ELECCIONES VASCAS 21-A

PNV y Bildu se disputan la hegemonía en el País Vasco en las elecciones autonómicas más reñidas y menos identitarias

Los indecisos marcan el duelo entre los independentistas de PNV y Bildu

El candidato de Bildu aboga por buscar "puntos de encuentro" mientras en el PNV tratan de alentar el miedo a la incertidumbre que representan los abertzales

Arranca la campaña de las elecciones vascas con PNV y EH Bildu más igualados que nunca

Vídeo: Agencia ATLAS | Foto: EFE / EP

La carrera arranca con el marcador igualado. Asumido ya entre todos los candidatos que el nacionalismo en alguna de sus formas ganará previsiblemente las elecciones que se celebran el 21 de abril en el País Vasco, los dos partidos en liza buscan diferenciarse uno del otro en un eje clásico que confronta "estabilidad" con "incertidumbre" y estancamiento con ambición. El independentismo de ambos se da por hecho aunque también que esa es una batalla aparcada para tiempos mejores. Queda claro que se han invertido los papeles y que las elecciones vascas se encuentran en las antípodas de las catalanes, donde ERC ha planteado ya una pregunta para un hipotético referéndum y Carles Puigdemont pide un estado propio de forma inmediata.

Mientras los dos partidos independentistas se juegan el liderazgo, el PSE busca mantener su posición de partido bisagra, ser decisivo y condicionar el próximo gobierno como hace ahora en coalición con el PNV y el PP, lanzado a por los votos de los descontentos con los nacionalistas conservadores, intenta meter en un único saco a todos los partidos socios de Pedro Sánchez (PNV, Bildu, Podemos, Sumar y PSE) y presentarse como única alternativa a ese modelo.

El PNV sabe que la acumulación de años al frente de las instituciones vascas empiezan a pasarle factura, pero razonan que a su vez han sido sus gobiernos los que han hecho que el País Vasco mantenga un adecuado nivel de vida y estado del bienestar. Sin embargo, las desigualdades empiezan a aumentarse, algunos servicios públicos renquean, y Bildu ha sabido colarse por ese flanco, empujado a su vez porque ETA ya no lastra sus apoyos.

El PNV arranca la campaña esta noche en Vitoria, donde también se concentran los actos iniciales de Bildu, PP y Vox, lo que da una idea de lo importante que va a ser esta plaza los próximos días. Los jeltzales claman por quitarse a Bildu de encima, sacudirse al partido que puede comerles el terreno que llevan años abonando. Tanto el candidato Imanol Pradales como el presidente del partido, Andoni Ortuzar, insisten en que en estas elecciones lo que se juega es la "experiencia" que se arrogan, su capacidad de gestión, frente las "ocurrencias" de un partido que ya gobernó hace tres legislaturas la Diputación de Guipúzcoa, donde se gestiona la hacienda foral, y que la oposición siempre calificó de desastre. Alentar el miedo a Bildu es parte de su estrategia. La otra, ganarse la confianza de los indecisos y azuzar a los suyos para que no se queden en casa, porque intuyen que los de Bildu se movilizarán sin falta.

Hasta un

, según el último CIS sobre el País Vasco, decidirá su voto en la última semana de la campaña y un porcentaje importante de ellos el mismo fin de semana que se abren las urnas. A eso se suma que el 40% de los vascos reconoce no ser fiel a unas siglas, sino que vota en función de las circunstancias de cada momento. A todos ellos se dirigen los esfuerzos de los jeltzales, para que nadie se le escape hacia el PP o se quede sin votar por desafección hacia su gestión.

Competición y "puntos de encuentro"

Pero mientras unos muestran un rechazo a los independentistas progresistas e intentan competir con ellos con un programa lleno de iniciativas para mejorar el acceso a la vivienda, dar un revolcón a la enferma sanidad vasca (Osakidetza) o mejorar la tramitación y gestión de las ayudas sociales, los otros, los de Bildu, siguen con su hoja de ruta con una mano tendida.

En la presentación de su programa este jueves por la mañana, el candidato Pello Otxandiano, ha desglosado algunas de sus propuestas principales pero ha lanzado un mensaje al inicio de su intervención que ha vuelto a recalcar al cerrar. La campaña, ha dicho, es un momento de "competición y contraste de ideas", pero también es tiempo de hallar "puntos de encuentro", y asegura que tan importante es uno como lo otro. Es una forma de mostrar que han dejado atrás la confrontación con lo distinto que les ha marcado durante años, y lo hacen en el tono pausado de Otxandiano, evitando la bronca.

Alternativa al status quo

Ninguno de los dos partidos parece que vaya a obtener una mayoría suficiente, así que será necesario que busquen a un socio con el que pactar. Bildu lleva semanas mostrando en público su disponibilidad a gobernar de la mano del PNV. Otxandiano señalaba hace unos días que Bildu quiere construir una nación "sin dar la espalda al PNV". Un mensaje similar al que ha salido de boca de Otegi estos días: el objetivo es hacer un frente común entre los nacionalistas para ir juntos a presentar una propuesta conjunta en Madrid. Sin embargo, esta misma mañana Otegi decía no tener dudas de que PSE y PNV volverán a pactar y Otxandiano se presenta como la única alternativa al status quo de esta coalición.

Dice Otegi que no les hace falta gritar todos los días que son independentistas porque todo el mundo sabe que lo son. En su programa electoral queda claro, como ha enfatizado Otxandiano en el acto de este jueves, que apuestan por un "nuevo estatus político", un debate que creen que debe darse en la próxima legislatura, aunque huyen de menciones a la independencia o la convocatoria de un referéndum, como sí hacían en un pasado cercano. El PNV se ha limitado a incluir en su programa los aspectos que ya acordó con Pedro Sánchez para su investidura, la necesidad de que el Estatuto de Gernika se cumpla de manera íntegra y dar paso a la aprobación de uno nuevo (algo que lleva varios años dando vueltas en comisiones del parlamento vasco sin llegar a buen puerto) o el reconocimiento de las relaciones bilaterales entre Gobierno vasco y nacional.

PSE, decisivo

Mientras el PNV se hace el sordo con las insinuaciones de acuerdo que le lanza Bildu, aunque sin rechazarlas, alienta la idea de volver a aliarse con el PSE para gobernar. Pero en esta campaña se produce una circunstancia curiosa. Son precisamente los dos partidos de la actual coalición de gobierno, PNV y PSE, los que públicamente menos confianza muestran en el otro.

Tienen en su mano reeditar esa coalición, repetida en diversas ocasiones en las últimas cuatro décadas, pero la incertidumbre sobre Bildu provoca la suspicacia entre los dos socios. Pradales asegura que no se fía de Sánchez, y Eneko Andueza, el candidato socialista, apuntaba hoy mismo antes del arranque oficial de la campaña que el "riesgo de comunión entre los nacionalistas existe" y sugiere que puede ser un error plantear la campaña como un "duelo" entre ambos porque podrían terminar uniéndose. Así, se presenta como "dique de contención" de cualquier aventura soberanista.

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