AUDIENCIA DE MADRID

La rabia de la familia de Juana Canal al cruzarse con quien la mató: "La Policía dijo que con esa cara de pánfilo no pudo hacerlo"

Familiares y amigos de Juana Canal han testificado hoy en el juicio en la Audiencia de Madrid

Después de dos décadas, se juzga el asesinato y desaparición de Juana Canal.

Después de dos décadas, se juzga el asesinato y desaparición de Juana Canal. / CASO ABIERTO

En el momento en el que Jesús Pradales, el hombre que ha confesado que mató y descuartizó a Juana Canal en 2003, aparece por el fondo del pasillo de la Audiencia de Madrid, el ambiente cambia. Se tensa. "Hijo de puta... asesino de mierda...", murmura con dolor una de sus sobrinas. Jesús va esposado, pero al que agarran más fuerte es a Óscar, el hijo pequeño de Juana, que le atraviesa con la mirada durante los quince segundos en los que se cruzan. Luego tiembla. Se rompe. Abraza a su prima y lloran juntos. Porque veintiún años esperando justicia no borran el dolor por una madre robada.

Los restos de Juana Canal aparecieron enterrados en una finca en Ávila en 2019. No se identificaron hasta finales de 2022, cuando fue informada la familia. El asesinato, como delito, estaría prescrito, por lo que ahora la Fiscalía y la familia buscan que se le condene por homicidio doloso a un máximo de 15 años de prisión. Si Pradales consigue convencer al jurado popular de que fue accidental, podría salir absuelto.

Eso sería, según sostiene el abogado de su familia, como "matarla otra vez". Un nuevo fallo del sistema a los Canal, dice, a los que primero se les negó una buena investigación sobre la desaparición de Juana y que luego se retrasó en la identificación de sus restos. "La Policía no hizo nada, nos dijeron que las personas desaparecen y punto y final", recuerda con rabia una de sus sobrinas, que fue la que acompañó a su hijo mayor a poner la denuncia por la desaparición.

"Nos llegaron a decir que con esa cara de pánfilo, de gilipollas [que tenía Jesús], no podía hacer ese tipo de cosas", añade Óscar, que recuerda claramente lo que le contó su hermano Sergio, ya fallecido, el mismo día del crimen. "Me llamó y me dijo: 'Mamá no está en casa, este tío le ha hecho algo'. No por nada en concreto, lo hablamos muchas veces después, pero él estaba convencido de ello desde el primer momento".

"Era una enamorada del amor"

La estrategia de la defensa de Jesús Pradales pasa por dibujar a Juana como una mujer alcohólica —que lo fue, aunque sus familiares dicen que lo habría superado—, y que eso la volvía "agresiva". Incluso promiscua, pues se permitió a su defensa preguntarle a una de sus amigas si Juana solía llevarse hombres a casa.

Busca crear este perfil para sustentar el relato que el acusado contó al jurado popular, en el que ella le habría arañado, quemado con un cigarrillo y dado varios puñetazos hasta que él, supuestamente, la apartó y, fatídicamente, se cayó y se golpeó con una mesilla en la cabeza. Luego, en un "ataque de pánico", la descuartizó en la bañera, la metió en dos maletas y la enterró cerca de una finca familiar en Ávila. Poco o nada de todo esto ha sido probado, aunque veintiún años después del crimen las pruebas materiales son escasas.

"Mentiras, mentiras y más mentiras. Juani era una enamorada del amor, del amor a su familia", ha explicado una de las hermanas en la entrada de la Audiencia de Madrid. "¿Violenta? Por favor... ella era lo opuesto a la violencia".

"Juani estaba muy unida a sus hijos, pero vamos, lo estaba a cualquier persona que la conociera. Era muy cercana,", ha explica David, el que fuera su cuñado, que dice que Juana no era una persona agresiva, sino cariñosa y una buena persona. "Una pesada en el sentido de que no podía pasar ni 24 horas sin hablar con su familia", apostilla uno de los hermanos de Juana Canal.

La Policía le acusa de mentir

Ayer, en la que fue la segunda sesión del juicio, el inspector jefe de la Policía a cargo del caso una vez que se identificaron los restos acusó a Pradales de inventarse una historia para intentar cuadrar el caso a su favor: "Miente para ocultar que no fue un accidente".

La investigación, por lo que contaron el resto de agentes, apuesta más por una "muerte violenta" que por un hecho fortuito. La casera de los Canal, de hecho, dice que Juana le dijo que Jesús era "un poquito violento", y que, cuando llegó al piso, "parecía que hubiera habido una pelea". Algo que comparte Juan Manuel Medina, abogado de los Canal: "No hay ningún precedente de un descuartizamiento que se produzca después de un homicidio accidental".

En ese sentido, el inspector jefe de la Policía ha explicado que, cuando se produce un descuartizamiento, el responsable suele invertir horas en limpiar la escena del crimen, y Jesús, que dijo el martes que le dio "así con la alcachofa de la ducha" para limpiar la sangre, asegura que ni siquiera se manchó la ropa que llevaba puesta. La familia de Juana, en línea con la versión de que no serró el cuerpo en el piso de Ciudad Lineal, dice que cuando ellos llegaron a la casa no olía a sangre ni a lejía.