Comicios del 9 de junio

Las europeas ponen a prueba la resistencia de Sánchez tras la amnistía y el recorrido de Feijóo

Los elecciones a la Eurocámara mostrarán la opinión de los españoles ante la medida de gracia concedida a los independentistas, el principal caballo de batalla del PP

El líder de la oposición arranca la campaña con las expectativas rebajadas, mientras los socialistas confían en quedar como mínimo muy cerca de los conservadores

Alberto Núñez Feijóo y Pedro Sánchez.

Alberto Núñez Feijóo y Pedro Sánchez. / EP, EFE

En el último episodio de este frenético semestre electoral, con comicios en Galicia, Euskadi y Catalunya, los españoles están llamados a las urnas el próximo 9 de junio para elegir a 61 de los 720 escaños del próximo Parlamento Europeo. Se trata de una cita crucial, en un momento de conflictos bélicos justo a las puertas de la la UE y con la extrema derecha amenazando con amplificar su avance, pero estos comicios siempre se han librado aquí en clave nacional. Pedro Sánchez necesita demostrar que aguanta a pesar de su debilidad parlamentaria y el desgaste que puede suponer la amnistía. Alberto Núñez Feijóo busca una victoria contundente que le legitime para pedir la convocatoria anticipada de generales, dando un paso más en el ciclo electoral sin fin. 

En el PSOE rechazan de plano un escenario de este tipo. Los socialistas se encontraban deprimidos hace justo un mes, con Sánchez sopesando su renuncia tras la investigación judicial a su esposa, pero el paso al frente del jefe del Ejecutivo, el incontestable triunfo de Salvador Illa en Catalunya y el choque con el presidente de Argentina, el ultra Javier Milei, les han insuflado un enorme optimismo. 

“Tenemos en Teresa Ribera a la mejor candidata. El PP sabe que las diferencias hoy son mínimas y que el PSOE puede ganar estas elecciones”, aseguran fuentes de la cúpula del partido. Otros dirigentes son más cautos. Subrayan que los conservadores absorberán todo el electorado de Ciudadanos y que superarles resulta muy complicado. Pero creen que la diferencia puede ser de “solo un punto o menos”. En ese caso, concluyen, quien estaría en una “situación comprometida” sería Feijóo, a quien quizá Isabel Díaz Ayuso y otros líderes territoriales de su partido, especulan, empujen a dimitir. 

La medición del malestar

La amnistía, que será aprobada definitivamente en el Congreso el día 30 de mayo, justo en el ecuador de la campaña, será uno de los ejes de Núñez Feijóo y su cabeza de lista, Dolors Montserrat. Pese a que en las elecciones catalanas los populares no hicieron hincapié en la medida de gracia, ahora recuperarán esa batalla, en la que Montserrat ha participado de manera activa ante las instituciones europeas, ya que ha sido la portavoz de su grupo en Bruselas durante estos últimos cinco años. En el PP consideran que ni las elecciones de Euskadi ni en las de Catalunya reflejaron bien el "malestar de los españoles" contra el carpetazo judicial al procés, porque son dos territorios con partidos nacionalistas e independentistas, pero que en estos comicios de carácter nacional los ciudadanos sí aprovecharán para mostrar su enfado a Sánchez por esa concesión a los soberanistas.

Los socialistas admiten que el desgaste por la amnistía puede mostrarse más en estos comicios que en los dos anteriores, pero tras el desenlace en Catalunya cuentan con un argumento potente para defender la medida de gracia. Lejos de alimentar al independentismo, está contribuyendo a rebajar su tirón ante las urnas, como prueba la clara victoria de Illa.

El carpetazo judicial al procés, en cualquier caso, no será el eje principal del PSOE durante las próximas dos semanas. El foco se pondrá en la necesidad de parar a la extrema derecha y a una derecha “cómplice” con ella. Aquí el choque con Milei ocupa un papel importante, porque “ayuda” a visibilizar todo lo que está en juego, señalan en la dirección socialista. El presidente argentino llamó “corrupta” a la mujer de Sánchez el pasado domingo durante un acto de Vox en Madrid, en el que Santiago Abascal pidió “echar a patadas y correr a gorrazos” al Gobierno. 

“Lo ocurrido debe ser interpretado como una señal clara de que no podemos dar por garantizada la democracia en España y el resto de Europa. Hasta el Imperio Romano cayó. Lo que vimos fueron amenazas reales, con la gravedad adicional de que buena parte de la derecha tradicional en Europa se inclina por rendirse ante la extrema derecha, en lugar de defender los principios democráticos”, explican los colaboradores de Sánchez. 

Un plebiscito

Los populares han ido rebajando sus expectativas estas últimas semanas. En marzo, el propio Feijóo sugirió que doblarían los 12 escaños logrados en 2019. Ahora, fuentes oficiales señalan que el objetivo es ganar al PSOE y se contentan con subir siete. Se plantean las europeas como un plebiscito entre el presidente del Gobierno y el jefe de la oposición. De conseguir una distancia considerable con los socialistas, empezarán a reclamar elecciones generales. El entorno de Feijóo no descarta que, si finalmente los políticos catalanes no llegan a un acuerdo para investir a un 'president' y hay que repetir elecciones, Sánchez haga coincidir esos comicios al Parlament con las generales.

De hecho, los conservadores se ven votando en otoño, porque otra de la hipótesis que manejan es que el líder del PSOE las convoque si obtiene un resultado razonable ante Feijóo y aunque Salvador Illa (PSC) logre convertirse en president de la Generalitat. "Sánchez podría ir a las urnas con el relato de: '¿ven? No he cedido ante Carles Puigdemont. No le he entregado la Generalitat, como decía el PP. No he aceptado su chantaje de que iba a hacerme la vida imposible en el Congreso. Ahora quiero que los españoles vuelvan a votar'", apunta un parlamentario del PP.

“Intoxicaciones sin ningún fundamento. Bulos”, contestan los socialistas sobre estas cábalas de la oposición. La voluntad de Sánchez, subrayan, es culminar la legislatura, con elecciones en 2027, mostrando de nuevo su ya contrastada capacidad de aguante. 

Inmigración y agricultura

Otros dos ejes principales de las europeas para el PP serán la inmigración y la agricultura. En el primer caso, ya se vio en la campaña catalana cómo Feijóo modificaba su posición tradicional para acercarse a Vox y llegó a identificar inmigración con delincuencia en un mitin. Tanto este asunto social como el del campo son dos pilares para el partido de Santiago Abascal, aunque en este caso, el PP también tendrá que mirar a una nueva formación ultra: la del agitador de redes sociales Alvise Pérez, a quien el último estudio del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) da representación en el Europarlamento.

En el tema del campo, Montserrat se erigirá como "gran defensora" del mundo rural ante su contrincante socialista. Ribera es, para una parte de la derecha, "una enemiga de los agricultores y ganaderos” por ostentar la cartera de Transición Ecológica. Pero el PSOE le da la vuelta al argumento. El planteamiento del PP muestra que cada vez está más cerca de las tesis “negacionistas” del cambio climático que defiende la extrema derecha.  

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