Sergio Hurtado: la historia de un delantero inmortal

El carismático ‘9’, de 42 años, se ha enrolado en la AD Cerro de Alfonso Lozano, con la que ascendió a la Tercera División, después de un año inactivo. El ariete ascendió a la Tercera División con la AD San José y el Gerena.

20 dic 2017 / 10:02 h - Actualizado: 20 dic 2017 / 10:20 h.
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  • Sergio Hurtado (i), junto a Alfonso Lozano, su entrenador en la AD Cerro, y Gordi. / EDD
    Sergio Hurtado (i), junto a Alfonso Lozano, su entrenador en la AD Cerro, y Gordi. / EDD

El fútbol es una especie de religión para un zorro viejo del desierto que es sinónimo de talento y gol. De éxito y fiesta a ras de césped. Sergio Hurtado García, Sergio Hurtado (Sevilla, 23-9-1975), fue uno de los arietes más cotizados del mercado provincial a finales de la década anterior, en la que brilló con luz propia en la AD Cerro después de ser uno de los héroes del último ascenso del Gerena. En la Ruta de la Plata coincidió con José Juan Romero, a cuyas órdenes asaltó la aduana del grupo X de la Tercera División. El ‘9’ decidió cerrar su carrera el mes de junio de 2016 después de una efímera aventura en la UD Morón. Su nombre era símbolo pretérito cuando, de repente, respondió al teléfono. El emisor era Alfonso Lozano, el entrenador de la AD Cerro.

A principios de diciembre se calzó las botas y completó su primer entrenamiento en el bloque de Hytasa, con el que recuperó las sensaciones de su juventud cuando el pasado domingo pisó la hierba artificial del Adame Bruña de Dos Hermanas. Allí, en el hogar de la Peña Deportiva Rociera, regaló nuevas estampas para el recuerdo. En el banquillo hubo hasta bromas. «La primera que toques va para adentro», susurró alguien a apenas un palmo de aquel ‘9’ de instinto demoledor que se crio en la cantera del Real Betis Balompié y que fue santo y seña de la extinguida Peña Sevillista de La Oliva. De allí emigró al Palmete Recreativo y al Calavera, con el que debutó en la etapa sénior. Palmete CF, Montequinto, AD San José, con la que ascendió a la Tercera División, AD Cerro, donde repitió acceso a la última categoría nacional en 2003, Gerena, AD Nervión y UD Morón fueron los clubes en los que continuó forjando una leyenda que aún perdura en el tiempo.

Sus dos hijos y su mujer, Cristina, son su principal apoyo en un mundo en el que siempre escribió aventuras a sangre y fuego. «He dedicado mi vida a jugar al fútbol», confiesa. El pasado domingo, cuando ingresó en el césped con 42 años en el DNI y mil historias en la mochila, Sergio Hurtado recuperó su sonrisa característica. Allí, en uno de los terrenos de juego de la antigua e inmortal Regional Preferente, se retrató junto a otro compañero de fatigas en la trinchera de las gratificaciones por gasolina y bocadillos de chóped y queso en los eternos viajes al Valle de los Pedroches. Aquel escolta en la fotografía, José Antonio Lancho Alonso, Gordi, sonrió cuando el balón rodó de un área a otra. De madriguera a madriguera. Aquel refugio que Sergio Hurtado siempre supo profanar con una destreza especial y un gesto característico. El de un hombre gol inmortal.