Elecciones vascas

Sumar y Podemos entierran las opciones de acuerdo en Euskadi tras proclamar dos candidaturas diferenciadas

En las últimas 48 horas los puentes han terminado por romperse, todo apunta a que de manera definitiva

Ana Cabanillas

Si el acuerdo entre Podemos y Sumar parecía difícil en Euskadi, ahora se da ya por imposible. Las dos fuerzas llevan meses negociando para lograr una coalición en las elecciones vascas que se esperan para abril. Y en este tiempo trataron de aislar sus conversaciones de la guerra abierta que se libraba a nivel nacional, sorteando turbulencias que fueron desde la ruptura parlamentaria de Podemos y su paso al Grupo Mixto, hasta el rechazo de su militancia al pacto para una coalición con Sumar en Galicia.

La líder de Podemos Euskadi, Pilar Garrido, que fue una de las dirigentes moradas que rompió una lanza dentro de su partido en favor de Yolanda Díaz, ya ha cambiado el tono y lanza duras acusaciones a Sumar, que parece haberse convertido ya en un competidor electoral. Los sondeos no auguran buenos resultados para el espacio, al que otorgan 3 diputados en caso de ir unidos -la mitad de lo que tiene ahora- y que serían aún peores en caso de ruptura. Pero ni siquiera eso ha salvado la situación. En las últimas 48 horas los puentes han terminado por romperse, todo apunta a que de manera definitiva, después de que tanto Podemos como Sumar hayan proclamado a sendas candidatas para liderar dos listas distintas.

El entendimiento parece ya imposible, según admiten algunas voces al corriente de la negociación. Las posturas se han enconado después de que Podemos proclamase en solitario a su candidata y de que Sumar llegase a un pacto donde también situaba a su propia candidata.

Podemos convocó un proceso de primarias para reelegir a la que ya fuera su candidata en 2024, Miren Gorrotxategi. Una votación que podía interpretarse como una manera de imponer a la candidata en la negociación. Antes de este proceso, Sumar ofreció Alba García, procedente de las filas moradas, como aspirante a lehendakari; pero la propuesta fue rechazada y Podemos abrió sus propias urnas.

Baile de alianzas

Este mismo viernes la secretaria general de Podemos, Ione Belarra, proclamaba a Gorrotxategi como la candidata oficial de los morados. En un discurso previo a la reunión del Consejo Ciudadano Estatal, Belarra hizo mención expresa a la dirigente vasca y, tras felicitarla, defendió la importancia de su partido en los comicios: "Tenemos una oportunidad única de que en Euskadi haya un gobierno que se parezca más a la gente. Para eso es imprescindible que Elkarrekin Podemos esté más fuerte que nunca".

La referencia de Belarra a Elkarrekin Podemos no es casual. Esta marca, que se construyó en las autonómicas de 2016, nació como nombre de la coalición con IU y Equo, y logró peso en la vida política vasca tras obtener 11 diputados hace ocho años y 6 hace cuatro, en 2020, convirtiéndose en uno de los pocos bastiones donde Podemos mantiene peso institucional, después de la debacle autonómica y municipal de las autonómicas de mayo.

Belarra apeló a la marca de la coalición, aún con la esperanza de retener a todos sus antiguos aliados, pero todo cambió apenas 24 horas después, cuando Sumar anunciaba un preacuerdo con IU y Equo, los integrantes de aquella coalición. El pacto, que sitúa a Alba García como candidata de consenso entre los tres acores, deja ahora solo a Podemos en la carrera electoral, donde únicamente podrá contar con su socio ecologista, el partido Alianza Verde que fundó Juantxo López de Uralde en 2019 y que sólo ha concurrido electoralmente en alianza con los morados.

La reacción de Podemos al acuerdo da cuenta de la ruptura que es ya un hecho de cara a las elecciones vascas. "Ellos tendrán que explicar por qué vienen a dividir", censuró Garrido, la líder del partido en Euskadi, que en un tono ya de ruptura lanzó duros reproches a quien hasta hace unos días era su potencial aliado. Así, también denunció que Sumar hubiera "excluido a Podemos" de ese acuerdo, del que dijo haberse "enterado por la prensa".

La ruptura

En la quiebra de las negociaciones pesan dos elementos. Por una parte, la diferencia del diagnóstico. A diferencia de Galicia, donde Podemos quedó fuera del Parlamento en 2020, en Euskadi sí mantuvieron ciertas posiciones -pese a reducir su representación casi a la mitad, de 11 a 6-. En el partido de Belarra consideran que esta situación debería darles un papel preponderante, puesto que Sumar, aseguran "no tiene nada" en el territorio. Quieren además mantener a su candidata.

Pero en Sumar la percepción es distinta. Consideran que Podemos está en descomposición tras declarar la guerra a Yolanda Díaz y la sangría de salidas de los últimos meses, y están convencidos de que el electorado que un día votó al partido hoy apuesta por la vicepresidenta. La marca Sumar, a su juicio, está muy consolidada a nivel nacional y jugará como un elemento clave en los comicios.

El otro gran problema son las primarias, y lo son a distintos niveles. En primer lugar, porque Podemos ha exigido que, en caso de pacto, el candidato a lehendakaritza debe elegirse mediante votación abierta entre la militancia de todas las formaciones integrantes. Una propuesta inasumible para Sumar, que a día de hoy no tiene estructuras ni mecanismos internos claros, a la espera de que sentar sus bases como partido en su asamblea fundacional del 23 de marzo.

En segundo lugar, en caso de sellar un preacuerdo, no existen tampoco garantías de que éste fuera después avalado ni por la dirección, que da luz verde a todos los acuerdos preelectorales al poseer la firma ante la Junta Electoral, ni por por la militancia de los morados, que hace poco más de un mes tumbó en Galicia el acuerdo de coalición con Sumar, después de que la dirección declarase la guerra a Yolanda Díaz en el Congreso y de que Pablo Iglesias desde su plataforma de difusión pidiese abiertamente rechazar la alianza.

Tracking Pixel Contents