«Creo que Feijóo se equivocó con su no a la moción de censura»

Ramón Tamames publica su último libro ‘Me duele España’, en la editorial Almuzara, tras la fallida moción de censura del mes de marzo. Hoy cobra más sentido que nunca hablar con el que pudo ser presidente de un gobierno de unidad, pero no fue.

Ezequiel García ezegarcia85 /
03 ago 2023 / 10:16 h - Actualizado: 03 ago 2023 / 10:38 h.
"Vox"
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Hablar e intercambiarse correos electrónicos con Ramón Tamames (Madrid, 1933) es pararse a pensar dos veces lo que uno escribe o habla, sacar del baúl de los recuerdos palabras bellas del español que apenas utilizamos y jugar al doble sentido de las mismas, aquello que nos enseñaban en la facultad cuando la carrera de Periodismo aún tenía dignidad con las Humanidades y la Historia, la Literatura y la Lengua eran protagonistas.

Estamos en pleno mes de agosto, con media España de vacaciones y la otra media preparando los uniformes del colegio cuadrando números ante la que se avecina. Y nosotros con estos pelos. Y sin presidente electo. Tras la fallida moción de censura del pasado mes de marzo, hablar con Ramón Tamames era un deber. Aquello levantó mucho revuelo mediático, pero mirar con perspectiva y leer su nueva obra, ‘Me duele España’ (Editorial Almuzara), era un deber del que les escribe y al que ha contestado con cariño y cercanía el que pudo ser presidente de un gobierno de unidad, pero no fue por decisiones tácticas y políticas.

Y es que, como decía el poeta irlandés William Butler Yeats en su poema Sailing to Byzantium cinco años antes de que naciera el señor Tamames, “That is no country for Old men”. O en cristiano: Aquel no es país para viejos. Cambien el pronombre por España y todo cobrará mucho sentido.

-Don Ramón, gracias por atender al decano de la prensa sevillana.

A vosotros. Antes de comenzar, decirle a todos los interesados por el tema que usted, Ezequiel García Barreda, plantea en torno a la moción de censura y a mi libro Me duele España, que les recomiendo que se hagan con ese título, para ayudar a comprender mejor esta larga conversación con un profeta de la vida. Detrás de cada pregunta de Ezequiel, viene mi contestación. Si son a veces un tanto breves, mejor, porque mi interlocutor pregunta más que el Padre Astete, que se decía antes, por ser el catecismo más renombrado en la Santa Iglesia Apostólica y Romana.

-(Risas) Empieza usted fuerte. No esperaba menos. Vamos al turrón. En su libro habla de cómo la moción de censura serviría para revivir la esperanza, aquella que encandiló a los españoles en 1978. ¿Tiene hoy, agosto de 2023, más vigencia que nunca?

Pues yo creo que en cierto modo sí, que usted tiene razón. Porque ahora nos damos cuenta de lo difícil que es nombrar un nuevo presidente del Gobierno, sobre todo cuando el anterior se agarra a un clavo ardiendo para seguir en La Moncloa, aunque sea preparando toda clase de males nuevos y peores para la nación española.

- ¿Cómo se gestó dicha moción de censura?

Se explica muy mucho en el libro Me duele España, que publicó Manuel Pimentel, en la editorial Almuzara. Por doce euros tienen ustedes respuesta muy detallada a este interrogante (risas). Si tuviera que resumir, la idea de que yo estuviera al frente de la moción, con el apoyo de 52 entusiastas diputados de VOX, que no me pidieron nada a cambio y me dieron plena libertad, diría que el principal culpable de todo fue Fernando Sánchez Dragó, viejo amigo de la rebeldía estudiantil de 1956 por la reconciliación y las libertades en España, contra Franco, que nos llevó a Carabanchel, la célebre cárcel madrileña que nos ha acogido más de una vez para tranquilizar ánimos y pensar que precisamente estábamos en la buena línea.

- ¿Le sigue doliendo España?

