Energía

Los cables rotos del mercado de la luz: los riesgos por las 500 horas a cero euros o con precios negativos

El mercado mayorista de la electricidad sufre un desplome histórico en los últimos tres meses y pone en alerta al sector eléctrico por las distorsiones en la producción y el impacto en las inversiones futuras.

Imagen de la presa de Alcántara. / Archivo

David Page

Los precios de la electricidad se han dado la vuelta de manera radical. De los picos récord registrados durante lo peor de la crisis energética se ha pasado a un desplome hasta niveles históricamente bajos. El mercado mayorista eléctrico -en el que energéticas y traders compran y venden la luz que se consumirá al día siguiente- lleva meses registrando precios de derribo, acumulando cientos de horas con cotización a cero euros y, por primera vez en la historia, también precios negativos.

Un derrumbe que supone una buena noticia para millones de consumidores a través de su factura de luz, pero que está poniendo en alerta a muchas compañías del sector eléctrico por las distorsiones que está generando en la producción eléctrica y por el impacto sobre las inversiones futuras en nuevas renovables por las dudas sobre su rentabilidad.

El mercado mayorista de la electricidad, también conocido como pool, marca precios diferentes para cada hora del día y en los últimos meses se han disparado el número de horas con precio nulo o directamente por debajo de cero, hasta superar el medio millar en total. En apenas tres meses, desde el 10 de febrero y hasta ahora, se han registrado un total de 503 horas a cero euros o en negativo, según los registros del Operador del Mercado Ibérico de la Energía (OMIE) y de Red Eléctrica de España (REE), el gestor del sistema eléctrico. Durante la crisis energética se llegaron a superar los 500 euros por megavatio hora (MWh) algunas horas.

El mercado eléctrico ha registrado este año 130 euros con precios en negativo -la primera vez que cayó por debajo de cero el pool fue el 1 de abril- y también 373 horas a cero euros, más del triple que toda la última década. En los últimos diez años sólo se habían registrado 113 horas con el mercado eléctrico a cero euros, y casi todas se concentraron el año pasado (en 2023 se acumularon 109 horas con cotización nula y fueron sólo cuatro las horas a cero en 2022, concentrándose todas en la madrugada de la víspera de Nochevieja). Hasta entonces, y durante casi una década no se había registrado ni una sola hora a precio cero en el mercado español. Para encontrar anteriores desplomes del mercado eléctrico hasta marcar cero euros habría que retrotraerse hasta el ejercicio 2014, cuando fueron 177 horas en total durante todo el ejercicio.

Avalancha renovable

El hundimiento de los precios está siendo consecuencia de la enorme producción de las energías renovables, especialmente por el fortísimo aumento de la generación de las hidroeléctricas y por la gran aportación de eólica y solar. El mercado de la electricidad, también conocido como pool, marca precios diferentes para cada hora del día y los fija mediante un sistema marginalista, que hace que la última y más cara tecnología necesaria para cubrir la demanda marque el precio de todas las demás. Pero ahora se está registrando una competencia feroz por no quedarse fuera del mercado ofreciendo precios de derribo, y muchas plantas tanto renovables, como algunas nucleares y plantas de gas están dejando de producir.

Las centrales hidroeléctricas se están viendo forzadas a desembalsar agua en grandes cantidades por la gran acumulación de reservas y producir electricidad, ofreciéndola en el mercado a precio cero o negativo para poder competir con los precios de otras renovables (a pesar de que tradicionalmente los precios a los que casa las hidroeléctricas en el mercado suelen ser altos, cerca de los niveles de las centrales de gas).

Los precios negativos se están registrando siempre en las horas centrales del día, cuando se concentra la producción de las plantas solares, disparándose la oferta de electricidad y forzando la competencia entre tecnologías para no quedarse fuera del mercado. Las centrales eléctricas de todo tipo que tienen contratos a precio fijo (PPA) están obligadas a casar precio en el mercado diario para poder cobrar la parte de energía contratada mediante contratos bilaterales, para lo que tiran los precios hasta llevarlos a negativo si hace falta. Y lo mismo sucede con las renovables con rentabilidad asegurada a través del Recore -las viejas plantas que antes recibían primas-, que para poder cobrar la subvención deben entrar en el mercado (en este caso sólo pueden llegar a los cero euros, no a negativo).

“Muchas centrales fotovoltaicas tienen cerrados PPA con comercializadores o consumidores industriales mediante contratos en los que el pago de la energía está vinculado al vertido de la producción de la planta en el sistema eléctrico, porque productor y consumidor no están conectados físicamente. Si la central no quiere quedarse fuera de la casación, tendrá que oferta muy bajo para entrar al sistema y así producir durante el día y cobrar”, explican desde la consultora energética Grupo ASE. “Como la producción hidráulicas con ofertas a cero se dispara, muchas centrales solares y eólicas (no subvencionadas) que querían cobrar sus contratos bilaterales, se vieron obligadas a ofertas a precios negativos para no quedarse fuera de la casación”.

