LEGISLATURA
Los socios del PSOE confían en que se estabilice la legislatura tras la investidura de Illa pero miran con desconfianza a Junts
Los partidos que sustentan a Pedro Sánchez en el Gobierno creen que la legislatura tomará un nuevo impulso a la vuelta del verano
Una vez resuelta la situación en Cataluña, la incógnita que se abre ahora es cómo afectará a la legislatura, que lleva en una situación de bloqueo desde el pasado marzo, cuando se adelantaron las elecciones catalanas y descarrilaron los Presupuestos Generales del Estado. La frágil aritmética que sostiene a Pedro Sánchez en el Gobierno sigue dependiendo de los siete votos de Junts, pero la mayoría de formaciones que componen el llamado bloque de investidura confía en que la legislatura se estabilice y, una vez investido Salvador Illa, se retome la agenda legislativa en el Congreso. Pero todos miran de reojo al partido de Carles Puigdemont, que será en definitiva quien decante la balanza entre la estabilidad o el boicot.
El propio socio minoritario del Gobierno de coalición, Sumar, se muestra convencido de que la legislatura tomará impulso a la vuelta del verano. Lejos de la tesis de que Junts pueda tener motivos para impedir legislar al PSOE como vendetta por no haberle permitido gobernar Cataluña, en el partido de Yolanda Díaz creen que los independentistas seguirán permitiendo gobernar a Sánchez una vez pasado el rubicón catalán. "Negociará como lo hace siempre, de forma muy dura, pero en un escenario más tranquilo", resumen fuentes bien situadas de la formación.
En la formación Movimiento Sumar no creen que Junts esté dispuesto a renunciar al "poder e influencia" que les dan sus siete votos en el Congreso, por el protagonismo político que le otorga y por los acuerdos que logra arrancar al Gobierno. Una vez perdido el Govern catalán, creen que les conviene seguir jugando esa baza, "lo único que les queda", en la frágil mayoría parlamentaria. Consideran además que el desenlace de los acontecimientos de este jueves, cuando Puigdemont regresó fugazmente a España para huir después de nuevo, facilita la situación.
En caso de haber sido detenido, "el escenario sería mucho peor, con Junts apartándose del Estado español". "Si llegan a detenerlo, veríamos discursos más ultra y más duros, y ahora tienen la excusa para seguir negociando cosas, les permite seguir en la mesa", apuntan desde la formación, donde consideran que el actual escenario es "positivo" para la consecución de acuerdos.
"Junts no es de fiar"
"No le interesa acabar con la legislatura", es la opinión extendida en Sumar. En esto coincide también Izquierda Unida, integrado en la coalición de izquierdas. En el partido de Antonio Maillo se muestran optimistas respecto a Junts, que supone un "elemento distorsionador", por su imprevisibilidad, pero al que atribuyen pocos incentivos para boicotear la agenda del Gobierno y creen que "no se va a echar al monte", al estar vinculados a la ley de amnistía, que no se ha aplicado en el caso de Puigdemont. Tumbar a Sánchez en el Congreso supondría abrir la puerta a que gobierne el PP, que ya ha asegurado que derogará la norma en caso de llegar al poder sin que llegue a aplicarse la norma de gracia a sus dirigentes. A esto se suma que "ERC tiene visos de dar estabilidad" tras hacer president a Illa, resumen dirigentes destacados de IU.
Menos optimistas se muestran con el techo de gasto, que tiene previsto volver al Congreso a la vuelta del verano y que Junts ya tumbó a finales de julio. Algo que, temen, podría volver a suceder como "demostración de fuerza" y preludio de una "dura negociación" que tendría lugar para las cuentas. Aunque los objetivos de estabilidad y la senda de déficit son el marco presupuestario del Gobierno, no son absolutamente necesarios, y los presupuestos podrían salir con las reglas fiscales del año anterior.
Los Presupuestos son precisamente el segundo rubicón que fijan en IU una vez superada la situación catalana. "La música suena a que los presupuestos pueden salir", defienden desde IU, donde apuntan a que "después de un año de parálisis, ahora deben empezar a aprobarse cosas".
