REUNIONES EN MONCLOA

Sánchez estrecha lazos con el PNV pero no divide al PP por la financiación

El lehendakari Pradales se compromete ante Sánchez a continuar dando “estabilidad” a la legislatura

Moreno y Rueda reconocen que no hubo trampas: ni una sola propuesta de financiación encima de la mesa

Sánchez cierra su primera ronda de reuniones bilaterales con los presidentes autonómicos

Agencia ATLAS / Foto: David Castro

El primer episodio de la larga ronda de encuentros en la Moncloa entre Pedro Sánchez y los presidentes autonómicos sirvió este viernes al jefe del Ejecutivo para acercarse todavía más a un socio fundamental en su convulso mandato, pero al mismo tiempo plasmó las dificultades a la hora de lograr abrir una grieta en el PP por la financiación.

Por un lado, el jefe del Ejecutivo estrechó sus lazos con los nacionalistas vascos a través de su reunión con el lehendakari, Imanol Pradales. Por el otro, las citas con el gallego Alfonso Rueda y el andaluz Juanma Moreno, estuvieron muy lejos de ser -como temía el partido de Alberto Núñez Feijóo- una sucesión de intentos de dividir a los conservadores.

Con la polémica por la nueva financiación catalana lejos de disiparse, y ante una sucesión de citas en la Moncloa que la madrileña Isabel Díaz Ayuso continúa jugando a boicotear cuando llegue  su turno, el miedo del PP consistía en que Sánchez tentase a sus barones con una financiación “singular” en sus territorios. Hasta el punto de que Génova decidió intervenir y fijar una posición común para anticiparse días atrás. Pero el presidente del Gobierno no jugó en exceso esa carta. Moreno lo reconoció: “A mí no me ha ofrecido una quita de deuda ni nada parecido”.

El líder del PSOE sí insistió en su planteamiento de que había que abrir el melón de la financiación, pero ninguno de los dos mandatarios del PP se salieron del guión. De hecho, ambos recalcaron con insistencia que el único foro viable para hacerlo sigue siendo la Conferencia de Presidentes para abordarlo de manera “multilateral”. Moreno fue un paso más allá, según explicó él mismo, pidiéndole formalmente al presidente que “retirara la propuesta del cupo catalán”. “Yo le he explicado que Andalucía sale derrotada si este modelo de financiación ve la luz. Y que utilizaré todos los instrumentos para frenarlo”, advirtió. 

Antes de que acabe el año se celebrará en Cantabria la reunión de todos los presidentes, pero Sánchez quiere que se ciña al debate de la vivienda. Rueda y Moreno también trasladaron una cierta decepción por la falta de concreción en la cita con Sánchez. Ambos daban por hecho que el presidente no solo escucharía, sino que aportaría más información e incluso lanzaría alguna propuesta. No fue el caso. El dirigente andaluz también puso encima de la mesa el debate migratorio que tanto preocupa en su comunidad, Canarias y Ceuta. Pero volvió a decir que se iba “sin compromisos claros”.

La financiación era el plato fuerte de la jornada. Y como dijo después el titular de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, tiene que tratarse en el Consejo de Política Fiscal y Financiera, que reúne a los consejeros de Hacienda con la ministra del ramo, María Jesús Montero, porque ese es el “organismo competente”. Aun así, fuentes de la Moncloa matizaron después que si la inmensa mayoría de mandatarios autonómicos piden que se incluya la financiación en el orden del día, no tendrían más remedio que abrir la mano

Esta fue la primera ronda en la que participaron presidentes del PP. Está por ver la evolución de las próximas citas, pero dirigentes territoriales y también en la cúpula conservadora no negaron su sorpresa después de ver lo que ocurrió este viernes. El convencimiento siempre fue que habría tentaciones encima de la mesa. También ese riesgo era principal ataque de la madrileña hacia el Gobierno central, que ahora quizá cambie su discurso cuando sea citada en Moncloa. 

El apoyo de los nacionalistas vascos

La primera reunión de Sánchez fue con Pradales, del PNV, un partido que gobierna Euskadi con los socialistas y que salvo en alguna contadísima ocasión, como la semana pasada para reconocer a Edmundo González como vencedor de las elecciones en Venezuela, se ha mantenido al lado de la coalición del PSOE y Sumar en el Congreso.

Más allá de insistir en la necesidad de profundizar en las transferencias a su comunidad autónoma y culminar el desarrollo del Estatuto de Gernika a finales del próximo año (el Gobierno vasco y el español mantendrán en octubre una cumbre bilateral sobre este asunto), Pradales insistió en la necesidad de continuar dando “estabilidad” al jefe del Ejecutivo en este convulso mandato. “Sánchez tiene ganas de continuar con una legislatura larga. Euskadi, que es una pieza importante, va a jugar a favor de la estabilidad en el Estado”, señaló tras el encuentro Pradales, dejando claro que el líder socialista no piensa adelantar las elecciones generales aunque fracase en su intento de aprobar los Presupuestos. 

El Ejecutivo volverá a someter a votación la semana que viene en el Congreso el techo de gasto y la senda de estabilidad, paso previo para la aprobación de las cuentas públicas, después de que este verano los votos en contra del PP, Vox y Junts tumbaran la iniciativa. El lehendakari insistió en la necesidad de que esta vez el Gobierno tenga éxito, pero las expectativas en la Moncloa no cotizan al alza. 

Al contrario. Todo depende de Junts, con quien los socialistas negocian la transferencia de inmigración a Catalunya para atar su apoyo, pero el partido de Carles Puigdemont da muestras de su alejamiento cada día. Aquí el lehendakari también puede jugar un papel, a través de los tradicionales nexos del PNV con los posconvergentes. Mientras tanto, el Gobierno pone el foco en el PP, algo en lo que insistió Torres este viernes. 

“Hago un llamamiento a los partidos, especialmente al PP, para que las comunidades y ayuntamientos no pierdan miles de millones. Hago un llamamiento a la responsabilidad y no a votar no para ver si el Gobierno tiene una nueva derrota parlamentaria. Pensemos en el interés general por encima del partidario”, dijo Torres. Un nuevo fracaso obligaría al Gobierno a trabajar con la senda de los años anteriores, que concede 12.000 millones de euros menos para las administraciones territoriales durante los dos próximos años. Pero el PP no está dispuesto a moverse.