ELECCIONES DEL 9J

Sánchez aprovecha el choque diplomático con Milei para erigirse como dique contra la “ola ultra” en las europeas

Los socialistas se ponen como objetivo reducir la ventaja de los populares a "dos o tres puntos" y trasladan la presión al líder de la oposición: “El plebiscito es para Feijóo”

En Ferraz insisten en que, sea cual sea el resultado, no habrá adelanto electoral y se completará la legislatura

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto la vicepresidenta tercera y candidata del PSOE en las europeas, Teresa Ribera, y el líder del PSC, Salvador Illa, en un acto de precampaña el pasado sábado.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto la vicepresidenta tercera y candidata del PSOE en las europeas, Teresa Ribera, y el líder del PSC, Salvador Illa, en un acto de precampaña el pasado sábado. / Jordi Cotrina

Iván Gil

El PSOE ha diseñado una estrategia de campaña para las elecciones europeas con un enfoque dicotómico, de progreso frente a reacción, y el conflicto diplomático con Argentina ha venido a reforzarla. A escasos cuatro días del inicio de la campaña para los comicios del próximo 9 de junio, el choque provocado por las palabras del presidente argentino, Javier Milei, en un acto de Vox este domingo, donde tildó de “corrupta” a la mujer de Pedro Sánchez, ha servido a Moncloa y Ferraz para erigirse en muro frente la “ola ultra”. En la sala de máquinas de Ferraz niegan una utilización electoral de un asunto “ya de por sí suficientemente desagradable”, pero reconocen que “esta es la realidad” y casa con su discurso.

Pedro Sánchez aprovechaba su intervención durante un acto este lunes para volver a pedir a los empresarios que, en línea con el ejemplo de las grandes empresas alemanas, “den un paso al frente en defensa de la democracia y los valores humanistas que han ayudado a forjar la mejor Europa” frente los “modelos reaccionarios”. Una forma de intentar aislar a Vox y, por ende, de cuestionar los pactos del PP con la formación de Santiago de Abascal. Lo hacía después de exigir una rectificación pública a Milei o, por lo contrario, se produciría una “respuesta acorde” escalando la crisis diplomática.

Tras llamar a consultas a la embajadora en Buenos Aires, el siguiente paso sería la ruptura de las relaciones diplomáticas. Lejos de rectificar, desde la Casa Rosada han pedido disculpas a la inversa y negado que haya una crisis diplomática. En la misma línea se manifestaba unas horas antes la vicepresidenta primera, María Jesús Montero, al reclamar a la patronal que “alerte” contra “este tipo de cuestiones y traslade que no todo vale”.

El Gobierno ya trasladó desde el primer momento este conflicto a Bruselas, a las puertas de unas elecciones marcadas por el auge demoscópico de las formaciones de ultraderecha y derecha extrema, dando cuenta del incidente al Alto Comisionado para la Política Exterior de la UE, Josep Borrell. Este último condenó el "ataque" del presidente de Argentina para contraponer que “la libertad política, la prosperidad, la cohesión social basada en la redistribución fiscal y el respeto en el debate público son pilares de la UE". Valores que se arrogan en defender los socialistas contra una “internacional reaccionaria” en la que sitúan como principal actor en España a Vox y a los populares como colabores necesarios.

Para señalar la supuesta connivencia de los populares con las posiciones más duras de la formación de Santiago Abascal, los socialistas están comenzando a promover declaraciones institucionales a nivel autonómico. Por el momento lo harán en la Asamblea de Madrid y en el Parlamento de Andalucía, sin descartar que se repliquen estas iniciativas en otros territorios. Los populares, por su parte, responden con la misma moneda y este lunes Alberto Núñez Feijóo equiparaba en radicalidad a Sánchez a Milei para situarse en la centralidad. Ninguno de ellos, dijo, “está en el espacio de moderación que yo reivindico para la política”.

La portavoz del PSOE, Esther Peña, iba un paso más allá este lunes en rueda de prensa desde Ferraz para asegurar que ambas formaciones “han demostrado que son lo mismo”. Si en las elecciones generales los socialistas lograron una movilización del electorado progresista, en contra de los pronósticos de las encuestas, con una campaña donde insistieron en la amenaza de un gobierno del PP condicionado por Vox, ahora buscan repetir la gesta tratando de situar a España como principal dique de contención frente a una ola de las “derechas reaccionarias”. “España dijo no al retroceso en las generales y dirá no en las europeas”, concluía la portavoz de los socialistas en línea con un discurso que busca aglutinar en la papeleta del puño y la rosa el voto progresista.

A "dos o tres puntos" del PP

Las elecciones catalanas, con una holgada victoria del PSC y la ruptura de la mayoría independentista, han servido al PSOE para coger impulso. En la sede federal subrayan que el aval de las urnas a su cuestionada hoja de ruta sobre la desjudicialización, principalmente la ley de amnistía, les da no solo fuerza “moral” para las europeas, sino que han reactivado a sus bases. “Nuestra gente está muy enchufada después de las catalanas a pesar de que las europeas son campañas que cuestan más”, explica un dirigente de la ejecutiva socialista.

El Gobierno se juega en estos comicios asentar nuevamente su legitimidad en las urnas tras aceptar el reto de los populares de convertirlos en un plebiscito. Una suerte de segunda vuelta de las generales, al tratarse del primer examen con las urnas a nivel nacional después de los pactos de investidura, que en Ferraz dan por buena si recortan la ventaja del PP para situarse a “dos o tres puntos”. Una diferencia que asocian casi a un empate técnico y que, de producirse, hasta ponen en duda la continuidad del líder de los populares. Ya en la campaña de las elecciones gallegas, los socialistas agitaron la marcha de Feijóo si su partido no ravalidaba la Xunta.

Plebiscito al liderazgo de Feijóo

Los socialistas insisten en que sea cual sea el resultado, quedan todavía tres años de legislatura, descartando un adelanto de las generales aun sin Presupuestos, para señalar que el verdadero plebiscito en estas elecciones es el del liderazgo de Feijóo. “Estas elecciones son un plebiscito porque la silla de Feijóo vuelve a tambalearse. No hay duda de que el plebiscito es para Feijóo”, señalaban ayer en la dirección socialista para trasladar la presión a la oposición.

Según sus encuestas internas, estarían con una tendencia al alza desde las catalanas. La rebaja de las expectativas de Génova también incrementa el optimismo en la sede federal para acortar las diferencias. Un objetivo por el que además plantearán la campaña con el objetivo no solo de movilizar en unos comicios donde la participación suele ser baja y tendencia a castigar al partido del Gobierno, sino de aglutinar el voto del espacio a su izquierda.

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