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Una concentración del pasado 26 de junio, en la que se reivindicaba una atención integral a las personas con patología dual: una adicción y un trastorno psicopatológico. / El Correo
La federación andaluza Enlace, una entidad sin ánimo de lucro que trabaja en los ámbitos de las adicciones y la exclusión social, podría utilizar como argumentos para garantizar su valor sus 26 años de experiencia y las 103 entidades de toda Andalucía que forman parte de ella. No lo hace. Prefiere, más bien, destacar su labor diaria, que se sustenta sobre tres pilares: la atención a personas con problemas de adicciones y sus familias; su carácter reivindicativo, siempre con la justicia social como objetivo; y la sensibilización y el trabajo comunitario.
«Lo que hacemos es aglutinar a entidades, asociaciones que intervienen en el ámbito de la drogodependencia y la exclusión social», resume de entrada la responsable de Prevención, Formación y Género de Enlace, Belén López.
De manera que la federación se ocupa de quienes padecen algún tipo de adicción, pero en su base está su permanente reivindicación de justicia social. Es decir, que son especialistas en tratar las adicciones, pero entienden que su tarea va mucho más allá.
«Trabajamos por la abstinencia –explica López–. Pero si una persona no deja de consumir, no lo dejamos. Trabajamos para la incorporación social de la persona, cada una con sus circunstancias». De hecho, ese es ahora el enfoque más habitual: trabajar en la reducción de daños y en la dignificación de una personas. Siempre, y es un añadido importante, que no se trate de menores, con los que hay un tratamiento diferente.
La federación, y las asociaciones que se integran en ella, han evolucionado mucho. Cuando surgieron, cuenta Belén López, «muchas eran movimientos de madres», que incluyeron luego a familiares. Ahora, «se han profesionalizado mucho». Permanece el apoyo de la familia, pero cuentan con terapeutas profesionales. Eso sí: todos los servicios siguen siendo gratuitos.
Destacan en Enlace que, en estos 26 años, la red pública de atención a la drogodependencia ha acabado por ser «bastante amplia». «Hacemos un trabajo de refuerzo, de apoyo. Donde no llegan las administraciones públicas», destaca López. Porque es esa una de las características que marcan el trabajo de Enlace: el trato con personas en riesgo de exclusión, el hecho de «conocer la calle», la prevención selectiva e indicada, que es la que realizan con las personas que tienen «más probabilidad de tener una situación de consumo de sustancias», cuestión que tiene mucho que ver con su entorno, aunque aquí tienen cabida también algunos jóvenes que hayan comenzado a «picotear» con el consumo. Por aquí hay que entender la importancia que en la federación otorgan a su labor con la población reclusa.
Lo que también ha cambiado son las sustancias que más se consumen, y el perfil de los adictos. En el 91, cuando nació Enlace, la sustancia más habitual era la heroína, que ahora es residual, si bien «tanto entre las personas que acuden a los recursos públicos como a nosotros, muchos son residuales de consumo de heroína, que siguen necesitando atención». Ahora, han aparecido diferentes perfiles, incluidos los jóvenes consumidores de alcohol o de cannabis.
La crisis económica también se ha dejado notar: a Enlace acuden personas que habían dejado de consumir o no, pero que no tenían ya una problemática asociada. Una vez más, en busca de la atención integral que Enlace proporciona: laboral, de vivienda, de servicios básicos y jurídica. Este último aspecto es clave, porque la drogodependencia está muy vinculada con los problemas jurídicos. También ahí encontrarán la ayuda de Enlace quienes la soliciten. Nada nuevo para ellos, empeñados en garantizar una atención integral.