La matemática del gol

Sistemas de juego

Carlos Gómez gomezsanchez00 /
08 ago 2022 / 05:03 h - Actualizado: 07 ago 2022 / 10:35 h.
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Viajando a Uruguay y a más de cien años atrás, tiempo donde predominaban alineaciones con mayor número de delanteros que de centrocampistas y defensas, ya se puede comenzar a hablar del estilo nacional propiamente dicho. Kundera cuenta que había tres formas básicas de formar a los delanteros para inicios de la década de 1910. La primera, era en línea, y el equipo avanzaba pasándose el balón en horizontal, “ya que, con la antigua regla del fuera de juego, no podían dar pases hacia adelante”. La segunda es la delantera en ‘M’, con los extremos y el delantero centro en una línea y los dos interiores en segunda línea, entre ambos. “Los interiores recibían la pelota, repartían a las bandas, los extremos desbordaban y centraban. Así surge el delantero centro rematador”. Y la tercera es la delantera en ‘V’, en abanico. Los más adelantados son los extremos, y los interiores y el delantero centro, que era el más retrasado, eran los encargados de distribuir balones.

Durante las siguientes décadas continuaron predominando formaciones con mayor número de atacantes, cosa que se puede ver en las cinco finales de Copa de Europa que gana el Real Madrid en los años 50’, en las que el equipo sale con un 3-2-5. En la de 1966, tuvo un ligero cambio hacia el 4-2-4. Diez años más tarde, el Bayern de Múnich que sale campeón en el 75’, ya utilizó algo más parecido al 4-3-3.

Leonel Arregui, en referencia a esto, cuenta una discusión que ha habido siempre en su país, Argentina, entre “los de Menotti y los de Bilardo”, dos entrenadores casi contemporáneos que triunfaron con estilos contrarios. “Yo no creo que sean tan antagónicos, todo tiene que ver con el contexto, no tiene que ver tanto con una revolución individual del ser humano, porque todos buscan ganar, entonces, buscamos hacerlo con todas las herramientas que tengamos al alcance de nuestra mano”.

Particularmente, me gusta mucho el juego ofensivo y asociativo, donde el todo es más que la suma de las partes. Yo creo más en el colectivo que en el acecho individual, y quizás, con todo el dolor en el corazón, tengo que decir que sea la única cuestión mala que nos trajo Maradona a nuestra selección. Porque la figura del héroe, después, es muy difícil destruirla. No porque quiera destruir al héroe, sino por el hecho de decir: ‘el héroe no existe más, pero queremos encontrarlo en otro, y luego, en otro, y así’. Si lo colectivo fuese fuerte, no se necesitaría buscar al héroe”, reflexiona Leonel.

“Partimos de que los sistemas son algo dinámico, no fijo, y no es lo mismo tener un lateral como Roberto Carlos que como Maldini, son cosas distintas”, comienza Albert Morén. Afirma que desde los 90’ hasta ahora, se da primero un momento, en España, donde la mayoría de los equipos juegan un 4-4-2. “Eso lo explica Cruyff cuando llega al Barça, que una de las mayores razones por las que aplica un sistema con defensa de tres, es porque, al utilizar marcas individuales, si todos los equipos le atacan con dos, empareja a dos de ellos y le sobraba uno”.

A su parecer, la consecuencia de los éxitos de ese ‘Dream Team’ en España es el 4-2-3-1, que sí que se vio durante una década o más. “Doble pivote, media punta que es casi el único jugador que tiene libertad... Y, en defensa, dos líneas de cuatro muy juntas, defensa zonal, más apuesta por el contraataque que por jugar en campo contrario... A partir de los mediados de los 90’ hasta 2005-2006, esta formación en toda Europa tiene mucha popularidad”.

A partir ahí, argumenta que empieza a encajar muy bien el 4-3-3 gracias a los éxitos de Guardiola con el Barça. “A quien gana siempre se le copia y, a partir de esa etapa, muchos equipos, sobre todo los grandes, empiezan a encajar ese 4-3-3”.