Menos por las mañanas que por las tardes. Debe estar asociada la cosa, algo, también, a la edad, que no cesa en avanzar. El momento actual es de los más negros de la Historia reciente de España. Duele, duele...

- Dice en su libro que Sánchez Dragó (QEPD) quedó entusiasmado con sus libros históricos y fue ese aspecto suyo el que le empujó para que fuera usted el candidato de VOX en la moción de censura. ¿Cómo fue todo el proceso con él?

El proceso de la moción teniendo al lado a Fernando Sánchez Dragó fue de lo más innovador y yo diría que autopermisivo. Fernando y yo siempre estuvimos en la idea de que la rebeldía frente a la rutina era esencial para poder seguir viviendo.

- Además, en ‘Me duele España’ habla de su reunión con Alberto Núñez Feijóo a principios de año. Ya, por entonces, mostraba su oposición a la moción de censura. ¿Cree usted que le hubiera venido bien tras la victoria amarga del pasado 23 de julio?

Yo creo que Alberto Núñez Feijóo se equivocó. Tendría que haber escuchado primero y haber apoyado después la moción. Ahí se marcó una diferencia con otros grupos favorables a buscar un cambio al sanchismo. Tanto que decía de esa lucha, en su momento no hicieron nada.

- ¿Por qué demoniza tanto el PP a VOX?

Es un poco complejo de déjà vu, si queremos utilizar la expresión francesa. Todo partido que quiere mejorar al PP acaba teniendo dificultades, como sucedió primero con Ciudadanos, y ahora con VOX. No creo que la cosa vaya a arreglarse, ni mucho menos. Además, falta un poco de sentido del humor en ambos partidos. Demasiado serios, como llamándose de Vd. en posiciones que coinciden en su mayor parte.

- ¿Están condenados a entenderse ambos partidos?

Casi es lo que había dicho yo antes. Los dos partidos tienen que entenderse o si no la patria va a sufrir todavía más.

- Sin embargo, el PSOE ha normalizado que se haya creado un Frente Popular, como en la II República, uniendo a partidos de todo el espectro ideológico, más allá de la izquierda.

Precisamente por eso, porque el PSOE apoyando una idea trasnochada como la del Frente Popular, trata de unir una serie de pedazos políticos que podrían servir para acabar con España –aunque el empeño es más que difícil—, que no buscar el progreso y la paz entre los españoles. Los independentistas son unos maniobreros lamentables que luchan contra la Historia de una nación de más de quinientos años.

- ¿Sigue sintiéndose de izquierdas? Es usted un pecerode los que aceptó la Monarquía, la bandera de Carlos III y el escudo de los cinco reinos...

Sigo sintiéndome español, y acepto la monarquía parlamentaria que define la Constitución, y la bandera porque es la de Carlos III, y el escudo porque son los cinco reinos que existieron.

- ¿Qué se encontró usted en el Congreso de los Diputados? Dicen las malas lenguas que el nivel académico e intelectual de la inmensa mayoría de los parlamentarios no es el de 1977...

El nivel intelectual actual no es inferior, continuamos como parte de la especie humana que no se ha movido prácticamente desde hace doscientos mil años en sus capacidades cognoscitivas e intelectuales. Tenemos más cultura y más medios, pero seguimos siendo unos mejores descendientes del Neanderthal, etc.

- ¿Cruzó usted palabra con el presidente del gobierno en funciones, Pedro Sánchez?

Yo tuve la iniciativa de invitarle a comer o a cenar antes del encuentro en el Congreso, pero se opuso por razones tácticas, como hace siempre el personaje en cuestión. Luego rehuyó mi presencia, pero, aunque estuvo respetuoso hasta en los gestos, no me queda muy buen recuerdo del tripresidente que quiere ser. Claro que Bolaños hizo lo suyo para impedir que al final de la sesión fuera a saludarme, como parece era su intención. Este Bolaños es un pelo pincho de segundas.

- ¿Qué impresión le dejó?