El derrumbe de los precios también está teniendo un impacto directo en la actividad de las centrales nucleares, tradicionales garantes de una producción eléctrica constante que ahora se ha quebrado. Las grandes eléctricas han venido reduciendo la producción de sus reactores e incluso han llegado a ordenar el parón de la producción de algunas de sus centrales nucleares para evitar producir a pérdidas. “Las compañías han preferido parar las centrales y comprar la energía en el mercado a cero euros que producir y asumir el pago de los impuestos”, reconocía hace unas semanas el presidente de Foro Nuclear; Ignacio Araluce. Las grandes eléctricas tienen contratos de venta de toda la producción de sus centrales nucleares casi por completo a sus propias comercializadoras eléctricas, pero por el derrumbe de los precios de la electricidad les ha venido saliendo más a cuenta dejar de suministrar parte de esa producción de sus centrales y adquirir energía en el propio mercado.

Dudas entre los inversores

La proliferación de los precios a cero euros o negativos está generando alarma en el sector eléctrico por la enorme distorsión que supone para que las plantas en funcionamiento cubran sus costes de producción y para incentivar la inversión en nuevas plantas renovables. Desde el sector eléctrico, y específicamente desde el renovable, se alerta del impacto en el negocio de esta ‘canibalización’ de los precios eléctricos, ya que puede poner en peligro la rentabilidad de las plantas verdes -actuales y futuras- y puede frenar inversiones en nuevos desarrollos por la falta de incentivos y la incertidumbre.

“La tendencia es que las renovables bajen los precios. Por un lado, están las necesidades del consumidor, que necesita un precio asequible. Pero, por otro, también las necesidades de los que invierten”, apuntaba en una entrevista con EL PERIÓDICO DE ESPAÑA Marina Serrano, presidenta de la patronal eléctrica Aelec, que agrupa a Iberdrola, Endesa y EDP. “En el modelo eléctrico al que vamos faltan aún algunas piezas por desarrollar para dar respuesta a las necesidades de los inversores”, apunta en referencia a la necesidad de ir desarrollando nuevos elementos contemplados en la reforma del mercado eléctrico europeo para dar estabilidad al mercado y evitar esta volatilidad extrema, como mecanismos de capacidad o los contratos de diferencias, e impulsar el almacenamiento con grandes baterías y poder usar la electricidad cuando sea necesario.

Y es que las compañías energéticas también advierten de los desplomes hasta cero del mercado representan una señal de alarma sobre algunas carencias del sistema, dado que si hubiese capacidad de almacenamiento suficiente -baterías- o mayor interconexión con el resto de Europa podría evacuarse o guardarse parte de la producción para momentos del día con menos generación y así evitar vaivenes bruscos de precio. Y desde el sector se subraya especialmente la imperiosa necesidad de impulsar la electrificación de la economía, ampliando el uso de electricidad a nuevos sectores económicos y a más actividades, para elevar una demanda que no remonta y como vía para impulsar la descarbonización.

Impulsar la electrificación

La demanda eléctrica siguió cayendo el año pasado hasta quedarse a niveles de hace dos décadas. El consumo eléctrico se situó en 244.665 gigavatios hora (GWh), un 2,3% menos que el año anterior y el nivel más bajo desde 2003, incluso por debajo del 2020 del confinamiento con varios meses con todo el país paralizado o a medio gas, según los registros de REE. El consumo real en España es algo mayor, porque la serie estadística de REE sobre demanda no incluye los datos de autoconsumo de los cientos de miles de viviendas y empresas que lo utilizan (la inmensa mayoría de la electricidad que producen no llega a pasar por la red de transporte porque se consume in situ).

Pero incluso contabilizando todo la demanda realmente utilizadas por estos autoconsumidores los datos de consumo siguen siendo preocupantes y a la baja. Incluyendo los menos de 7.300 GWh generados por las instalaciones de autoconsumo el año pasado, la demanda total del país empató con los datos del 2020 del confinamiento (incluido también el autoconsumo de aquel año) y registró el peor dato desde 2004. El autoconsumo sólo concentró el año pasado un 3% de todo el consumo nacional, así que el despliegue de paneles solares en casas y empresas sólo explica una pequeña parte de la caída de la demanda, según la valoración asociación empresarial APPA Renovables.

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“Lo que estamos viviendo es porque vamos muy adelantados en la oferta de energía y muy retrasados en la demanda”, resumía este lunes el consejero delegado de Iberdrola España, Mario Ruiz-Tagle. La demanda sigue a la baja y la capacidad de producir electricidad crece en pleno despliegue masivo de nuevas plantas renovables. Desde las compañías renovables se alerta de que la demanda sigue muy baja porque no se están trasformando consumos empresariales y de los hogares de combustibles fósiles para convertirlos en consumo de electricidad para cumplir las metas ambientales y energéticas marcadas. Por eso las diferentes patronales verdes reclaman medidas regulatorias para impulsar la electrificación de los edificios (incentivando las bombas de calor para las calefacciones) y para acabar con las trabas que están impidiendo la expansión del coche eléctrico en España (singularmente los problemas para la instalación de redes de cargadores).

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