“Al final, el dibujo te lo marcan los jugadores. Yo en eso no soy muy radical. No me gusta cuando se le da un valor absoluto al esquema como todo si todo fuera eso; pero tampoco soy muy partidario de cuando no se le da ningún valor. Evidentemente, los jugadores se mueven, son ellos los que deciden, pero yo creo que sí hay esquemas, dibujos, que facilitan determinados comportamientos”. Si se juega con 3 centrales, Albert normaliza que se pueda cargar el área y tener un jugador más en salida de balón; si se juega con un 43-3, lo normal es que se abra el campo con los extremos; si se hace con un 4-2-3-1, es que haya dos jugadores por banda...

Un aspecto muy interesante es el miedo hacia la asimetría que se suele tener en el mundo del fútbol, sobre todo por parte del espectador. “Los equipos no son simétricos, pero los dibujos que nombramos nos establecen equipos simétricos que después no funcionan así. Con el Barça de Valverde se montó la de Dios para saber con qué sistema jugaba, simplemente porque jugaba con un sistema asimétrico. Ese Barça jugaba con un 4-3-3, pero dos de sus delanteros jugaban en el centro. Entonces, como nos cuesta encajar que haya un delantero en la derecha, pero ninguno en la izquierda, automáticamente, lo rellenamos con otro. Se hablaba mucho de que ese Barça jugaba con 4-2-2, pero simplemente porque nos costaba entender que, en la banda izquierda, como extremo, no tenía a nadie. Tenemos mucha tendencia a buscar la simetría en los equipos, y no siempre funciona así”, analiza el periodista deportivo.

“El 4-2-3-1 es un sistema que, poco a poco, se ha ido perdiendo. Ya hay muy pocos equipos que jueguen así y sí lo hacen en 4-4-2, que hay diferencia. En el 4-2-3-1, cuando se defiende, lo normal es que el mediapunta salte arriba y se coloque en paralelo con el delantero, convirtiéndose en 4-4-2, pero el que usa este sistema es porque tiene un mediapunta definido. Hay un caso muy claro. Mourinho estaba abonado al 4-2-3-1, y ahora en la Roma está jugando con tres centrales. Es decir, si ya ni el propio ‘Mou’ confía demasiado en ese sistema... Algo tendrá para que ya no sea tan útil como antes”, señala Adrián Blanco.

Por otro lado, habla del 4-4-2, y ratifica que es una formación que nunca muere. “Hay entrenadores que dicen ser abondados a este sistema porque es el que menos especificación necesita. Marcelino García Toral dice que juega siempre en 4-4-2 porque no necesita tantos especialistas como en otros sistemas. Es decir, los que juegan en banda no tienen por qué ser extremos, pueden ser centrocampistas o volantes reconvertidos; quien juega arriba, puede ser delantero, pero también mediapunta”.

“Ahora, tú miras los onces de los equipos y el dibujo táctico y lo que más prima es la defensa de tres centrales y dos carrileros”, aporta Irati Prat, que trabaja como comentarista de fútbol en Footers y DAZN. “Ha funcionado, sobre todo, a partir de la Atalanta de Gasperini; después también lo hizo el Inter de Conte, y digamos que muchos equipos se han dado cuenta de que puede ser una situación bastante óptima para ellos. Es lo que está mandando en el Calcio actual”.

Pero, además, también comenta que hay equipos diferentes dentro del top, por ejemplo, la ACF Fiorentina, el AC Milán o la SS Lazio, que, según el especialista, juegan con defensa de 4, en contra de las actuales tendencias. “Ahora, también podemos hablar de nuevos entrenadores, como Roberto De Zerbi (la temporada pasada en el Sassuolo, ahora enel Shakhtar Donetsk), Vicenzo Italiano (Fiorentina), Ivan Juric (Torino FC), Alessio Dionisi (Venezia FC) ... Técnicos jóvenes que van dándole aire fresco a un Calcio que parecía una puerta rotativa donde siempre estaban los mismos. Espero que, poco a poco, vayan trayendo a entrenadores de fuera”.

