El Gobierno se mantiene: el concierto catalán "no va en detrimento" del resto de comunidades

El Gobierno sigue haciendo equilibrios a la hora de definir el acuerdo fiscal con ERC para la investidura de Salvador Illa. Sin negar en público que se trate de un concierto, como sí hizo la vicepresidenta primera María Jesús Montero generando una airada reacción de ERC, pero rechazando que se trate de un pacto que vaya a perjudicar al resto de comunidades autónomas. Los socialistas se acogen a las partes del acuerdo en el que se hace referencia a la “financiación singular” y a la “solidaridad territorial” para destacarlas y negar un privilegio. Por una parte, según ha defendido la portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, porque “esa financiación singular también está recogida para otros territorios”. Segundo, que es lo que más preocupa en las filas del PSOE como ha manifestado algunos barones, porque “mejorar la financiación de un territorio no va en detrimento del resto”.

La portavoz del Gobierno ha mantenido en rueda de prensa tras el Consejo de Ministros que se cumplirá el acuerdo pactado con ERC aun sin especificar las vías legislativas. Ni siquiera el plan B que anunciaron tener los republicanos ante la falta de apoyos parlamentarios. Y es que las llaves para materializar el grueso del preacuerdo entre PSC y ERC en materia de financiación descansarán en el Congreso, donde no darán los números si los socios mantienen sus posiciones. En el espacio de Sumar se han desmarcado ya Izquierda Unida, Compromís y Chunta Aragonesista, mientras que otros como BNG exigen un trato similar que no suponga “discriminación” para sus territorios.

Ferraz da por encauzada la oposición interna al concierto catalán y minimiza las voces críticas

En materia de financiación autonómica, desde el Gobierno tiran balones fuera al reprochar al PP que no cuente con una posición de consenso dentro de sus filas. “Sería importante que el PP trasladar una posición. Feijóo vuelva de las vacaciones como se marchó, sin ninguna propuesta”, recriminó Alegría.

 El ministro de Industria, Jordi Hereu, calificó el acuerdo de ERC como un paso necesario para la “normalización” instuticional en Cataluña y una “apuesta por la convivencia”. Desde la sala de prensa de Moncloa defendió que tanto el PSOE como el PSC “siempre estuvieron dispuestos a arriesgar por un bien superior” para poner en valor que “desde la diversidad se hace más fuerte un proyecto para España”.  

Desde Ferraz se tratan de encauzar las críticas internas desde varios territorios al acuerdo insistiendo en su carácter federal. Pedro Sánchez ya cerró el curso político defendiendo el pacto como un paso hacia la "federalización”. Una apelación que convirtió en arma arrojadiza la declaración de Granada, el documento promovido en 2013 por Alfredo Pérez Rubalcaba, precisamente para coser las diferentes sensibilidades del partido en materia federal en los albores del ‘procés’. Un debate que se ha ido calmando con el parón estival y que con la convocatoria del congreso federal parece aplacarse más que agitarse.

Críticas internas

En la dirección del partido incluso emplazaron a los críticos a que pongan de manifiesto sus posiciones en el Comité Federal de este sábado tras las críticas públicas. Como señalaba este lunes la portavoz del partido, Esther Peña, la reunión del órgano que cuenta con un centenar de miembros, incluidos los secretarios generales, sería el “lugar idóneo” para que "todos los miembros del partido” puedan posicionarse sobre la financiación autonómica. En un mensaje trasladado en rueda de prensa con el que englobó tanto a los presidentes autonómicos del PP como a los del PSOE, la dirigente socialista animó a demostrar las “agallas” necesarias para presentar su fórmula y negociar mejoras.

El debate sobre el concierto económico para Cataluña con ERC, sin embargo, no figura en el orden del día del Comité Federal que el PSOE celebrará este sábado. La dirección ha evitado atender las peticiones de algunos barones para abordar el acuerdo con ERC a cambio de la investidura de Salvador Illa en los órganos internos y minimiza el peso de las voces críticas. Aunque los líderes territoriales podrán tomar la palabra para marcar posición, en Ferraz dan por descontado que no habrá ruido interno.