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El PSOE-A: «Pablo Iglesias es el escorpión»

Los socialistas andaluces encaran la recta final de campaña con dos objetivos: quedar delante del PP, pero sobre todo: mantener la distancia sobre Podemos

21 jun 2016 / 19:33 h - Actualizado: 21 jun 2016 / 20:01 h.
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  • Pablo Iglesias atiende a los medios. / EFE
    Pablo Iglesias atiende a los medios. / EFE

El PSOE andaluz echó mano este martes de la fábula del escorpión y la rana para retratar la trágica relación que le une y le separa de Podemos, partido que amenaza con sustituirle como fuerza hegemónica de la izquierda. La fábula, atribuida a Esopo, cuenta cómo un escorpión pide ayuda a una rana para cruzar el río subida en su lomo, prometiéndole que no le picará. La rana accede, pero a mitad del trayecto, el escorpión clava el aguijón en su espalda. «¿Por qué lo has hecho? Ahora nos ahogaremos los dos», le dice. «No he tenido elección, es mi naturaleza», responde el escorpión.

Así lo contó este martes Juan Cornejo, número dos de Susana Díaz, para luego apuntalar la moraleja: «El escorpión es Pablo Iglesias», dijo, «y los socialistas no vamos a ser la rana del cuento». Así es la historia de desconfianza mutua entre PSOE y Podemos que existe en Andalucía, una relación viciada difícil de extrapolar a otras partes de España. Al contrario que en otras regiones, como la Comunidad Valenciana, Aragón, Extremadura o Castilla La Mancha, el PSOE de Susana Díaz no necesita a Podemos. Excepto la china en el zapato que supone el Ayuntamiento de Cádiz, gobernado por el podemita José María González Kichi, con el respaldo irritado del PSOE gaditano, Díaz no sostiene gobiernos municipales de peso de Podemos, como el de Madrid o Barcelona.

«El escorpión es Pablo Iglesias» es mucho más que una frase, sintetiza la indisimulada apuesta de Susana Díaz por romper con Podemos. Esa rotundidad, de la que carece Pedro Sánchez, se sostiene en unos resultados más holgados en Andalucía que en el resto de España. Aquí están lejos del sorpasso al PSOE –a 11 diputados–, y son tercera fuerza en todas las provincias. En la recta final de campaña, los socialistas andaluces no descartan un empate a escaños con el PP, lo cual dificultaría las aspiraciones nacionales de Díaz. Pero como ahora el PSOE federal se mide con Podemos, y su éxito o fracaso dependerá de si resiste al sorpasso (al menos en escaños), Susana Díaz puede permitirse llamar escorpión a Iglesias. En Andalucía, PP y Podemos son los partidos con el voto más fidelizado. Los indecisos de Ciudadanos pueden dudar entre pasarse al PP o al PSOE, pero tendrá una repersución mínima.

En la recta final, el PSOE busca votos entre los abstencionistas, los que se han dado por derrotados, convencidos de que Podemos ilusiona más y ya les ha ganado. La formación morada aspira a sumar los casi 300.000 votos que obtuvo IU el pasado 20D. Entonces no se tradujeron en escaños, pero ahora pueden sumar hasta cuatro más. Eso haría tambalear los resultados del PSOE (21 diputados), del PP (20) y de C’s (ocho) en circunscripciones como Jaén, Almería, Granada, Córdoba, Cádiz y Sevilla. La formación naranja se descolgaría, incapaz de aspirar a la bolsa de restos en las provincias más pequeñas, de ahí que los populares hayan hecho una campaña dura contra ellos, retratándolos como muleta del Gobierno de Díaz, para concentrar el voto moderado y conservador en el PP.

Esta vez los socialistas asumen que pueden perder escaños, además de votos (como ocurrió el 20D), de ahí que sus objetivos sean dos: mantenerse como primera fuerza, por encima del PP. Pero sobre todo, mantener una distancia clara de Podemos.