La ilusión se desvanece en el primer tercio de la Liga

La temporada más ilusionante en Nervión en los últimos años ha virado en decepción llegados al primer tercio de la Liga y estando el Sevilla obligado a una machada en la Champions League. Aún hay tiempo en ambos torneos

23 nov 2015 / 10:58 h - Actualizado: 23 nov 2015 / 10:58 h.
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  • Unai Emery se dirige a sus jugadores en un entrenamiento. Foto: Manuel Gómez
    Unai Emery se dirige a sus jugadores en un entrenamiento. Foto: Manuel Gómez

Una temporada futbolística está llena de balances parciales, tan necesarios como válidos antes de efectuar el análisis al final de la misma, cuando ya no hay solución. Jugados ya 12 partidos de la Liga, es decir, rozando el primer tercio de la competición –se superará en la próxima jornada–, la evaluación del Sevilla es deficiente. Examinando sólo la Liga, un dato resume el decepcionante bagaje de los de Unai Emery: el Sevilla es 11º –salvo que el Rayo gane hoy– a cinco puntos de los puestos de la Europa League, objetivo mínimo, y a seis de la cuarta plaza, meta más ambiciosa pero real. En lo puramente futbolístico, el Sevilla presenta problemas en todas sus líneas. Mala cosa.

La portería

Habituados ya a ver a Beto en la enfermería, de la que iba a salir hace un mes y en la que sigue anclado, en el Sevilla han calmado sus nervios viendo cómo Sergio Rico crece poco a poco. No es que el grave problema de la portería del Sevilla se haya solucionado, pero los errores del canterano cada vez son menos y ahora mismo no es el gran agujero que justifique las derrotas.

La línea defensiva

Es la línea más torpedeada por las graves lesiones, lo cual constituye un gran elemento de distorsión para evaluar el rendimiento de la zaga. Como dato positivo, parece que los laterales mejoran ostensiblemente. Tremoulinas es otro con Konoplyanka por delante y Mariano ha elevado su nivel hasta desplazar a Coke de la titularidad. A la espera de la recuperación de Carriço y del estado de Pareja cuando regrese, Rami es capitán general y Kolo debe crecer en concentración para formar una pareja de garantías que haga dominar al Sevilla su propia área. De momento no lo hace: 18 goles en contra. Un promedio (1,5) incompatible con las alturas.

El centro del campo

No hay dudas de que existen dos hombres totalmente imprescindibles: Krychowiak y Banega. Sin el polaco hay un agujero enorme –se comprobó en los partidos en los que Unai recolocó al jugador en el centro de la defensa por necesidad); y sin el argentino no hay nadie que lleve la manija del Sevilla. Tan sólo Krohn-Dehli, sobre todo en casa, ha mostrado –a cuentagotas– cierta capacidad, pues Reyes anda bajo de forma. Por lo demás, N’Zonzi no encaja de pivote –Emery aún no lo probó más arriba– y se pierde en la intrascendencia, Iborra ha jugado más de atacante que de mediocentro y Cristóforo apenas tiene oportunidades. El hueco dejado por Mbia sigue sin taparse.

Las bandas

La irrupción de Konoplyanka ha regenerado las ilusiones sevillistas en más de un partido. Pero él solo no soluciona todo. Su explosión ha desplazado definitivamente a Vitolo a la derecha, donde no exhibe las mismas cualidades. El canario, aunque siempre garantice un mínimo alto de rendimiento, no está a tope de forma y se nota. Reyes ha sido hasta ahora residual para un Emery que no cuenta con Kakuta, perdido entre lesiones musculares y falta de integración. En líneas generales, se echa en falta más goles de esta segunda línea y explotar desde las bandas a Llorente. Un lujo que no todos los equipos tienen.

La delantera

Los últimos partidos parecen haber rescatado para la causa a Immobile. Muy buena noticia. Recambio perfecto para Gameiro e incluso más apropiado en determinados partidos que el francés. Llorente sigue lejos de lo que se esperaba de él y, en general, la sombra de Bacca sigue siendo muy alargada todavía. Mal síntoma.

El entrenador

Lógicamente, gran parte de la responsabilidad de la situación actual del Sevilla recae en Unai Emery. Sobre todo en lo que atañe a los planteamientos fuera de casa. Primeras partes como las de Ipurua, reacciones tras cobrar ventaja como la exhibida ante el Levante o esquemas como el puesto en escena en Las Palmas lo señalan. En casa ha dado en la tecla que hace funcionar al grupo, pero de visitante es igualmente el responsable de que el Sevilla parezca un equipo vulgar y sin carácter. Tiene el hándicap de tener que rehacer un año más al equipo, con el torpedeo constante de las lesiones.

LOS NÚMEROS FUERA DE CASA, PAUPÉRRIMOS

Cuando más afloran los defectos del Sevilla es lejos del Sánchez-Pizjuán. Mientras en casa ha crecido y muestra carácter, valentía y concentración, de visitante el Sevilla presenta, además de sensaciones muy pobres, unos números aterradores: sólo tres puntos sumados de 18 en juego, únicamente tres goles marcados (en Valencia ante el Levante, en Ipurua frente al Eibar y en El Madrigal al Villarreal) y ocho recibidos (dos le hicieron Las Palmas, Villarreal y Real Sociedad y uno el Levante y el Eibar). Sólo Getafe, Málaga, Las Palmas y Rayo Vallecano (que juega hoy en el campo del Getafe) están siendo peores que los de Emery fuera de casa. El Sevilla lleva en la Liga seis meses sin ganar de visitante y es el equipo que más remates concede al rival. Así todo es más difícil.

UNA DIFÍCIL REMONTADA

Las semejanzas entre el Sevilla de esta temporada con el de la campaña 2013-14, en la que también fue colista y era decimocuarto con 13 puntos tras 12 jornadas disputadas, son evidentes. Pero más que tranquilizar con una hipotética reacción sevillista, que por supuesto no hay que descartar, lo que invita es a una reflexión que a menudo se olvida: lo tremendamente difícil que es hacer una remontada como la que estuvo a punto de hacer entonces el Sevilla hacia la Champions –no la consiguió pero casi la logra– y la que ahora deberían hacer los de Emery si quieren el año que viene volver a escuchar el himno de la Liga de Campeones. Esta vez el Sevilla parte con dos puntos más que hace dos años, pero no debe tardar en reaccionar y perder muy poco de aquí al final.