Real Betis: en busca del mito de la estabilidad

Los dos últimos proyectos del Real Betis no han durado ni 400 días cada uno. El último periodo de calma en el cargo, tres años con Vlada Stosic y Pepe Mel, lo llevó a Europa. Balance desde el final de esa etapa: un descenso, ocho entrenadores en el banquillo y un baile de responsables deportivos.

04 jun 2017 / 20:09 h - Actualizado: 05 jun 2017 / 16:43 h.
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  • Lorenzo Serra Ferrer regresaba al Betis como vicepresidente deportivo el pasado 10 de mayo. / Manuel Gómez
    Lorenzo Serra Ferrer regresaba al Betis como vicepresidente deportivo el pasado 10 de mayo. / Manuel Gómez
  • Miguel Torrecilla, en una comparecencia ante los periodistas. / Manuel Gómez
    Miguel Torrecilla, en una comparecencia ante los periodistas. / Manuel Gómez
  • Eduardo Maciá llegó en abril de 2015 y fue despedido un año después. / I. Flores
    Eduardo Maciá llegó en abril de 2015 y fue despedido un año después. / I. Flores
  • Vlada Stosic permaneció tres años en el cargo de director deportivo. / Efe
    Vlada Stosic permaneció tres años en el cargo de director deportivo. / Efe
  • Alexis Trujillo, durante el partido de Liga en El Molinón. / Efe
    Alexis Trujillo, durante el partido de Liga en El Molinón. / Efe

Miguel Torrecilla dejó el Betis hace seis días. Esa relación empezó el 2 de mayo de 2016 y terminó el 29 de mayo del año siguiente. En total, 392 días. Su predecesor, Eduardo Maciá, firmó en Heliópolis el 8 de abril de 2015 y fue despedido el 25 de abril del año siguiente. En total, 383 días. Ambos habían sellado sendos contratos de cuatro temporadas cada uno, pero no sobrevivieron a la primera. No duraron ni 400 días. Torrecilla superó a Maciá en sólo nueve días, pero eso es anecdótico. Lo importante, el auténtico y triste trasfondo de esta realidad de la que no se despega el club de La Palmera ni con agua caliente ni con ningún director deportivo, es que los proyectos se quedan en la teoría y en las declaraciones grandilocuentes, porque a la hora de la verdad no hay paciencia ni resultados que los sustenten.

La estabilidad es un mito que el Betis no alcanza por mucho empeño que ponga en su búsqueda y dinero que invierta en fichajes, un sinfín desde hace años y más de una veintena en las dos últimas campañas. La intención de sus dirigentes era cortar esa perniciosa tendencia con Torrecilla, con cuya contratación aspiraban a inaugurar «un proyecto de futuro para la entidad en busca de mayores cotas deportivas». El entrecomillado es el mensaje oficial del club cuando anunció su llegada. A la vista está que el lema, como otros tantos, no tocó el terreno de juego. Está por ver si lo hará ahora, con Lorenzo Serra Ferrer en el timón del área deportiva y sin director deportivo como tal, situación que por cierto no es inédita ni extraña en la historia reciente de las trece barras.

El Betis no disfruta de cierta estabilidad en el puesto de máxima responsabilidad de la planificación desde, curiosamente, el inicio de su etapa más convulsa accionarial y económicamente. Es decir, desde que Mercedes Alaya suspendió el 51,34% del capital social que Manuel Ruiz de Lopera vendió a Bitton Sport y puso al frente del club un consejo judicializado cuya primera gran medida fue solicitar el concurso de acreedores. Eso ocurrió en diciembre de 2010. Fue entonces cuando Vlada Stosic fue nombrado director deportivo. Permaneció tres años en el cargo, un periodo que no batirá ningún récord del mundo pero que parece una plusmarca difícilmente repetible en la actual coyuntura de la sociedad verdiblanca.

El serbio aguantó en el puesto hasta diciembre de 2013. Fue destituido apenas unos días después de que también fuese despedido Pepe Mel, que ya era el entrenador cuando él accedió a la cima del organigrama técnico. Su relación no fue la mejor posible, pero la entidad se benefició de algo tan simple como tener el mismo director deportivo y el mismo entrenador durante dos temporadas completas y la mitad de otras dos. En ese tiempo, Stosic diseñó una plantilla que logró la permanencia con holgura en la 2011-12 y se clasificó para Europa en la 2012-13.

Y sin necesidad de grandísimas inversiones, como por otra parte era inevitable con los acreedores y el juzgado al acecho. La cuesta abajo de ese proyecto, basado en Rubén Castro, Jorge Molina, la cantera y buenos fichajes, muchos bajo la fórmula de la cesión, empezó cuando el Betis no fue capaz de retener a sus jóvenes valores (Adrián, Beñat, Cañas, Pozuelo...) y entró de mala manera en el mercado. Y además fue fulminante. A los cuatro meses de empezar el curso 2013-14, Mel y Stosic fueron echados sin contemplaciones.

Desde entonces, a pesar de abandonar la judicialización y encarrilar el concurso por el camino, el Betis ha sido una montaña rusa que casi nunca va para arriba. Quizá, sólo quizá, haya influido el carrusel de entrenadores (ocho: Garrido, Calderón, Velázquez, Merino, Mel, Merino otra vez, Poyet, Víctor y Alexis) y responsables deportivos que ha habido desde entonces. Tras la destitución de Stosic ejerció de director deportivo oficioso Sergio Fernández, ayudante de Juan Carlos Garrido, igualmente despedido a los pocos meses. A continuación, a la espera de Serra, llegó Alexis Trujillo como secretario técnico.

En septiembre de 2014 fue ascendido a director deportivo y el Betis subió a Primera. Entonces encomendó la responsabilidad a Maciá, que hizo una docena de fichajes pero no se ganó la confianza de Haro y Catalán, que precipitaron su adiós para recurrir a Torrecilla, quien a su vez acabó realizando otra docena de contrataciones con más del doble de dinero (8 millones el primero, 18 millones el segundo). Y ya está fuera.