VOTACIÓN EN EL CONGRESO
El PP negocia 'in extremis' con Junts para asestarle una estocada fiscal al Gobierno
Los populares se afanan en aprobar varias enmiendas con algunos socios de Sánchez mientras Feijóo considera que el partido de Puigdemont está demostrando "más coherencia" que otros como el PNV
El pacto fiscal del Gobierno llega a la votación definitiva este jueves en el Congreso. Y lo hace en medio de muchas turbulencias y dudas. Es uno de los acuerdos más importantes de esta legislatura y el PP ha visto una oportunidad para romper la mayoría que respalda a Pedro Sánchez a través de varias enmiendas. El trabajo ha sido fino y constante. Fuera de cámaras y sin generar grandes expectativas hasta este miércoles por la tarde, cuando algunos dirigentes conservadores ya empezaban a reconocer que iba a haber “juego parlamentario”. En el grupo popular son conscientes de que la votación sigue en el aire y que la estocada política al Ejecutivo solo puede llegar de la mano de algunos de los socios.
Como publicó este diario hay una enmienda especialmente sensible: la número 54, que propone eliminar el gravamen temporal a las empresas energéticas, cuya prórroga exigen los partidos de la izquierda. Desde el Ministerio de Hacienda, en previsión de que todo puede ocurrir este jueves, se apresuraron a restar importancia a los movimientos del PP, insistiendo en que ninguna enmienda pone en jaque nada y que, en caso de prosperar esa modificación, se podría subsanar después. El problema es que el Gobierno ha pactado cosas opuestas con los distintos socios que le apoyan y el PP ha encontrado un filón para desestabilizarlo.
Los conservadores insisten en que el golpe sería muy importante con esa enmienda y otras, que podrían forzar al Gobierno a encajar un agujero en la recaudación con el que no contaban.
En el partido de Alberto Núñez Feijóo se mueven para intentar sacar adelante esa modificación y las que tienen que ver con las ayudas de la DANA en Valencia. También hay otra que afecta directamente a la fiscalidad de los jóvenes, y que incluso podrían buscar el apoyo de Podemos. En esta última propuesta los populares han incluido una rebaja de hasta 12.000 euros en el IRPF para aquellos jóvenes que consiguen su primer empleo. Y proponen que los 3.000 millones de euros del impuesto sobre la banca recaudados se redireccionen a ayudas directas para hipotecas como solución al drama de la vivienda.
Por su parte, los populares podrían volver a apoyar en la Cámara Baja, como hicieron en el Senado el martes, algunas propuestas de Junts como la rebaja del IVA a los yogures (que se aplica en otros países europeos) y extender a clubes y entidades deportivas sin ánimo de lucro la exención en el pago de las cotizaciones de trabajadores contratados para la formación de los niños que compiten en alguna categoría profesional.
El propio Feijóo, ayer en conversación informal con periodistas, aseguró que Junts está demostrando “ser más coherente” con su programa y con su agenda económica y fiscal que, por ejemplo, PNV, al que considera “un aliado estructural del Gobierno”. Apelando a esa coherencia el PP da por hecho que podría salir victorioso en algunas votaciones este jueves.
La realidad es que los contactos este miércoles no dejaron de sucederse. Los conservadores evitaban darle publicidad, hasta el punto de que en público no querían ni confirmar que hubiera conversaciones con el partido de Carles Puigdemont. Sin embargo, las hubo. El martes y también ayer. Como publicó este diario, el diputado y miembro de la Mesa del Congreso, Guillermo Mariscal, es uno de los dirigentes que más interlocución directa tiene con Junts. El PNV también ve con buenos ojos la enmienda 54 -relativa al gravamen- aunque en Génova aseguran que no hay interlocución, sino intereses compartidos. Está por ver la posición que ambos mantengan en el pleno del jueves.
Los votos, en todo caso, están muy justos. Otro detalle en esa línea es precisamente que Feijóo no irá a Bruselas al encuentro previo que normalmente tiene con el resto de líderes antes de un Consejo Europeo para no perderse el pleno y la votación.
Los conservadores critican la posibilidad de que el Gobierno estuviera tratando de reagrupar al máximo las enmiendas en la votación para evitar, precisamente, que los socios pudieran descolgarse de algunas y votar con el PP. La sensación de tensión fue permanente a lo largo del pleno. Las idas y venidas y las llamadas por teléfono, también.
Muchos dirigentes no podían evitar anticipar que hoy el Gobierno “puede sufrir” y que “pueden pasar cosas”. Al mismo tiempo reconocían que la votación aún tardará horas y que nadie tiene seguros los votos. No terminan de fiarse de ninguno de los grupos porque en otras ocasiones han terminado salvando a Sánchez y generando una frustración evidente en sus filas. El trabajo de las expectativas, sin embargo, en esta ocasión ha sido crucial.
De hecho, en el trámite previo al Congreso -la votación en el Senado de este martes a última hora- sorprendió a muchos por ese motivo. PP y Junts acordaron aprobar dos enmiendas de los independentistas a cambio de que los senadores de Puigdemont se abstuvieran en todas las modificación del PP. No lo necesitaban porque en la Cámara Alta tienen mayoría parlamentaria, pero eso reforzó la idea de que hoy se pueda repetir el esquema en la Cámara Baja.
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