En Compromís también comparten la nueva oportunidad que se abre a partir de septiembre, una vez estabilizado el escenario catalán. "La legislatura necesita arrancar con más fuerza", destacan desde el partido valencianista, donde también admiten sus recelos hacia el partido de Puigdemont. "Junts no es de fiar", advierten, aunque interpretan como un "gesto" el hecho de que el expresident independentista cargara contra el PP y Vox en su mitin del jueves en Barcelona. Una postura que, con mayor o menor dificultad, podría decantarles en su apoyo a Sánchez para evitar que la derecha gobierne.
Más prudentes se muestran en Esquerra Republicana de Cataluña, que ha afrontado severas tensiones internas para dar el Govern al PSC y que ahora quiere ver cumplidos los acuerdos cerrados con los socialistas, que contempla la cesión de la soberanía fiscal. Después del fuerte desgaste asumido por los republicanos, ahora aspiran a ver materializados los pactos para lograr también el rédito político adherido.
Los republicanos son, de esta forma, uno de los mayores interesados en estos momentos en que continúe la legislatura, no sólo por ver aprobadas las reformas pactadas, sino porque necesitan tiempo para recomponerse tras los malos resultados de las elecciones catalanas y el congreso que afrontan en otoño, donde el nuevo liderazgo que salga tendrá que volver a coser al partido, que se vio fuertemente dividido en la consulta sobre la investidura de Illa. En el partido catalán avanzan que "ERC cumple los acuerdos", en un mensaje que destila cierta garantía de estabilidadad, y desvían el foco a Junts, al que miran con recelo y que a su juicio es "quien debería responder" por un eventual bloqueo de la legislatura.
Prudencia en los partidos vascos
Los dos socios vascos de Sánchez han mantenido un perfil bajo tras las elecciones catalanas, si bien tanto en el PNV como en Bildu se reconoce que con Illa al frente en Cataluña comienza una “nueva etapa” política. Tras la última fuga de Puigdemont, todo lo que se ha escuchado ha sido en boca de Arnaldo Otegi, que este mismo viernes mostraba su “sorpresa” por lo ocurrido, pero entendía que tenía que haber una “lógica” y “estrategia política” en la actuación del líder de Junts que a él se le escapaba.
En el PNV, fieles a su estilo, manejan los tiempos y van a esperar a que “todo repose” antes de subirse a ninguna ola. Pero si apuestan por algo es por la continuidad. El acuerdo del PNV con Sánchez ya no es solo para la investidura, el Gobierno vasco y las administraciones locales que gobiernan se apoyan en el PSE. A pesar de las dificultades que pueden encontrarse para alcanzar unos nuevos presupuestos estatales ante la incertidumbre que genera Junts, no serán ellos quienes ayuden a romper la baraja. O no de momento. Su portavoz en el Congreso, Aitor Esteban, era claro hace solo unos días al decir que Vox sigue siendo “el elefante en la habitación”. Y solo puede desaparecer con unas elecciones anticipadas, porque la suma para una eventual moción de censura orquestada por el PP la ven imposible.
Además, los jeltzales se encuentran ahora en un momento de introspección, el líder del partido ya ha puesto fecha a la asamblea general para la renovación en Sabin Etxea. En algo más de seis meses, en marzo, está previsto que las bases del PNV voten por dónde debe seguir el partido y quién debe dirigirlo, por tanto, una eventual convocatoria electoral les cogería con la casa a medio hacer. Y también sin culminar la transferencia de todas las competencias que recoge el Estatuto vasco, incluido en el pacto de investidura con Sánchez.
Aunque en el PNV tampoco entienden muy bien la inestabilidad que provoca Junts en el Congreso tras haber llevado al PSOE a la Moncloa, Esteban apuntaba hace unas semanas, justo antes de conocerse el pacto entre ERC y PSC, que el peligro para la continuidad de Sánchez no pivotaba solo sobre los de Puigdemont, sino sobre Podemos, cuyo partido hermano en Cataluña, los Comunes, forzaron la convocatoria electoral que ha llevado a Illa a la Generalitat.
La “sorpresa” que ha confesado Otegi por la performance de puigdemont no hará cambiar de rumbo a la formación abertzale. Son prácticamente el socio más fiel de Sánchez en el Congreso, el que dice sí peleando por algunas concesiones, pero el rechazo a la derecha es superior a las tensiones que pueda vivir Bildu en el Congreso por lograr la hegemonía de la representación vasca, así que remará para intentar que la legislatura no desencarrile.
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