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El estadio Nuevo Colombino de Huelva.
Si algo ha evidenciado el fútbol español es que no es justo con sus aficiones. Ni con su historia. El club que dio inicio al balompié en este país sufre en la actualidad una de las mayores crisis que ha vivido. Una deuda superior a los 20 millones de euros y unos resultados deportivos nefastos han obligado a la afición del Recreativo de Huelva a ver cómo su equipo pasaba de situarse en la máxima categoría de este deporte, a competir en Tercera División RFEF.
Que un club descienda o esté al borde la desaparición por una mala gestión financiera del presidente de turno no es algo nuevo. Ejemplos hay muchos, y predominan en Andalucía: el Córdoba, el Málaga o el Almería. De hecho, si se echa la vista atrás, incluso el Betis y el Sevilla se han visto envueltos en esa tesitura. Las consecuencias de una situación de este tipo afectan directamente a la ciudad del equipo en cuestión, que pierde uno de sus mayores estandartes. El aficionado que cada jornada se deja el aliento alentando a su equipo, las peñas y aquellos que simplemente se identifican con el club deben pagar por ello. Por ende, la afición se enfrenta a una realidad inamovible: el fútbol es un negocio.
La situación del decano tocó fondo en 2014, cuando los jugadores de la plantilla denunciaron una serie de impagos en sus sueldos, acumulados durante varios meses. En aquel año, el Recreativo se encontraba en Segunda División (conocida en aquel entonces como Liga Adelante), y a partir de ahí se enfrentó a una bajada constante de categorías, impropia de un club de tal recorrido. Un descenso que tuvo que enfrentar las lágrimas de sus aficionados más pasionales. Un descenso que, como es costumbre, vino precedido por la incompetencia (o astucia) de los representantes equivocados. Así firmaba el club albiazul una ‘década negra’, en la que las alegrías que producían los goles anotados en Primera fueron cambiadas por un recuerdo de tiempos pasados que quedó únicamente en eso, un recuerdo.
La realidad que a día de hoy vive la entidad onubense es tan decepcionante como potencialmente optimista. Deportivamente hablando, se encuentra en el primer puesto de la clasificación que le corresponde en Tercera División RFEF, y posee una racha de cuatro victorias seguidas. En el apartado financiero sigue teniendo complicaciones, pues no sólo acarrea una deuda total cercana a los 24 millones de euros, también ha de pagar casi el 50% de la misma a su principal inversor, el Ayuntamiento de Huelva. En este contexto, el Recreativo sufre un estado de renacimiento como club. El histórico equipo debe marcar como objetivo el ascenso directo de categoría, para poder entrar en Copa del Rey y recibir un progresivo aumento de fondos.
En este deporte, la obtención de buenos resultados suele ir acompañada de una economía estable. A pesar de que la del decano es una situación difícil de revertir, no es imposible. Al menos a largo plazo. De poco servirán las limosnas de clubes afiliados y otro tipo de donaciones. Serán los argumentos futbolísticos los únicos válidos para volver a situar al pionero del fútbol español en el lugar que merece.