Albert Morén continúa ensalzando esta nueva popularidad de las defensas de tres centrales y realiza una apreciación personal sobre ellas. “Yo creo que hay muchas que no son defensas de tres, son defensas de cinco, aunque el carrilero tenga un gran peso ofensivo. Yo identifico estos sistemas a partir de quién defiende al extremo rival. En el Barça de Cruyff, que sí era un 3-4-3, lo defendía uno de los 3 que quedaba atrás. En los esquemas de hoy en día, al extremo lo defiende el carrilero, por lo tanto, deberíamos hablar de una línea de 5 defensiva”, apunta. (Véase en la imagen de abajo).

Referente a este tema, se puede encontrar en Leonel Arregui una opinión muy personalista de los jugadores, por el contrario de un sistema numérico. “Yo no soy un fiel creyente de los sistemas de juego. Uno los termina adoptando más por cuestión de comunicación que por lo que crea en ellos. Le doy más importancia a cómo interactúan los individuos. Las veces que me ha tocado entrenar, siempre he buscado un balance. Es decir, jugadores que puedan dar equilibrio entre el ataque y la defensa. Con lo cual, si uno tiene que usar 2, 4 o 6 jugadores para defender, se usan. No me gusta tanto el número como designar a ciertos jugadores que tengan labores más defensivas u otros unas más ofensivas”.

“Para mí, un 4-2-3-1, 4-3-3, 4-1-2-3... Son todas variantes dentro del mismo esquema. Lo que cambia es que si yo tengo a un par de jugadores que van bien yendo por fuera y son más de características de volantes, será más un 4-2-3-1, si tengo volantes más ofensivos, un 4-33, depende de las características de mis jugadores”, finaliza.

El técnico en Costa Rica, Albert Ballesteros, comparte opinión con las anteriores a la hora de elegir un sistema de juego. “Los jugadores son los que hacen decantarme por uno u otro. Cada jugador tiene un perfil distinto y cada uno se adecua mejor o peor a un sistema, a una idea, o a unos comportamientos diferentes. Lo que busco con más insistencia es que el sistema nunca exponga al jugador, sino que le dé cierta seguridad para sacar a relucir sus virtudes”.

Más allá de los resultados, las sensaciones son las que lo decantan por cambiar de un sistema a otro. “Ver hasta qué punto los jugadores se sienten cómodos con la identidad de juego y si se sienten correspondidos por la misma”. Para terminar con este asunto, Antonio Gómez, que ha sido entrenador de fútbol base durante muchos años de su vida, aporta una mirada orientada a este tipo de fútbol. “La alineación con la que se juegue siempre depende de la plantilla que tengas, del material humano con el que cuentes”. En fútbol 7 siempre ha utilizado un 3-2-1 porque cree que es más versátil y equilibrado tácticamente, “sin embargo, la última vez que entrené fue en fútbol 11 utilicé mucho un 4-23-1, con las líneas de 3 y de 2 muy juntitas, porque el equipo era más limitado y tenía que asegurar el centro del campo, pero arropar, a la vez, al delantero, que era lo mejor que tenía. También he utilizado, menos, el 4-4-2 y el 4-3-3”.

A pesar de que las formaciones de tres centrales están muy de moda en el fútbol actual, a él no le convencen. “Creo que no he tenido futbolistas con las características necesarias para jugar con sistema de tres centrales”. De una forma u otra, también piensa que el sistema es secundario. “La cosa es trasladar una idea de juego al campo, sea cual sea la disposición de los jugadores”.

A fin de cuentas, el fútbol es de todo menos simétrico, fijo e invariable. Desde su propia evolución hasta la manera de jugarse. De esta, de su asimétrica y desigual evolución, se han forjado, en distintos países, los estilos de juego que hoy conocemos. Y es que un club puede tener una propia idiosincrasia en su manera de jugar, pero puede esta variar en tanto que un nuevo entrenador llega.

Distinto sucede en las selecciones nacionales, cuyo fútbol va asociado a una mayor tradición, a algo más amplio y arraigado en la historia y difícil de cambiar sin un largo proceso de transformación de canteras y categorías inferiores. Todo el mundo sabe que cada país ha tenido un estilo de juego diferenciado hasta llegar a lo que hoy es, ¿Cómo ha sido ese desarrollo en las distintos naciones?, ¿Qué tipo de fútbol ha predominado y por qué?, ¿Qué es hoy?