El presidente valora su renuncia

El PSOE espera una señal de Sánchez tras la demostración de apoyo y asimila su posible marcha

“Preocupación, emoción y algo de esperanza”, resumía uno de los ministros más cercanos al jefe del Ejecutivo el sentir del partido antes de abandonar la sede federal este sábado

La vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero (c), saluda a los simpatizantes concentrados este sábado junto a la sede de Ferraz.

La vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero (c), saluda a los simpatizantes concentrados este sábado junto a la sede de Ferraz. / A. Pérez Meca

La demostración de apoyo del PSOE a Pedro Sánchez, con un cierre de filas orgánico y una masiva concentración en la calle, fue la última bala de la dirección para evitar que el presidente del Gobierno renuncie a su cargo este lunes. El núcleo duro del Gobierno y Ferraz espera ahora una señal de su jefe de filas, una reacción positiva a su llamamiento para que siga adelante tras enmarcar en una campaña de ataques la investigación a su esposa por tráfico de influencias. Con todo, a medida que pasan las horas son menos optimistas. “Preocupación, emoción y algo de esperanza”, resumía uno de los ministros más cercanos al jefe del Ejecutivo el sentir del partido antes de abandonar la sede federal este sábado. “Esperemos que esto ayude”, explicaba otro de los miembros del primer círculo de poder de Moncloa para acto seguido rebajar expectativas: “Igual somos ilusos, pero ojalá esto le llegue”.

Sánchez sigue sin comunicarse con sus ministros ni ha trasladado ninguna pista sobre su decisión desde que difundió la carta anunciando que se tomaba cinco días para meditar sobre su renuncia ante la campaña de “ataques” a su persona y su familia. Algún dirigente sí aseguraba que había respondido a algún mensaje, pero solo respondiendo a modo de “gracias” por trasladarle ánimos. Una situación de incomunicación por la que ya desde el viernes comenzaban en la dirección a asimilar una posible salida. No por ello sin dejar de concentrar todos los esfuerzos en impedirlo y, con ello, alejar un terremoto con consecuencias orgánicas e institucionales impredecibles.

Desde que Sánchez se encerró el pasado miércoles en La Moncloa a escribir su carta solo ha despachado por cuestiones de gestión con el ministro de Presidencia y Justicia, Félix Bolaños, y sobre todo con Óscar López, su jefe de gabinete. A este último fue precisamente a quien entregó la carta, que escribió solo y sin consultar a nadie, con la única orden de que la hiciese pública. López estuvo presente en Ferraz durante el Comité Federal, aunque no tiene asiento, y su gesto compungido no difería del de otros altos cargos.

Si la emoción hizo que se apoderaran las lágrimas de muchos tanto durante los discursos lanzados en la sala Ramón Rubial como cuando salieron a saludar a los concentrados en el exterior. Los abrazos, los saludos y las conversaciones en los pasillos de Ferraz se asemejaban más a una suerte de terapia de choque. La bala de la movilización no aplacó la ansiedad en el PSOE ante la creciente incertidumbre. La consigna con la que se llegó a la reunión del máximo órgano de dirección entre congresos, y que repetían también desde los territorios, era la de no pasar de pantalla. En ello volvían a insistir los colaboradores de Sánchez ayer, pero deslizando que “si hay que abrir otra pantalla se abrirá como se pueda, pero ahora estamos concentrados en esta”.

Nadie quiere anticiparse a ningún escenario, ni mucho menos la vicepresidenta primera y número dos del partido, María Jesús Montero, quien ya tuvo que abrir el Comité Federal en sustitución de Sánchez y deslizó un discurso entre presidencialista y de secretaria general ‘in pectore’. Si Sánchez dimite el lunes se convertiría en presidenta en funciones hasta una nueva investidura o una convocatoria electoral que no podrá producirse hasta el 29 de mayo.

A la sensación generalizada de que el jefe del Ejecutivo puede dar un paso al lado si no logran convencerlo, contribuye que todos asumen que se trata de una cuestión personal y no política. La “línea roja” del "acoso" a la familia. La mañana del miércoles ya trasladó a sus colaboradores, cuando se conoció que se estaba investigando una denuncia de Manos Limpias contra Begoña Gómez, que había llegado a un límite y debía “reflexionar”.

Golpe anímico

No se esperaban entonces la carta que unas horas después iba a difundir, pero intuyeron que era una gota que colmaba el vaso. Según relatan desde su círculo, “llevaba tiempo tocado” por las informaciones y la fiscalización de la oposición sobre su esposa. “Se le notaba porque Pedro [Sánchez] es muy estable”, continúan las mismas fuentes. De ahí la sorpresa y la mayor incertidumbre en estos momentos. “Es muy suyo y pudoroso de sus sentimientos”, explica otro ministro de su círculo de confianza para dar cuenta de que la carta abona su renuncia porque es un descargo de sinceridad.

El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, alejado de Sánchez por sus pactos con el independentismo, se centró en reclamar “empatía” por su “dolor” y censuró a la oposición por atribuir su decisión a una maniobra política. “Valoro en su carta que se duela, prefiero que se duela ante una acusación injusta y falsa a que se muestre indiferencia o se saque pecho”, argumentó para mostrar todo su apoyo a Sánchez y el partido a la hora de “no dejar ni una sola calumnia sin contestar”.

Sucumbir a los “ataques”

Otros dirigentes se enfocaron más en presionar por el flanco de que una renuncia daría la razón a quienes lo habrían atacado. “No puedes rendirte. No puedes concederle a la derecha lo que busca: tu cabeza”, alentó el ministro de Transportes, Óscar Puente. El líder de los socialistas vascos, Eneko Andueza, en una línea similar llamó a no sucumbir para no perder: “Cuando aguantamos, ganamos. Aguantamos una dictadura y ganamos una democracia y aguantamos 40 años de terrorismo y conquistamos la paz”.

El PSOE contiene la respiración y los ministros socialistas esperan que a lo largo de este domingo comiencen a sonar sus teléfonos para prepararse ante los escenarios que puedan abrirse a partir del lunes. Se prevé que la comparecencia del presidente del Gobierno se produzca a primera hora, para “no demorar más” la espera, aunque ni siquiera sobre el formato y el horario habría trasladado información Sánchez. Suceda lo que suceda, la “reflexión colectiva” espoleada por el líder de los socialistas con el marco del ‘lawfare’ o guerra sucia contra el adversario político, anticipa un punto de inflexión en la política española.

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