recientemente leí en Abc (12/11/2020) un texto de José Manuel Nieves que volvió a levantar en mí un nuevo asombro: “Un equipo de investigadores capitaneado por el bioinformático Chase Nelson, del Museo Americano de Historia Natural, ha descubierto un misterioso y nuevo gen oculto en el genoma del virus responsable de la pandemia de Covid-19. El nuevo gen, identificado como ORF3d, había conseguido hasta ahora escapar al escrutinio de los científicos, que lo habían pasado por alto”.

Se trata de lo que se llama un «gen superpuesto», una especie de «gen dentro de un gen» que permanece oculto en una cadena de nucleótidos gracias al modo en que se superpone a las secuencias codificadas de otros genes. “Queda por determinar -dice el texto de Abc- cuál es la función específica de este nuevo gen, pero los investigadores creen que el mero hecho de no haberlo detectado hasta ahora supone un «punto ciego grave» en nuestro conocimiento del virus”. Esto se afirma después de que nos han hecho saber que “los virus son bastante propensos a albergar genes superpuestos, que resultan difíciles de identificar ya que los sistemas de escaneo genético, programados para identificar genes individuales, suelen pasarlos por alto”. En cuanto al gen superpuesto del Sars Cov-2, sostienen sus descubridores que “su acción específica podría ser totalmente inofensiva, pero también todo lo contrario”.

Estos datos deben ser conocidos por los ciudadanos y aun así es lógico que originen desconfianza en las vacunas futuras con una pregunta simple aunque tal vez sea errónea porque se nos escapen algunos elementos a considerar: ¿cómo creer en la efectividad real y poderosa de las vacunas con un virus tan mutante que posee armas escondidas para sobrevivir? Y otra pregunta: ¿cómo creer firmemente en unas vacunas que la gente está viendo más como una carrera de obstáculos empresarial y política para ganar dinero o bien influencia y votos, con unos científicos presionados y tal vez agotados, que como una colaboración de la Humanidad contra un enemigo común? Y la pregunta definitiva, si los virus se comportan así y nos anuncian la llegada futura de otros, ¿cómo nos vamos a defender? ¿Qué va a ser de nosotros?

Beneficios monetarios consistentes

Mientras nos quedamos con estas interrogantes en la cabeza, tenemos a Musk que con sus experiencias en propio cuerpo y su nariz de hierro mostró aún más escepticismo sobre el proceso de prueba en los siguientes mensajes que envió a las redes sociales. Así, cuando un internauta sugirió que el aparente falso positivo de Musk ilustra por qué los países están viendo "picos" de la enfermedad, el director ejecutivo de Tesla respondió: "Si me está sucediendo a mí, les está sucediendo a otros".

Lo más sabroso de la información a mi juicio, fueron estas ideas: “El multimillonario -que se ha sometido a otras pruebas de laboratorio cuyos resultados espera- también se mostró de acuerdo con un comentario que señalaba que los beneficios monetarios que reportan las pruebas "probablemente no son falsos y [son] muy consistentes".

Recuérdese que Elon Musk -físico, emprendedor, inventor y magnate sudafricano, nacionalizado canadiense y estadounidense- está considerado el fundador del fabricante de automóviles eléctricos con su marca Tesla. Musk ha detallado que está experimentando síntomas de un "resfriado típico" y "nada inusual hasta ahora". El empresario, de 49 años, ha criticado abiertamente la respuesta gubernamental a la propagación del virus. En su momento, denunció las políticas de confinamiento adoptadas en países de todo el mundo, argumentando que solo las personas en riesgo deberían ponerse en cuarentena "hasta que pase la tormenta". También recalcó que ni él ni su familia tienen previsto ponerse futuras vacunas contra el coronavirus una vez que estén disponibles, y afirmó que la respuesta a la pandemia ha "disminuido [su] fe en la humanidad".

Su nariz, nuestra nariz

A la vista de lo anterior y de todo lo que está viviendo cada persona, ¿cómo nos va a extrañar esa desconfianza en la gran empresa que ha conducido a que seis de cada diez españoles prefieran esperar un año para vacunarse de la Covid-19?

Sus maltratadas narices les susurran a millones de personas que algo huele raro en este asunto porque lo mismo han afirmado que las vacunas no estarían hasta la primavera de 2021 que al poco tiempo nos anuncian que llegan con Papá Noel e incluso antes. Sin embargo, es lo que hay y puede que haya que agarrarse a un clavo aunque esté ardiendo. De todas formas, seguimos teniendo una enorme responsabilidad social: mascarillas útiles, distancias, teletrabajo, telepedidos, poca vida social y muy controlada por nuestra parte, ventilación e higiene. Musk que ejercite su nariz todo lo que quiera pero nosotros intentemos evitar que nos sigan hurgando en la nuestra.