Cualquiera que sin conocer su posición hubiese estado de espectador en San Pablo el domingo pasado hubiese llegado a la conclusión de que se trataba de un partido entre dos equipos de play off, y en cualquier caso, habría descartado a Baloncesto Sevilla como equipo inmerso en la lucha por la permanencia. Pero lo cierto es que los brillos de aquella exhibición ante Laboral Kutxa no pueden hacer olvidar sus altibajos de la temporada, y su capacidad para transformarse y sacar lo peor de sí mismo. Los buenos equipos que acuden a los objetivos de gloria abrazan un regularidad en el nivel medio-alto, que solo excepcionalmente abandonan.
Va a más el equipo de Casimiro, recompuesta su estructura con Hakanson y Jordan, a la espera de un último movimiento para hallar sustituto a Henton. Ha ganado consecutivamente en San Pablo sus tres últimos partidos (Fuenlabrada, Obradoiro y Laboral), dos de ellos equipos de play off. De las ocho victorias que le mantienen a tres de distancia de la zona de descenso, seis las ha logrado en casa. Hoy tendrá que volver a ofrecer su mejor cara para que llegue esa cuarta victoria seguida que le aproxime muchísimo al objetivo deportivo. Vuelve Aíto García Reneses con uno de los equipos brillantes de la temporada, quinto clasificado (balance de 15-8), subcampeón de la pasada Copa del Rey y cerca de repetir en la semifinales de la Eurocup un año después -ganó el miércoles en la ida a domicilio al Stelmet Zielona Gora polaco por 82-93- en busca de su segunda final consecutiva. Es quinto en la tabla y ostenta la quinta defensa (76.22), el quinto ataque (81.8) y en rebotes.
Un equipo, por tanto, muy sólido, aunque como todos da lo mejor en su pista. Aún así, ha ganado cinco partidos fuera: Bilbao, Murcia, Estudiantes, Manresa y Gipuzkoa. Cuenta con uno de los mejores pívots de la liga, el esloveno Alen Omic , con el que Ondrej Balvin debe librar un duelo clave y exigente. Hasta ocho de sus jugadores promedian entre 8 y 12 puntos, con un dúo de bases, Oliver y Pangos, notable.