Manifestación catalana

El independentismo avisa a Illa de que Cataluña "no está pacificada" en la Diada menos concurrida

La manifestación en Barcelona, que reúne a 60.000 personas, según la Guàrdia Urbana, exige la aplicación de la amnistía a todas las causas y la celebración de un referéndum

Los independentistas reúnen apenas a 70.000 personas en las cinco concentraciones de la Diada

Agencia ATLAS | Foto: EFE

Carlota Camps | Quim Bertomeu

Era la Diada más difícil de la última década para el independentismo. Fuera del Palau de la Generalitat, sin mayoría en el Parlament -ni siquiera de los favorables al referéndum- y con las diferencias entre partidos más patentes e irreconciliables que nunca. Ante este contexto, nada favorable a nivel institucional, las entidades independentistas han querido aprovechar este 'Onze de Setembre' para exhibir una cierta unidad, al menos de la sociedad civil, y para demostrar que la reivindicación sigue viva. Sin embargo, la manifestación ha sido la menos concurrida desde 2012, cuando se celebró la primera Diada masiva.

Por primera vez desde el año 2016, hasta seis entidades cívicas han organizado y encabezado la protesta: la ANC, Òmnium Cultural, la Associació de Municipis per la Independència (AMI), el Consell de la República, la Intersindical y el Centre Internacional Escarré per a les Minories Ètniques i les Nacions (CIEMEN). 

Todos ellos han suscrito un parlamento conjunto en el que han instado a los partidos independentistas a hacer autocrítica y les han acusado de ser "incapaces de ponerse de acuerdo para hacer efectivo el derecho a la autodeterminación", pero han pedido "dejar de lamerse las heridas" y "luchar juntos hasta la independencia". "Aquí no se rinde nadie", ha rematado. Pro también han negado el discurso de la normalización de la situación política.

"Salimos a las calles porque ni estamos pacificados ni nos han pacificado", han exclamado antes 60.000 personas -según la Guardia Urbana-, tras recordar que la ley de amnistía aún no ha sido aplicada a todos los posibles beneficiarios y, en especial, al expresident Carles Puigdemont. Así han lanzado un aviso al president Salvador Illa y le han advertido de que Cataluña no estará "pacificada" hasta que se exoneren a todos los encauzados por el 'procés' y se celebre un referéndum en Cataluña.

La manifestación ha empezado cerca de las cuatro de la tarde delante de la Estació de França y ha trascurrido por el paseo de Picasso y el de Lluís Companys hasta llegar al Arc de Triomf, un recorrido que se ha hecho sin demasiadas estridencias ni proclamas, más allá de algunos gritos de "independencia". También se han podido ver alguna pancarta contra ERC por haber pactado con el PSC, pero la presencia de varios dirigentes republicanos en la manifestación se ha saldado sin incidentes.

La manifestación ha estado lejos de colapsar el centro de Barcelona como lo había hecho en anteriores ocasiones, pero sí ha llenado el cuerpo central del paseo Lluís Companys entre Arc de Triomf y el Parc de la Ciutadella. A la protesta han acudido representantes de ERC -Raquel Sans y Marta Vilalta-, de Junts -Jordi Turull y Josep Rius- y de la CUP -Laia Estrada Carles Riera-. Lo han hecho por separado y evidenciando de nuevo la división del movimiento.

La presencia de los políticos en la marcha ha transcurrido sin incidentes, pero sí que se han llevado una sonora pitada cuando, desde el escenario, uno de los oradores ha lamentado la desunión de estas formaciones. "Unidad, unidad, unidad" ha sido una de las proclamas más repetidas entre los asistentes. Un unidad que no hace mucho que no ven en los representantes institucionales del movimiento. También se han escuchado pitidos al nuevo Govern de la Generalitat y algun "puta España".

Más allá de Barcelona, también ha habido manifestaciones en Girona, Tarragona, Lleida y Tortosa, cada una con su reclamación, recordando el formato descentralizado de 2016. Barcelona ha llevado la voz cantante de la defensa del derecho a la vivienda, cargando contra las leyes tumbadas por el Tribunal ConstitucionalGirona ha defendido que el "espolio fiscal menoscaba el sistema sanitario catalán", Tarragona ha reivindicado el corredor mediterráneo y la denuncia de un "sistema de Rodalies insuficiente", Lleida, la agricultura como "una estructura de Estado"; y, finalmente, Tortosa ha expuesto la "expropiación de agua" y el "desequilibrio territorial".