Podemos irnos

Sergio Pascual (Podemos) fue el primero en llegar... y en dejar el debate con una silla vacía. El retraso de la candidata de C’s, la justificación de su marcha

Iñaki Alonso @alonsopons /
10 dic 2015 / 23:34 h - Actualizado: 10 dic 2015 / 23:36 h.
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  • Pradas, Zoido y Bustamante, momentos antes de comenzar el debate. / Pepo Herrera
    Pradas, Zoido y Bustamante, momentos antes de comenzar el debate. / Pepo Herrera

«Veinte, diecinueve, dieciocho... seis, cinco, cuatro... me quedo sin números». La prueba de sonido de Sergio Pascual era premonitoria. Tanto que el cabeza de cartel de Podemos tuvo que dar la espantada. Restaban 18 minutos para finalizar el debate –tocaba hablar de cultura– cuando a Pascual se le agotó el tiempo. «Me vais a tener que disculpar, es que hemos empezado un pelín tarde», se justificó para dejar el debate de cinco a cuatro candidatos. Algo de razón tenía. La candidata de C’s, Virginia M. Salmerón, se pasó en 20 minutos la hora fijada, aunque se ganó tiempo al crono en los prolegómenos. Tanto que el inicio de la emisión se produjo siete minutos por encima de la hora concertada. Tan solo un puñadito de minutos.

La tardanza de Salmerón sirvió a los cuatro aspirantes a una silla en el Congreso para firmar una efímera tregua después de tanta campaña. «Te veo más que a mi familia», afirmó, en un alarde de sinceridad, Antonio Pradas (PSOE), mientras saludaba a Juan Ignacio Zoido (PP). No en vano, encaramados en la recta final de la campaña, ya son varios duelos entre estos candidatos en radios, foros, periódicos,... solo les falta lidiar en las juntas de vecinos. El exalcalde –de Sevilla, porque el candidato socialista lo fue de El Rubio– vino, para más inri, con familia: el concejal capitalino Alberto Díaz y la parlamentaria Alicia Martínez. Todos ellos formaban el coro de partidos tradicionales, con Zoido tirando de anecdotarios y chascarrillos en todo. Hasta en echarse unos polvos para quitarse el brillo ante las cámaras. «En estos tiempos no vale el maquillaje», soltó, en una frase que iba con segundas.

Llegó Salmerón al campus universitario de EUSA y con ella la foto de familia. Y tiró de truco. Si había algún despistado que no la reconocía como la representante de Albert Rivera en la provincia, ella posó con una carpeta con el logo de C’s para disipar todo tipo de dudas.

Tocaba ocupar sillones. Si hace días, el candidato de UP-IU, Miguel Ángel Bustamante, reivindicó que era el único partido que no buscaba el centro, su afirmación colisionó con la casualidad: ocupó la centralidad de la mesa de debate.

El formato pilló por sorpresa a los candidatos. Aquí no valían alusiones ni réplicas, un hábitat al que estos animales políticos están aclimatados. Era tiempo de propuestas. Tampoco alargarse en el generoso minuto margen. Cada interrupción o irse por las ramas traía el pertinente tirón de orejas del moderador.

Mentiras, puyas y quejas

Pero no se puede enjaular al aspirante. «No mientas», criticó Salmerón a Pascual sobre Sanidad. Fue la primera de muchas interrupciones, algunas por lo bajini, en la que no faltó ninguno. También había críticas oficiales, con turno de palabra. Como Pradas, que se vio actualizadísimo al soltar la bomba de la dimisión del alcalde de C’s de Espartinas al poco de producirse. Bustamante salvó rifirrafes, pero no dejó pasar la oportunidad para acusar al PP de abandonar el Palacio de Peñaflor de Écija –su tierra...–. Tampoco faltaron las puyas al presidente del Gobierno. «Hay que preservar Doñana, ahora que hay otra especie en peligro de extinción: Rajoy», dijo Pascual. Tanto le recriminaron que fue apagar las cámaras y Zoido elevar, en tono jocoso, su lamento: «La culpa de todo la tiene Rajoy».