Elecciones vascas

Bildu echa el resto para atraer el voto de los indecisos y superar al PNV tras la polémica por ETA

Guiños al pueblo saharaui y a Gaza y Palestina se cuelan en un mitin en el que se lanzan a por el votante de Podemos Otxandiano se esfuerza por reconducir la polémica en torno a la violencia de ETA apelando a su cercanía a las víctimas y pidiendo perdón

Arnaldo Otegi y Pello Otxandiano se abrazan durante un acto de campañde EH Bildu.

Arnaldo Otegi y Pello Otxandiano se abrazan durante un acto de campañde EH Bildu. / EFE

Elene Marín

"Si no es ahora, ¿cuándo?", se preguntaba este jueves a última hora el candidato Pello Otxandiano después de repetir su lema de campaña en una plaza atestada de simpatizantes en Vitoria. Tienen el viento de cola, un Gobierno vasco que acusa desgaste tras una larga legislatura marcada aún por las secuelas de la pandemia (las últimas elecciones fueron el verano del covid), al espacio de la izquierda desintegrándose y dejando a miles de votantes en busca de refugio, un grupo parlamentario en el Congreso de los Diputados integrado en la política nacional que se bate con el PNV como partido útil en Madrid y que gana visibilidad, y un candidato sin un pasado cuestionable. Pero su estrategia se torció cuando la campaña saltó a la arena nacional y el resto de los partidos se echaron encima de Otxandiano por no condenar a ETA. Así que EH Bildu ha tenido que echar el resto a 24 horas de que acabe la campaña para que no se tambalee lo conseguido hasta ese momento.

Sin desdecirse ni tragarse palabras que nunca dijo, el candidato abertzale reconducía su discurso sobre el terrorismo a primera hora de la mañana sacando del foco a ETA, que es lo que había provocado el giro de la campaña, y centrándose en las víctimas. "Yo estoy con las víctimas", aseveró después de pedirles "perdón" si sus palabras de los dos días previos, en las que en un medio no quiso reconocer que ETA fue un grupo terrorista y en otro dijo que "ETA es una trayectoria de 60 años", habían herido su "sensibilidad". Y tras intentar retomar la iniciativa, por la tarde, en esa plaza de Vitoria, fueron con todo para mantener sus posiciones.

Hubo un llamamiento a la izquierda no abertzale. Hubo un llamamiento a los votantes del PNV. Hubo lamentos porque "los medios de comunicación y todos los aparatos del Estado" están en su contra. Y hubo menciones a cuestiones muy concretas de la política internacional que siempre han abanderado y que ahora cobran especial atención porque son enseñas para esa izquierda morada y magenta que se desintegra en el País Vasco.

Voto virgen

Otxandiano apeló a "esa gente que jamás ha votado a Bildu". "No pido a nadie que se haga de Bildu, pero sí que reme a favor del cambio que hace falta en este territorio. No hace falta ser de Bildu, hace falta ser de izquierdas y querer el cambio", dijo Arnaldo Otegi apelando otra vez al voto útil en una región que está llamada a ser esencial en los resultados electorales del próximo domingo. Muy pocos votos pueden regalarles el escaño que necesitan para quedar por encima del PNV. "A la gente abertzale que no encuentra en este PNV acomodo suficiente para sus ambiciones nacionales" también les pidió el voto. "En Bildu no se pide el carné a nadie, solo que pongan la patria por delante".

Y ya al final, una mención a una mujer sentada en primera fila con la cabeza cubierta con su pañuelo saharaui, a cuyo pueblo mostró el "apoyo incondicional" de Bildu, y una llamada de atención al ámbito internacional para que defienda "Gaza y Palestina". El guiño a los votantes de Podemos y potenciales de Sumar, que llevan meses peleándose con por estos dos asuntos con el Gobierno de Pedro Sánchez, fue evidente. Los necesitan y la polémica en torno a la violencia terrorista puede hacerles dudar. Retenerlos es crucial porque es sobre esta base social sobre la que Bildu está haciendo crecer su proyecto.

La demoscopia dice que están disparados, pero la incertidumbre se ha instalado en todos los partidos. No parece que haya un ganador claro. Las últimas encuestas hicieron virar la cabeza hacia Bildu, la campaña tranquila y sin aspavientos que habían planeado comenzó a torcerse y aunque se ven moralmente ganadores porque van a pasar de 21 escaños "a estar más cerca de los 30", como proclama Otegi, no es lo mismo acercarse que ganar.

"Si no es ahora, cuándo", decía también un miembro del PNV esta semana para referirse a Bildu e intentar explicar que si este 21 de abril, con todo a favor, no les superan, pueden empezar a respirar tranquilos. Lo contrario, incluso aunque el lehendakari sea finalmente del PNV, puede tener consecuencias a futuro.

Imagen del poder

El candidato jeltzale Imanol Pradales se ha puesto ya el traje presidencial. Literalmente. Es el único que se autoproclama futuro lehendakari y su puesta en escena en los debates y actos públicos, no en los mítines, es con traje y corbata. Se saca fotos con sus predecesores, como este jueves con los ex lehendakaris Iñigo Urkullu y Juan José Ibarretxe, cuya relación se torció hace tiempo y no se dejan ver juntos en demasiadas ocasiones. Junto al retoño del árbol del Gernika que hay frente al Parlamento Vasco, los tres se han dejado fotografiar incluyendo así a Pradales en una sucesión que aún no se ha producido.

Frente a imágenes presidenciales, Bildu tiene la del poder territorial. En las últimas municipales los abertzales dispararon su representación municipal y eso es lo que este viernes de fin de campaña explotarán en Bilbao, con un acto que sirve principalmente para que Otxandiano pueda sacar músculo y fotografiarse con todos sus alcaldes, 107, que tiene en las tres provincias vascas, el 42% de los 251 municipios de Euskadi. El PNV tiene ahora 120.

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