Un terremoto con efectos colaterales

Empleo indirecto. La crisis de Abengoa trastocó las cuentas de miles de pequeños y medianos proveedores

29 dic 2016 / 09:07 h - Actualizado: 29 dic 2016 / 09:10 h.
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  • Laboratorios de Abengoa, que también desarrollaba un motor con combustible de hidrógeno. / Antonio Acedo
    Laboratorios de Abengoa, que también desarrollaba un motor con combustible de hidrógeno. / Antonio Acedo

Una tragedia. Así calificaron los proveedores el terremoto que sacudió los pilares económicos de Sevilla y su provincia. Una catástrofe en forma de preconcurso de acreedores que ya cuando surgió hizo prever «graves repercusiones» económicas y también sociales por el empleo que arrastra.

Desde ferreterías hasta empresas de mecanizados, consultorías, energías renovables, ingenierías, compañías de seguridad, de hierros y aceros. La lista de proveedores de la multinacional sevillana es muy larga, tanto que según la Asociación de Proveedores y Subcontratistas del grupo de empresas Abengoa (Aprosab), su crisis ha afectado, sólo en Andalucía, a 1.200 empresas con una media de seis trabajadores. En total, 7.200 familias andaluzas pendientes del resurgir de Abengoa, además de las 17.317 familias de los trabajadores de plantilla que el grupo tiene repartidos por todo el mundo, alrededor de 4.000 en Sevilla.

Algunas de estas firmas proveedoras han visto peligrar hasta un 40 por ciento de su facturación y muchas ya empezaron a asumir que «nunca cobremos parte de los pagos pendientes». Para muchos la noticia fue toda una sorpresa, para otros no tanto porque «llevábamos tiempo viendo carencias de financiación». «No teníamos con ellos problemas de pago, pero cada vez respondían más tarde. Primero era a los 90 días, luego a los 180 días y, desde no hace mucho, a los 240 días o más», explica un empresario sevillano que no quiso publicar su nombre.

Según las cuentas de Abengoa entre enero y septiembre de 2016, el importe total de proveedores y otras cuentas a pagar vencido y no pagado (principal e intereses) asciende a 848 millones de euros. A esto hay que sumar proveedores vencidos y no pagados de sociedades mantenidas para la venta por 255 millones. En total, por tanto, 1.103 millones. Una cifra que supera la facturación de la multinacional en los nueve primeros meses del año: 1.043 millones.

La cifra de facturas sin pagar prácticamente se ha duplicado desde los 604 millones que reconocía a 31 de diciembre del último ejercicio y las reclamaciones judiciales por deudas vencidas e impagadas se han disparado también en 2016, hasta sumar 260 millones.

El pasado mes de abril, la Asociación de Proveedores y Subcontratistas del grupo de empresas Abengoa anunció que estaba negociando con Abengoa una reducción de la quita de la deuda de dicho colectivo, que podría llegar a la mitad, esto es, pasar de una quita del 60 al 30 por ciento, todo ello a cambio de ampliar los plazos de pago y devolución de dicha deuda. Sin embargo, aún no se ha concretado nada.

«Nosotros tenemos facturas pendientes y supongo que costará trabajo cobrarlas, pero para nuestra compañía no es un desastre insalvable, sí lo es para otras muchas», comenta el gerente de una ingeniería de gestión sevillana, quien vaticinó que los bancos pedirán a Abengoa «que vuelva al negocio más clásico de instalaciones». «Las renovables –defendió– no dan dinero. El coste de producción es mayor que el precio de mercado. El negocio por sí de las renovables no es rentable, se necesitan muchos años o la subida del precio del petróleo para que lo sean».

Sin embargo, hay empresarios que están convencidos de que la multinacional sevillana «saldrá adelante como está planificado», por lo que «recuperará su poderío en unos años y, por tanto, volverá a ser imprescindible para el tejido industrial andaluz».

Desde la provincia sevillana, el propietario de otra de las firmas proveedoras, en este caso una fábrica de mecanizados, admite que suspendieron algunos pedidos y que «se me quedó material colgado». «Seguimos fabricando porque tenemos un pedido de una subcontrata suya, pero otro proyecto internacional lo paralizaron». En su caso, entre un 30 y un 40 por ciento de la facturación dependen de filiales o de la propia Abengoa, de ahí que admitan tener «un serio problema», indican desde esta firma de mecanizados. Y es que es raro que alguna de las empresas del metal de Sevilla no tenga vinculación directa o indirecta con Abengoa.

Otro empresario, que tampoco quiere publicar su nombre, asegura que «los fondos de inversión extranjeros quieren rentabilidad y no les tiembla la mano a la hora de desmembrar una compañía y, por supuesto, reducir costes y, con ello, empleos», denuncia tras indicar que la multinacional fundada en 1941 por la familia Benjumea «realizó operaciones demasiado arriesgadas sin resolver la financiación». En su opinión, a los Benjumea se le fue de las manos la compañía y ésta cayó en la red de los intereses de bancos e inversores.

«Todas las grandes tienen problemas, pero no me lo esperaba porque tienen una cartera de contratos internacionales tremenda, nunca tuvimos problemas con sus pagos y no podemos hablar mal de su gestión», sostuvo este empresario después de subrayar que «el desastre de Abengoa arrastrará a muchísimas empresas y trabajadores de Utrera». «Con esa tecnología e innovación, puntera en todo el mundo, es increíble que hayan pedido el preconcurso de acreedores. No me lo esperaba. Los bancos cada vez quieren más. Ahora es cuando los políticos tienen que estar ahí para buscar soluciones», apostilla este empresario del metal.