¿QUÉ HA PASADO EN LA DERECHA?

Alvise cortocircuita el ascenso de Vox y la ultraderecha se divide en España

Los de Abascal crecieron, pero se quedaron en seis eurodiputados por el zarpazo de Se acabó la fiesta con más de 800.000 votos. Alvise señala a Vox ya como vieja política

El candidato de Vox a las elecciones europeas, Jorge Buxadé (2i) y el presidente de VOX, Santiago Abascal (3i), durante el seguimiento de la jornada electoral de elecciones europeas.

El candidato de Vox a las elecciones europeas, Jorge Buxadé (2i) y el presidente de VOX, Santiago Abascal (3i), durante el seguimiento de la jornada electoral de elecciones europeas. / Alejandro Martínez Vélez

Las expectativas de Vox en estas elecciones europeas eran bastante más limitadas que la de sus partidos homólogos en la mayoría de países europeos. El partido de Santiago Abascal contaba con crecer y lo hizo en comparación con 2019: dos diputados más (en realidad sacó 3 pero el Brexit le hizo ganar un escaño más) hasta quedarse en seis europarlamentarios. Cerca de 300.000 electores más se decantaron este domingo por la papeleta del ultraconservador Jorge Budaxé con respecto a cinco años atrás. Una avance significativo pero bastante menor al que han experimentado sus socios en Francia, por ejemplo, donde Marine Le Pen ha arrasado; en Italia, con Giorgia Meloni consolidando su poder; o en Alemania, donde los ultra de AfD se han coronado como segunda fuerza.

En otros como Países Bajos o Polonia también ocupan el segundo puesto, aunque hayan sufrido un castigo en las urnas. Ocurre algo similar en Hungría y en Austria, aunque en el primer lugar. Ante este panorama -y aunque en el núcleo duro de Abascal se mantienen en que su crecimiento será más lento pero sostenido- todas las miradas se han vuelto hacia la gran sorpresa de la noche, la formación del activista y agitador Alvise Pérez, cuyo nombre (Se Acabó la fiesta) ya deja entrever todas sus intenciones.

Este partido ha conseguido 3 eurodiputados en la primera convocatoria electoral a la que se presenta. Son los mismos que tiene Sumar, la formación de Yolanda Díaz que está en el Gobierno de España. O los mismos que logró Ahora Repúblicas, la coalición de EH Bildu, BNG y ERC, que se ha situado como cuarta fuerza, por detrás de Vox.

Se Acabó la fiesta logró la nada desdeñable cifra de 800.763 electores, el 4,59% de los apoyos, con especial presencia en Andalucía (Málaga y Almería sobre todo), Madrid, Murcia, Aragón, y las provincias de Guadalajara, Alicante. Aunque todavía está por ver un retrato detallado de sus votantes, Alvise ha tenido especial incursión en la gente joven y muy especialmente en los hombres. Se trata de un perfil en el que Vox había logrado una consolidación importante y teniendo en cuenta que el activista de ultraderecha ha estado durante muchos años vinculado con el partido de Santiago Abascal, todo apunta a que la mayoría de sus potenciales electores podrían haberse ido a Vox si esta papeleta no hubiera existido.

De hecho, en la dirección nacional ultra ya venían asumiendo durante toda la campaña que el consultor político podría entrar en el Parlamento Europeo, arrebatándole algo de representación. Los cálculos que hacían, eso sí, se aproximaban más a un escaño que a tres. Del mismo modo que muchas encuestas elevaban la horquilla de posibilidades de Vox hasta los 7 eurodiputados -algunas incluso 8- y finalmente se han quedado en 6.

La creencia dentro de Vox es que el partido de Alvise no tiene fuerza suficiente como para consolidar su fenómeno. Está por ver qué papel juega en el Parlamento Europeo, donde Vox sí tiene lazos muy estrechos con todas las formaciones políticas de ultraderecha, empezando por las de su propio grupo de conservadores y reformistas (ECR) en el que está Meloni, pero también con Identidad y Democracia (ID) de Marine Le Pen, o con el húngaron Viktor Orban, que está en el grupo de los no adscritos.

El verdadero objetivo de los de Abascal pasa por unificar a todas estas fuerzas de extrema derecha y hacer una gran familia europea. Algo por lo que siguen trabajando pero que será muy difícil, precisamente por las fuertes diferencias que todos esos partidos mantienen en asuntos nucleares.

Vox debe definir cuál será su estrategia con la Se acabó la fiesta: si la apuesta es orillarlo por completo o tratan de incluirlo para, de alguna manera, dirigir a sus tres diputados. El partido de Alvise no tiene apenas programa electoral, ni tampoco ha dado datos nunca sobre su financiación. El CIS fue el primer organismo que lo incluyó en las encuestas, lo que dio pie a que el resto de casas demoscópicas comenzaran a preguntar por esta opción política.

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