Más consumo de pornografía entre los menores

La mayoría de los menores confiesan que han consumido porno en Internet y de forma gratuita durante los últimos treinta días. ¿Qué hacer?

Más consumo de pornografía entre los menores / Ramón Reig

Ramón Reig

Esta semana ha saltado una noticia que en mi opinión no ha sido divulgada y analizada con la intensidad que merece: la mayoría de los menores confiesan que han consumido porno en Internet y de forma gratuita durante los últimos treinta días. ¿Qué hacer? No asustarse ni escandalizarse demasiado sino agarrar el toro por los cuernos.

Hemos estado muy centrados en las vacunas de las infantas, en el partido Sevilla-Barcelona, en la puesta en libertad del comisario Villarejo o por supuesto en lo malo que es el gobierno y se nos ha escapado como casi siempre lo importante para detenernos en asuntos menores al lado del que comencé a escuchar en los informativos matinales de Radio Nacional de España (RNE), conducidos por Íñigo Alfonso, quien sí le dedicó un tiempo especial mediante las palabras de una psicóloga experta, Catalina Perazzo.

La web de RNE del 2 de marzo de 2021 se expresaba así: “Según el Informe '(Des)información sexual: pornografía y adolescencia', publicado por Save the Children, la inmensa mayoría de los adolescentes reconocen haber visto porno durante el último mes, y su edad de inicio en este tipo de contenidos se sitúa en los doce años. Datos preocupantes que ha confirmado, en la entrevista en Las mañanas de RNE con Íñigo Alfonso, la directora de sensibilización y políticas de infancia de esta organización, Catalina Perazzo, que ha asegurado que los adolescentes están construyendo su identidad sexual en torno a estos contenidos llenos de actitudes violentas, machistas y en las que no hay métodos de protección. El 30% de los jóvenes, según los datos, reconoce que solamente tiene el porno como recurso para la educación sexoafectiva, uno de los motivos por los que Perazzo considera "urgente" la aprobación de la Ley de Infancia en el Congreso”.

Un problema que no es nuevo

Claro, es que el asunto no es nuevo. Sin ir muy lejos:

La Vanguardia, Martí Paola, 25/3/2018: “Millones de niños navegan a diario por internet con acceso libre a multitud de contenidos no aptos para todos los públicos y sin aparente control. Sin cortapisas por parte de los buscadores. Los expertos corroboran los estudios como el del portal estadounidense Convenant Eyes, que estimó en 2015 que 9 de cada 10 niños y 6 de cada 10 niñas están expuestos a la pornografía en línea antes de los 18 años. Esa investigación, una de las más completas sobre el tema, establecía también que, de media, la primera visualización de pornografía se hace a los 12 años. Se trata de unas estadísticas que asustan a los profesionales de la psicología y la psicoterapia y que confirman los peritos forenses informáticos cuando indagan en las entrañas de todo tipo de dispositivos electrónicos”.

RTVE, 10/6/2019: “El primer acceso a contenidos pornográficos de los jóvenes españoles en internet se anticipa ya a la etapa infantil, con edades tan tempranas como los ocho años. Así lo demuestra la investigación titulada Nueva pornografía y cambios en las relaciones interpersonales, presentada este lunespor la Universitat de les Illes Balears y la red Jóvenes e Inclusión en Madrid. Este estudio, coordinado por el pedagogo Lluís Ballester y la catedrádica Carmen Orte del Grupo GIFES de la UIB recoge entrevistas a casi 2.500 jóvenes de entre 16 y 29 años, en su mayoría heterosexuales (76,7 %) de siete comunidades y trata de contrastar por primera vez las hipótesis sobre juventud y pornografía publicadas en los últimos diez años. Los resultados del estudio constatan que la edad media de inicio en el consumo de pornografía son los 14 años entre los adolescentes hombres, los 16 en el caso de las mujeres y los 15 para otras identidades”.

Noelia Gómez Mira en Granada Hoy, 27/9/2019: "El fenómeno de la prostitución tiende a más porque cada día se hace un uso más irresponsable de lo que es la sexualidad. Los menores están orientados a un modelo de sexualidad en el que impera aquello que ven en contenidos sexuales o pornográficos colgados en la red y tienen una falsa visión de lo que es en realidad el sexo". Estas declaraciones fueron realizadas por el subinspector de la UCRIF (Unidad Central de Redes de Inmigración Ilegal y Falsedades Documentales) de la Policía Nacional, David Vega, en una entrevista hace unos meses a Granada Hoy, sin embargo, son un claro ejemplo de cómo esto provoca que el abanico de edad de consumidores de la prostitución se haya abierto también a los más jóvenes. Tal es así que ya hay niños que consumen pornografía a la edad de 8 años, mientras que la práctica se generaliza al llegar a los 14”.

