En Cataluña
Salvador Illa toma posesión como president con la promesa de "unir" y dar un impulso a la gestión
El jefe del Govern está cerrando la composición del Consell Executiu y contempla que una mujer asuma la vicepresidencia
Júlia Regué | Sara González
Salvador Illa i Roca ya es oficialmente el 133º president de la Generalitat. Tras ser investido con la mayoría de 68 diputados que suman el PSC, ERC y los Comuns, este sábado ha tomado posesión en un acto en el Saló de Sant Jordi del Palau, que estrena tras la reforma para retirar las telas de la dictadura franquista. Nuevo decorado, sobrio; y nueva etapa para Cataluña, que encara el 'post-procés' con un president que promete convertir en doctrina del nuevo Govern el "unir y servir" que ha prodigado a los cuatro vientos hasta lograr desarmar la mayoría independentista. 14 años después, los socialistas vuelven a la Generalitat por tercera vez desde 1980.
Illa, de 58 años, ha recibido la medalla que simboliza la presidencia de manos del que ya es su antecesor, Pere Aragonès. "Prometo por mi consciencia y honor cumplir fielmente las obligaciones del cargo de president de la Generalitat, con fidelidad al Rey, a la Constitución, al Estatut de Autonomía y a las instituciones nacionales de Cataluña", ha asegurado para satisfacción de los cinco ministros de Pedro Sánchez presentes.
Encabezados por la vicepresidenta, María Jesús Montero; han asistido también al acto el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, el de Industria y Turismo, Jordi Hereu; la ministra de Ciencia, Diana Morant; y el ministro de Cultura, Ernest Urtasun. Con la Moncloa hay -y se prevé que haya- una relación bien engrasada que deberá superar la prueba de estrés de la financiación singular, que despierta recelos dentro y fuera de la órbita socialista.
"Gobernar para todos"
Tras el himno nacional de Cataluña, Illa ha pronunciado un discurso breve -es de ir al grano en sus intervenciones- que recoge la esencia con la que toma el mando. Ha defendido que hereda un legado del que han participado todos sus predecesores en el cargo desde Josep Tarradellas, a quienes ha agradecido haber presidido "con los mejores propósitos" y las "más nobles intenciones" para "hacer de Cataluña un país mejor". No se ha olvidado de ninguno; tampoco de Carles Puigdemont, a quien tanto el PSC como el PSOE tratan de minimizar a conciencia situándolo en una etapa pasada. Todo, ante los ojos y oídos de los presidentes Jordi Pujol, José Montilla, Artur Mas y Quim Torra, también presentes.
No es baladí, en su vocación de ejercer de rótula entre independentistas y no independentistas, que Illa haya prometido "gobernar para todos" y con el fin de "unir, respetando la pluralidad y la diversidad" de Cataluña para frenar los discursos "divisivos" que ponen en jaque la convivencia. El jefe del Govern sabe de la mano de quién ha logrado ser president y ha advertido de que "la defensa de la lengua, la cultura y la tierra no es nunca contra nadie", a la vez que ha llamado a frenar los populismos que generan discursos de odio. Como hizo ya en el pleno de investidura, ha explicitado que recoge el testigo de un Aragonès al que ha vuelto halagar.
En sus discursos más relevantes, como ha sido el de este sábado por primera vez en la Generalitat, no ha olvidado tampoco a su "admirado" Romà Planas, su mentor político y quien fuera secretario personal del president Tarradellas. De ambos ha defendido su papel histórico en la recuperación de la institución de la Generalitat. A Illa, que exhibe con orgullo que es roquerol -de la Roca del Vallès-, se le ha quebrado la voz levemente al hacer referencia a su familia. En la primera bancada del salón estaban su esposa, Marta Estruch, con quien ha llegado a Palau por la calle del Bisbe; su hija, sus padres y hermanos.
Celebración e incertidumbre en el Pati dels Tarongers
Ya en plena celebración en el Pati dels Tarongers, lleno de allegados y dirigentes del PSC, su madre, Maria Roca, derrochaba orgullo y admitía cómo el jueves vivió el pleno de investidura pegada a la televisión y temiendo que fuera suspendido en cualquier momento por una eventual detención de Puigdemont. Mujer "de carácter", como la define el president, sus primeras palabras han sido para felicitarle por haber conseguido su objetivo.
Pero, más allá de la euforia, también hay nervios en las filas socialistas ante la inminencia de la composición del nuevo Govern. Hay quien ya ha recibido una llamada que le ha supuesto perderse las vacaciones, como el alcalde de Esparreguera, Eduard Rivas, que será el nuevo jefe de gabinete del president, que no ha cogido el avión a Nueva York que tenía previsto con su familia. O el hasta ahora gerente del Ayuntamiento de Barcelona, Albert Dalmau, que será conseller de la Presidència; su mano derecha, Alícia Romero, que será consellera de Economia; o Javier Villamayor, que pasará de la coordinación general de la Diputación de Barcelona a ser secretario del Govern. Tras las primeras confirmaciones, fuentes del partido señalan que Illa se plantea que una mujer sea vicepresidenta, y continúa la incertidumbre sobre cuántas carteras habrá.
La primera reunión del Govern
"Habrá que recolocar piezas", aseguran dirigentes del consistorio barcelonés. También en otros ayuntamientos como el de Santa Coloma, porque la alcaldesa Núria Parlon será la consellera de Interior, y en el Parlament, donde habrá que escoger un nuevo presidente de grupo. Las quinielas sobre quién será conseller y los movimientos de cuadros, echan humo. Este lunes ya se habrá salido de dudas con la intención de que la primera reunión del Govern sea el martes o el miércoles. Quedará para después el 'sottogoverno'.
En la plaza de Sant Jaume también se han congregado decenas de simpatizantes socialistas, pero también un grupo de independentistas con pancartas contra la elección de Illa y que le han abucheado al entrar en Palau. Impasible ante los gritos de desaprobación, ha pasado revista a la formación de gala de los Mossos, que le han hecho el saludo de honor. En la puerta lo ha recibido el jefe del cuerpo, Eduard Sallent, en el foco estos días por el operativo fallido para detener a Puigdemont. "A su servicio, president", le ha dicho en nombre de la policía catalana.
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