Un camino de incertidumbre con final feliz

15 nov 2021 / 20:34 h - Actualizado: 15 nov 2021 / 20:36 h.
  • Un camino de incertidumbre con final feliz

Los 'zapatazos' salvadores de Dani Olmo, las últimas apariciones de Sergio Ramos, la irrupción de Pedri, una derrota 28 años después, el fin de la mala racha de penaltis, la deuda saldada de Álvaro Morata en la Cartuja. La clasificación de la selección española a Catar 2022, su decimosegundo Mundial consecutivo, dejó capítulos para el recuerdo en una fase de clasificación sufrida.

EL TROPIEZO QUE CONDICIONÓ EL CAMINO

La fase de clasificación no pudo comenzar peor y el duelo ante Grecia quedó como el capítulo de ruptura en la relación Luis Enrique-Sergio Ramos. El hasta entonces capitán de la selección y futbolista con más internacionalidades, prometió, para ser convocado, estar en mejores condiciones de las que mostró en el Nuevo Los Cármenes.

Al descanso era sustituido y el tanto de Álvaro Morata del primer acto, lo igualaba el combinado heleno con un penalti muy protestado de Íñigo Martínez, derribando a un rival tras haber despejado previamente el balón. España pasaba de un vendaval futbolístico ante Alemania en una goleada histórica (6-0), a estrellarse con un planteamiento defensivo ante el que no encontró soluciones ofensivas y que no fue capaz de superar en un inicio que condicionó su camino (1-1).

DANI OLMO EVITA UN MAL MAYOR

Aturdida por lo vivido ante Grecia, España visitaba tres días después a Georgia y el tanto al borde del descanso de Kvaratskhelia, la adentraba en un problema del que salió con remontada en la segunda parte gracias a un tanto del referente goleador, Ferran Torres, y un zapatazo salvador de Dani Olmo en el tiempo añadido.

Su potente disparo de diestra a los 92 minutos, cuando se acercaba el segundo empate consecutivo, evitó problemas mayores. Luis Enrique había realizado una defensa pública a ultranza de los jugadores que 'pincharon' ante Grecia, pero a la hora de la verdad hacía siete cambios en su once. Entre ellos Sergio Ramos que se quedaba sin un solo minuto Se estrenaba de titular Pedri, con personalidad para asumir el mando del juego con apenas 18 años.

LA SALIDA DE UNAI SIMÓN

El primer triunfo sin sufrimiento llegaba a la tercera jornada, en Sevilla ante Kosovo, en el último partido de seis días de apuros inesperados. Queda de momento como el último de Sergio Ramos con la selección, al salir en los últimos segundos del partido para sumar una nueva internacionalidad. España encarrilaba el partido encontrando el gol que habitualmente le falta ante rivales de una entidad menor. En dos minutos, entre el 34 y el 36, Dani Olmo y Ferran Torres, asestaban golpes que parecían definitivos hasta que Unai Simón cometió su primer error de bulto como titular indiscutible de Luis Enrique en la portería.

Perdió su sitio en el área para cortar un pase en largo, no despejó, se complicó y cuando lo hizo regaló el balón al rival para que el partido se apretase de nuevo. Las dudas las despejaba Gerard Moreno a quince del final el día que la selección española enderezaba su rumbo.

LA DERROTA QUE LO COMPLICÓ TODO

Pasaron cuatro meses, una Eurocopa en la que España brilló en las eliminatorias y fue eliminada el día de su mejor partido en la tanda de penaltis de semifinales, hasta que regresó la fase de clasificación mundialista en la peor fecha posible y ante su rival directo. Suecia se convirtió en terreno maldito, donde nunca ganó, con una derrota en Solna donde se cumplieron los temores de Luis Enrique.

Sin ritmo de competición, remontada por su inestabilidad defensiva, 28 años después encajaba una derrota camino de una Copa del Mundo. Sin su mejor jugador de la Eurocopa, Pedri, pese a adelantarse en el marcador con el estreno goleador de Carlos Soler, pero remontada por la exhibición de Isak. La Roja quedaba a expensas de la regularidad de Suecia para no verse abocada a la repesca.

LA REACCIÓN CON GOL

Sorprendía a todos Luis Enrique con su apuesta por Abel Ruiz como 9 titular, por delante de Álvaro Morata, ante una Georgia mermada en Badajoz, el día que la selección española rescató la contundencia para golear a un rival sin respuesta, 4-0, con los goles de José Gayà, Carlos Soler, Ferran Torres y Pablo Sarabia. Nueva revolución del seleccionador en un once tan rejuvenecido, con Sergio Busquets y Koke relegados al banquillo, que César Azpilicueta portó el brazalete de capitán con apenas 29 internacionalidades. La presión a Suecia aumentaba.

ESPAÑA VUELVE A DEPENDER DE SÍ MISMA

La esperanza regresaba con la derrota de Suecia en Atenas, ante Grecia, que aprovechaba la selección española con su triunfo, con grandes dosis de sufrimiento, en Kosovo (0-2). Los goles de Pablo Fornals y Ferran Torres daban un triunfo de gran valor a un equipo con seis novedades de Luis Enrique, que cometía errores defensivos de gravedad en Pristina, que cualquier selección de nivel habría convertido en castigo. Una mala cesión de cabeza de Laporte que salvó Unai Simón con una rápida salida ante Rashica y otro fallo de Íñigo Martínez pudieron comprometer un partido en el que Ferran ejerció liderazgo.

EL PENALTI DE SARABIA

España encaraba las dos últimas jornadas de grupo con partidos convertidos en 'finales'. La primera en Atenas, donde antes de saltar al césped de un estadio con menos de media entrada, sin ser el infierno griego de los viejos tiempos, conocía el batacazo de Suecia en Georgia. El triunfo por la mínima, sin fútbol de brillantez pero sin apuros, rompiendo la mala dinámica en los lanzamientos de penaltis gracias al acierto de Sarabia que enterraba una racha de fallos en los cinco últimos lanzamientos en penaltis que no fuesen de tandas finales. Se producía el esperado estreno de Raúl de Tomás, pasando Luis Enrique de jugar sin 9 puro en la fase final de la Liga de Naciones a juntar a dos, con el regreso al once de Morata. El pase directo a Catar pasaba a depender de sumar un punto en la última jornada.

LA FIESTA DE LA CARTUJA

Con dosis de sufrimiento, sin mostrar su verdadero potencial futbolístico pero sin traicionar en ningún momento su identidad, saliendo por el partido, dominándolo y ganando pese a que le valía el empate, la selección española sacó partido del gran ambiente de La Cartuja para mandar a Suecia a la repesca. El fútbol le tenía reservado a Morata saldar su deuda con lo ocurrido en el mismo escenario en la Eurocopa, en uno de los momentos que más le afectaron de su carrera, silbado por su propia afición y con su familia insultada en las gradas. De nuevo un latigazo de Dani Olmo, a cuatro minutos del final, dejaba en bandeja el tanto del triunfo y la fiesta se desataba. España firmó su decimosegunda presencia consecutiva en un Mundial y superó una fase de clasificación repleta de incertidumbre.