Los delitos sexuales aumentan así como las agresiones con penetración y la prostitución ya no es sólo cosa de varones mayores. Algunos psicólogos expresan que el fácil acceso al porno a través de redes sociales e Internet genera conflictos en las relaciones sociales de los menores a edades muy tempranas en las que la educación y conciencia sexual aún es deficiente.

El informe de junio de 2020

El Informe (Des)información sexual: pornografía y adolescencia, publicado por Save the Children lo tienen ustedes aquí. En sus conclusiones constata:

■ La adolescencia es un período marcado por la tecnología como un escenario más para desarrollarse.

■ El entorno digital no escapa de los defectos de nuestra sociedad, en la que hay desigualdad y violencia de género y en la que se discrimina la diversidad. Todos estos defectos atan la sexualidad de las mujeres, marcan la masculinidad de los hombres y castigan a quien no sigue «la norma».

·■ La «nueva pornografía» de consumo masivo (mainstream) online, gratuita e ilimitada sigue estos mismos mandatos y perjudica a la adolescencia. Está diseñada para hombres heterosexuales que siguen una masculinidad autoritaria y desigual, a los que sirve como forma de socialización; en ella, las mujeres son convertidas en objetos sexuales, llegando incluso a recoger escenas en las que en ocasiones son víctimas de la violencia y convertida en objeto sexual, y las personas LGTBI no encuentran en esta pornografía una referencia, o se exponen al «fetichismo».

■ La población adolescente accede a esta pornografía por primera vez a través de sus amistades o accidentalmente, pero posteriormente la vuelve a buscar de manera intencional para resolver dudas, y continúa viéndola para satisfacer deseo sexual, con unas expectativas que suelen cumplirse. Las personas adolescentes consumen pornografía de forma habitual y reconocen que influye en su vida, produciendo, en algunos casos, que dejen de realizar otras actividades.

■ El deseo sexual adolescente se va construyendo sobre unos cimientos irreales, violentos y desiguales. Todo esto lo saben las personas adolescentes, pero reconocen que les influye, quizás no en el disfrute de sus propias relaciones sexuales, pero sí en la construcción de su deseo sexual y en la determinación de qué les atrae.

■ Son ellas las que principalmente denuncian que reciben mensajes sexuales sin pedirlo. Son ellos quienes consumen más y muestran preocupación porque se sienten atraídos por prácticas que reconocen como violentas o de riesgo.

■ No hay una educación afectivo-sexual reglada.

■ La adolescencia continúa reclamando más información, que ésta se adapte a sus necesidades; sin embargo, nos está diciendo que no la recibe.

·■ Mientras seguimos con el debate ideológico, la infancia y la adolescencia continúan creciendo en una sociedad digital sin contar con las habilidades necesarias que les permitan desarrollarse como seres responsables y libres de violencia.

¿Qué hacer?

No se nos informa sobre cómo detener la proyección de mensajes y el acceso a ellos. Tal vez sea porque se trata de ponerle puertas al campo, una vez abierta la espita de Internet para todos los públicos, y sin excluir una racionalización de sus contenidos, lo más práctico es levantar nuevas mentalidades para nuevos tiempos. Hemos tropezado con dos factores complementarios: el afán de lucro de unos -sin ética ni nada que se le parezca- con la biología y el vacío educacional de los clientes en potencia. Las hormonas son fuente de dinero.

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Podemos protestar todo lo que queramos, vociferar y hasta tener ganas de matar a quien sube a la Red pornografía de acceso general. Pero no es pragmático, Internet es un sunami casi incontrolable, ahora toca frialdad, saber que ser padres y educadores en general en una sociedad democrática y abierta hasta lo que consideramos un escándalo, exige esfuerzos educativos especiales sin esperar a que los gobiernos regulen nada. Si hay una realidad y una demanda de los menores hay que cubrirla, desde aclararles que los niños no vienen de París hasta hablarles con lenguajes asequibles para ellos de las desviaciones humanas para lograr dinero esta vez a costa del sexo, pasando por explicar con detalle los órganos y las relaciones sexuales. Hay un dicho en periodismo que dice: si no haces tú la información te la harán otros. Pues si no nos dejamos de prejuicios y tomamos el mando firme de la educación abierta de nuestros menores ante la nueva era histórica otros lo harán por nosotros -lo están haciendo ya- y naturalmente sin miramientos, sólo persiguiendo dividendos. En el hogar se impone una educación sexual sin tapujos y en la enseñanza, además de completar esa educación, implantar como obligatoria esa disciplina llamada Educomunicación, que lleva años y años analizando el comportamiento de los medios en general sin que le hagan el caso que se merece.

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