Energías renovables para combatir la despoblación en las zonas rurales

Más empleo, ingresos y capacidad productiva en los pueblos si se instalan renovables

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Pixabay / Verónica Ojeda

Verónica Ojeda

Las energías renovables pueden suponer un balón de oxígeno para muchos pueblos que están sufriendo una crisis en su economía local y una huida de su población. Según el reciente informe «La electricidad: palanca de desarrollo para la España vaciada» de Harbour Energy, algunas de las oportunidades que puede generar la implantación de energías renovables en los pueblos son:

1. Generar nuevas infraestructuras y servicios energéticos, y aumentar la autonomía energética de estos territorios.

2. Mejorar la capacidad productiva, abrir nuevas oportunidades para emprender actividades económicas y favorecer alternativas laborales a las tradicionales en estos territorios.

3. Estimular proyectos de I+D+i vinculados a la generación de energía y permitir desarrollar un nuevo sector de actividad industrial especializado.

4. Aportar nuevos ingresos a las haciendas públicas locales.

5. Favorecer procesos de colaboración y participación social con agentes, entidades e instituciones locales.

En definitiva, más empleo, más ingresos para el municipio, mejores infraestructuras y mayor abastecimiento energético que, a su vez, conlleva mayor capacidad productiva para las empresas del lugar y nuevas oportunidades laborales. Al final no es una cuestión de cubrir todos los campos de placas solares o aerogeneradores, sino de «apoyar iniciativas de generación eléctrica comprometidas con el entorno en el que se desarrollan, que introduzcan una perspectiva social y comunitaria, que involucren a la población y a los agentes sociales del territorio, y que fomenten la colaboración con los diferentes niveles de las administraciones públicas», tal y como detalla el informe; porque las energías limpias no son solo una opción para combatir la despoblación, sino también una forma de reducir las emisiones de CO2 y luchar contra el cambio climático. De hecho, este documento señala que el mundo rural cada vez cobra mayor fuerza en su función como «espacio proveedor» de energías renovables.

En este sentido, las directrices del Gobierno indican que para 2030 el 42 por ciento de la energía consumida debería proceder de fuentes renovables, siendo un 72 por ciento de generación eléctrica. Para ello, entre otras fuentes limpias, hay que llegar a 50 GW (gigavatios) de energía eólica (hoy hay 26,8) y 39 GW de solar fotovoltaica (9,6 en la actualidad), que parecen ser las que más capacidad de desarrollo tienen en España, así como pueden contribuir con mayor intensidad al objetivo de descarbonización de la economía que, según el informe mencionado, estará vinculado a un uso más intensivo de la electricidad. Y ambas pueden instalarse en el medio rural, porque hay tanto terreno como sol y viento. Un mix energético que se han convertido en dos aliados de la naturaleza para combatir contra una de las mayores amenazas para los ecosistemas: la crisis climática.

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