Úbeda, el adiós más amargo del eterno capitán

El central se despide del Écija Balompié por motivos personales. Retornó a San Pablo procedente de la cantera del Sevilla en agosto de 2012

20 oct 2015 / 18:06 h - Actualizado: 20 oct 2015 / 18:09 h.
"El Otro Fútbol","Tercera División"
  • Úbeda trata de controlar el balón en el encuentro ante el Lucena. / Lucena Hoy
    Úbeda trata de controlar el balón en el encuentro ante el Lucena. / Lucena Hoy

Francisco Úbeda Arroyo (Écija, 23 de febrero de 1991) ha sido uno de los símbolos de la historia reciente del Écija Balompié, una entidad que abandonó ayer de forma oficial por motivos personales. Se despidió con palabras de sincero agradecimiento a una afición a la que entregó su cariño de manera incondicional desde que en el mes de agosto de 2012 retornara a San Pablo procedente de la cantera del Sevilla FC. En la Ciudad Deportiva José Ramón Cisneros forjó un carácter competitivo que explotó en el conjunto astigitano. «Me voy, pero quiero darle las gracias a la afición. No quiero que se hable mucho más del asunto». Fueron las palabras que ofreció con la sencillez y la honradez que caracterizaron a su periplo en la Ciudad del Sol.

Úbeda se crio en la Escuela de Écija, desde donde emigró a la cantera del Écija Balompié, donde brilló con luz propia antes de enrolarse en la fábrica del Sevilla FC. En Nervión creció, maduró y hasta entrenó con la primera plantilla en varias ocasiones. En el mes de agosto de 2012, y después de ser un pilar clave en el Sevilla C, Úbeda acudió al reclamo de su Écija para unirse al plantel que en aquel tiempo dirigía Miguel Rivera, ahora en el filial de la UD Almería.

En su primera campaña en el cuadro azulino, en el que aterrizó con 21 años, apenas participó en cinco encuentros como titular, aunque jamás valoró abandonar el club de la Calle José Herrainz. En su segunda experiencia, la del ominoso descenso a Tercera División, lució con carisma el brazalete de capitán y computó 34 partidos oficiales, dos de Copa del Rey. Ya en la última competición de ámbito nacional se erigió en uno de los hombres clave y ni una gravísima lesión de rodilla impidió que regresara a San Pablo, el lugar del que se despide con un discurso de sincero agradecimiento. «No olvidaré a esta afición», dice. Palabra de capitán