Resultados electorales

El PP logra dos escaños más que el PSOE y Sánchez despeja el peligro para la legislatura en España

Los populares vencen pero se quedan lejos de su objetivo, mientras la amnistía no desgasta a los socialistas en las urnas

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Lucía Feijoo Viera / PI STUDIO

Si lo que ocurrirá a partir de ahora en la compleja legislatura española dependía en gran parte de las elecciones europeas de este domingo, Pedro Sánchez puede estar relativamente tranquilo. Los resultados apenas alteran el tablero respecto a las generales de julio, con el PP en cabeza, pero lejos de los objetivos que Alberto Núñez Feijóo se había marcado. Los populares obtuvieron 22 escaños y el 34% de los votos, frente a los 20 asientos en la futura Eurocámara del PSOE, que concitó el 30% de las papeletas. Por debajo, Vox volvió a mostrar que ha llegado para quedarse, Sumar profundizó en su debilidad, con Podemos acechando a corta distancia, y la ultraderecha sumó un nuevo invitado: el ultra Alvise Pérez, que con tres escaños se convirtió en la gran sorpresa de la noche.    

Pasadas las nueve de la mañana, Sánchez acudió a su colegio electoral y usó la mano izquierda, pese a ser diestro, para meter el sobre con la papeleta del PSOE en la urna. No fue una elección casual. El presidente del Gobierno ha acogido con orgullo el presunto insulto de “zurdo”, que emplea para atacar al progresismo Javier Milei, el presidente de Argentina, que se convirtió en protagonista del inicio de la campaña a la Eurocámara después de llamar “corrupta” a Begoña Gómez, la esposa de Sánchez, durante un mitin de Vox en Madrid. Así que el líder del PSOE pidió el viernes a sus simpatizantes que votasen con la izquierda. 

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En una cuidada coreografía, casi todos los ministros y dirigentes del partido cumplieron con la directriz. También Gómez, que votó justo después de su marido. Imputada por corrupción y tráfico de influencias, dentro de un proceso que suscita muchas dudas entre los especialistas, ella ha tenido casi tanto peso como él en estas dos semanas. Sobre todo, después de que el juez Juan Carlos Peinado decidiera anunciar que la había llamado para declarar el 5 de julio. El movimiento, rompiendo la costumbre de no difundir este tipo de citas en plena campaña y cuando a Peinado todavía le faltan por recabar testimonios y tiene sobre su mesa un informe de la Guardia Civil que no aprecia ningún indicio de delito, sirvió a los socialistas para volver a denunciar la supuesta “máquina del fango” que intenta tomar el poder por métodos ajenos a las urnas. 

Surtió efecto. Dentro de unos convocatoria con una participación del 49%, tan baja como es habitual en todas las europeas (en 2019 fue del 60,7%, pero en aquella ocasión coincidieron con las municipales y autonómicas), la lista del PSOE, encabezada por Teresa Ribera, vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica, obtuvo un escaño menos que hace cinco años. Pero el partido continúa fuerte. La amnistía, el gran caballo de batalla del PP contra Sánchez, no le pasa factura.

Expectativas no cumplidas

“Asistimos a la carta de defunción del PSOE por la ambición de un hombre”, dijo Feijóo el pasado 30 de mayo en el Congreso de los Diputados, durante el debate para la aprobación definitiva de la ley que regula la medida de gracia. El líder del PP había planteado las elecciones europeas, las primeras de ámbito nacional desde el carpetazo judicial al procés pactado por los socialistas con ERC y Junts para garantizarse su apoyo a la investidura de Sánchez, como un “plebiscito” sobre el presidente. Los conservadores anhelaban una victoria inapelable, con una diferencia de al menos ocho puntos, que reforzase su tesis de que la coalición del PSOE y Sumar está en caída libre y no le queda más remedio que disolver la legislatura y convocar elecciones. 

Como en las generales de hace poco menos de un año, las expectativas creadas volvieron a dejar a Feijóo en un lugar complicado. A diferencia del PSOE, los populares fueron de más a menos, y acabaron la campaña lanzando extraños mensajes que sonaban a venda preventiva sobre la herida inminente. Sin embargo, al final lograron aglutinar casi todo el antiguo voto de Ciudadanos, que no obtuvo ninguna representación en Estrasburgo, y quedaron por delante del PSOE con mayor claridad de la que reflejaban los últimos sondeos, consiguiendo 10 escaños más que en 2019. Al mismo tiempo, vieron cómo en el flanco de la extrema derecha, que Feijóo ansía volver a aglutinar bajo el paraguas del PP, surge un nuevo competidor. El agitador ultra y difusor de bulos Alvise Pérez fue la principal revelación, mientras Vox, con seis asientos en la Eurocámara, dobló sus resultados anteriores y continúa sin dar signos de flaquear.

Los socialistas señalaban en los últimos días, dándole la vuelta a la idea de plebiscito, que el líder del PP podía caer si no obtenía una diferencia amplia con el PSOE. Pero a tenor de los resultados, se aleja la posiblidad de una sacudida en las filas conservadoras como la que forzó la dimisión de Pablo Casado. 

Las medidas que prepara la Moncloa

A la espera de lo que ocurra en Catalunya (este lunes se elige la Mesa del Parlament, una cita clave), la legislatura española tampoco se encamina al colapso. Pero los comicios de este domingo emitieron inquietantes señales para la izquierda. Sumar obtuvo un resultado muy modesto (3 escaños) y se quedó solo ligeramente por delante de Podemos (2), ahondando en la imagen de crisis que planea sobre la formación de Yolanda Díaz. 

El PSOE ya contaba con un desenlace de este tipo. En unas elecciones como las europeas, donde el equilibrio entre bloques tiene mucha menos importancia que en las generales, los socialistas se presentaron como el único dique frente a la derecha y la extrema derecha, resaltando sus mensajes de izquierda y aprobando medidas desde la Moncloa como el reconocimiento del Estado de Palestina. 

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Los colaboradores de Sánchez se preparan ahora para acelerar una agenda legislativa que no ha terminado de despegar, lastrada por la sucesión de comicios en el último semestre: gallegas, vascas, catalanas y europeas. El Gobierno tiene en la recámara ambiciosas medidas. De la reducción de la jornada laboral (una iniciativa que capitalizará Díaz desde el Ministerio de Trabajo) a la ofensiva por la “regeneración democrática” que anunció Sánchez tras reflexionar durante cinco días y reponerse de la investigación a su mujer, pasando por la más importante de todas: los Presupuestos. El Ejecutivo necesita a ERC y a Junts, pero en la Moncloa se muestran optimistas. Si Salvador Illa logra su investidura como president de la Generalitat, el presidente tendrá ante sí un escenario más despejado del que se anticipaba hace solo unos meses. El plebiscito de las europeas acabó con Sánchez y Feijóo en pie. 

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