AUDIENCIA PROVINCIAL DE MADRID

El asesino confeso de la muerte y descuartizamiento de Juana Canal busca su absolución

El cadáver apareció en Ávila 16 años después

Hoy ha empezado el juicio en la Audiencia Provincial de Madrid

Una imagen de Juana Canal junto a la nota que encontró su hijo mayor cuando llegó a casa.

Una imagen de Juana Canal junto a la nota que encontró su hijo mayor cuando llegó a casa. / CASO ABIERTO

Veintiún años después de la muerte y descuartizamiento de Juana Canal, Jesús Pradales, su asesino confeso y pareja en ese momento, declarará mañana en la Audiencia Provincial de Madrid ante un jurado popular que deberá decidir si cree que Juana fue asesinada por su pareja, o si, por el contrario, cree a Pradales, que sostiene que fue la joven de 38 años la que intentó agredirle a él y que acabó con su vida de forma accidental.

"Fue un acto involuntario y, en todo caso, absolutamente accidental; [Juana] tuvo la desgracia de caerse y darse un mal golpe que acabó con su vida", ha explicado el abogado de Pradales.

Desde su defensa sostienen que lo sucedido después, el descuartizamiento en la bañera y posterior ocultamiento de los restos, fue fruto de la "tensión" y el "pánico". Por ello, por considerarlo algo "fortuito", creen que "no hay delito", pues de tratarse de un homicidio imprudente ya estaría prescrito.

Y no solo eso. La estrategia que piensa seguir la representación de Pradales pasa por convencer al jurado de que Juana, a la que van a dibujar como una supuesta "consumidora habitual de alcohol y de pastillas", fue quien le agredió a él, y que este, al intentar defenderse, braceó instintivamente. Lo que sucedió después de la muerte, sostiene su abogado, carece de interés, pues la profanación del cadáver y su ocultación no se juzgan en este caso por haber prescrito.

El riesgo de la prescripción

Los restos de Juana Canal permanecieron ocultos hasta que un golpe de fortuna hizo que un hombre los encontrase por casualidad el 18 de abril de 2019. No se informó a la familia, sin embargo, hasta el 28 de octubre de 2022, tiempo que aprovechó la policía para investigar y detener a Pradales, que lleva en prisión preventiva desde entonces y que declarará mañana.

Hubiese o no premeditación, la Audiencia no podrá juzgarle por asesinato. No puede porque ese delito, igual que el de profanación de cadáver o el de denuncia falsa, habría prescrito, por lo que la Fiscalía y la acusación particular, que piden 15 años de prisión para él, están pidiendo que se le condene por homicidio doloso.

La Fiscalía Provincial de Madrid solicita además 300.000 euros de indemnización para la familia de la víctima por matar a la mujer con la mantenía una relación “estable”, lo que resulta determinante para que el Ministerio Público le impute un delito de homicidio con la agravante de parentesco. La familia, por su parte, se adhiere a la petición, pero quiere añadir un agravante de género.

"Con este juicio se cierra un círculo que ha estado mucho tiempo abierto, tanto que ha estado a solo unos meses de prescribir", ha dicho el abogado de los Canal, que dice que ya consideran una "pequeña victoria" sentar a Pradales en el banquillo de los acusados.

El juicio, que no podrá sustentarse en unas pruebas que se han ido borrando con el paso del tiempo, contará con decenas de testigos entre familiares, allegados, vecinos y agentes.

El asesinato

El escrito de acusación de la Fiscalía señala que, en la madrugada del 22 de febrero de 2003, Jesús Pradales se encontraba en el domicilio de Ciudad Lineal, Madrid, que compartía con Juana Canal, con la que tenía una relación “estable de pareja con convivencia”. 

Aquel día, discutieron, y Pradales, “con la intención de causarle la muerte, o siendo consciente de que con su acción este resultado podía llegar a producirse”, golpeó fuertemente  a Juana en el cuello, haciendo que esta cayera y provocándole la muerte. Los familiares de la víctima, sin embargo, sostienen que no se puede saber la causa de la muerte, y que "comprar" la versión del golpe sería hacer una concesión a Pradales.

Lo que sí que no se discute es que, una vez que le arrebató la vida, Pradales descuartizó su cadáver en la bañera, guardó los restos en una maleta y se dirigió con ella a Ávila, donde permaneció oculta durante más de 16 años.

Para intentar apuntalar su coartada, Pradales creó la farsa de que Juana había huido de casa, dejando atrás dos hijos y una familia que no han dejado de sufrir desde entonces. Para reforzar la tesis que ahora sostiene su defensa, Pradales falsificó una nota dejada supuestamente por Juana y presentó una denuncia por una supuesta agresión de ella hacia él.