El PSOE avisa al PNV ante la reedición de su coalición: “Tenemos más peso y vamos a hacerlo valer”

Los socialistas aspiran a ganar peso ante la previsible reedición de su gobierno de coalición con el PNV. Al menos, cualitativamente. Tras pasar de contar con un cuarto de los escaños de la coalición a un tercio, en Ferraz mantienen la cautela al considerar que la iniciativa para abrir negociaciones corresponde a los jeltzales y por no dejar sin autonomía a los socialistas vascos, pero sí avisan que “tenemos más peso y vamos a hacerlo valer”. Así se expresó la portavoz del PSOE, Esther Peña, tras la celebración de la ejecutiva federal en la que se analizaron los resultados de las elecciones. El aumento de diez a doce escaños, permitiendo así sumar mayoría con un PNV a la baja, que resiste como primera fuerza en votos, pero pasa de 31 a 27, es para la dirección socialista un resultado “extraordinario”. Un aval de las urnas que, según pretenden, servirá para “reforzar el Estado de bienestar”.

El PSE contaba en la pasada legislatura con tres carteras. Las de Empleo, acompañada de la vicepresidencia segunda, la de Planificación Territorial y Vivienda y la de Industria y Turismo. Durante la campaña se puso el foco principalmente en los servicios públicos, especialmente en la Sanidad. Osakidetza siempre fue la joya de la corona del PNV, pero durante los últimos años se percibe entre la ciudadanía un deterioro que convirtió su gestión en protagonista del debate y las propuestas de los diferentes partidos.

El PSE refuerza su llave de gobierno en Euskadi y garantiza estabilidad parlamentaria a Sánchez

Los socialistas han valorado positivamente su mejor resultado desde 2012, con un amento de votos del 25% en las capitales y de algo más del 24% de las ciudades con más de 100.000 habitantes, para recalcar de cara a futuras negociaciones con el PNV que “tenemos mucho que decidir en el futuro gobierno” y que “garantizaremos políticas progresistas”. En el PSOE buscan aumentar su peso en una próxima coalición para asentar el proyecto socialista con Eneko Andueza al frente, tras relevar a Idoia Mendia.

El propio Pedro Sánchez trasladó durante la reunión de la ejecutiva de esta mañana que la campaña de Andueza era el “modelo” a seguir para otros territorios. Según fuentes de la ejecutiva, el presidente del Gobierno y líder de los socialistas destacó que la de Andueza “la receta” a importar.

“Con liderazgos bien trabados en el territorio y centrados en la agenda social”, según explican las mismas fuentes presenciales. Sánchez ya recetó tras las gallegas un “cambio generacional” en los liderazgos territoriales. Un proceso que se prevé acelerar tras las elecciones europeas, una vez cerrado este ciclo electoral, con la vista puesta en celebrar un congreso federal en otoño y a partir de ahí, en cascada, los congresos autonómicos para renovar las secretarías generales. Una amplia renovación que se naturaliza como parte de un “ciclo vital cumplido”.

“Reflexión” de Díaz

La lectura de Ferraz es que si hay un cambio de ciclo en las elecciones vascas, este tiene que ver con el tono de la campaña, alejada del ruido y la crispación, y su carácter propositivo, más centrado en el eje social que en el territorial. “El eje independentista no ha estado en la campaña vasca”, ha celebrado Peña para acto seguido reprochar al PP que agite el fantasma de ETA. “El PP está cada vez más solo en el otro muro, con Vox, hablando de cosas irrelevantes para la gente”, añadía la portavoz del PSOE para preguntarse, en referencia a los votos obtenidos por Bildu, si en Génova consideran que “¿hay 350.000 etarras en Euskadi?”.

La situación del espacio a la izquierda del PSOE, dividido y salvando los muebles con tan solo un representante de Sumar, genera intranquilidad en Ferraz. De ahí que Peña les pidiese a los de Yolanda Díaz que hagan una “reflexión”. Los resultados de Sumar, con tal solo un representante, y de Podemos, que se convierte en fuerza extraparlamentaria, dan cuenta de que la división hacer resentirse su necesaria muleta a la izquierda. Dificulta la suma del bloque progresista, pero también hace más compleja la gobernabilidad, en una situación sin margen para la geometría variable, por la confrontación entre partidos progresistas.