Más bien mala, poque el presidente estuvo atado permanentemente a un cordón umbilical que le enviaba noticias e información de manera continua, a veces sin tener mucho que ver con el debate en cuestión. Puede llamarse falta de imaginación, o dependencia electrónica de las neuronas...

- ¿Y se acercaron líderes de partidos nacionalistas e independentista como ERC, EH Bildu, Junts o el PNV?

De líderes políticos del parlamento me visitaron en mi escaño Rufián, cosa que le agradecí, e igualmente a Arrimadas, que no me votó porque se lo impedían los nuevos mandos de su partido. El Sr. Cambronero, que voto a favor, y algunos personajes más o menos sueltos. Pero saludos institucionales no recibí prácticamente de nadie, salvo del PP y de VOX, naturalmente. Cuca Gamarra estuvo muy bien, y le comenté que, si tanto le gustaban mis propuestas, por qué no me votó el PP. Ordenes de las alturas... De Junts no supe nada, y del PNV sí que contesté a lo que me dijo su representante en el Congreso.

«Creo que Feijóo se equivocó con su no a la moción de censura»

- ¿Algo que recuerde con desagrado de aquellos días?

Absolutamente nada. Yo, de desagrado en esa Casa, cero bajo cero. Estuve siete años en lo mejor de la Transición, y me sentía mejor que en mi propio despacho, participando en el debate. Sentí una especial relación de afecto con los taquígrafos, y también los ujieres de la Cámara.

- Pasemos a la última parte del libro en la que hace un resumen de la Transición que usted vivió en primera persona. García-Margallo habla de que hace falta una “Segunda Transición”. ¿Está usted de acuerdo?

Sobre si hace falta una segunda Transición hay mucho de qué hablar. Sería bueno vernos, triangulando con García Margallo, y tratar del tema. Dentro de poco...

- ¿Fue tan idílica como se cree?

La Transición no fue idílica, si acaso había hasta un sentimiento de fraternidad. Otra cosa era el personal del PNV, que no quiso firmar la Constitución, pero luego se aprovecha bien del Estatuto y de los dineros que va consiguiendo con sus privilegios, que no serán para siempre...

- ¿Fue clave el papel de la Iglesia Española?

Sí. Tarancón fue un gigante intelectual de la Transición... Además de un buen músico barroco, con composiciones corales muy estimables.

- ¿Qué le falta a la España de hoy en comparación con la de 1975 para que pueda curar viejas heridas reabiertas en pleno siglo XXI?

Es difícil contestar a esta pregunta, porque la política es idas y venidas, pasar y volver a pasar, caer en fiascos más o menos memorables con algún premio de tiempo en tiempo. Nadie puede pensar en un país como una evolución idílica. La transición es una época irrepetible. Podrá haber algo que quiera parecerse, pero nunca será lo mismo.

- ¿Es un fracaso el estado de las autonomías como indica VOX o, por el contrario, tiene su sentido? Algunas, como Andalucía, siguen a la cola a pesar de luchar con uñas y dientes por el autogobierno.

Yo creo en el estado de las autonomías. Ya no se puede retirar de España. Lo que hay que hacerlo es convertirlo en un sistema de modernización permanente, de transformaciones beneficiosas para el pueblo, de tener una entidad más o menos propia dentro de un conjunto solidario como debe ser España.

- ¿Es una anomalía democrática que en el Congreso existan partidos políticos como EH Bildu?

Desde luego en otros parlamentos no hay grupos políticos como los que Vd. menciona. Porque si están en el órgano de la soberanía nacional es porque la sienten como propia. Y en el caso que Vd. cita es el propósito de irse lo antes y lo mejor posible. Lamentable.

- Sin embargo, en los 90 se pedía que dejaran las armas y pasaran a la política, como hizo el Sinn Fein en Irlanda...

Sí, efectivamente, y se pasó a las armas en lo que fue un proceso de casi mil asesinatos todavía en gran medida sin conocer a los autores. La mal llamada lucha armada fue lamentable en todos los aspectos.

«Creo que Feijóo se equivocó con su no a la moción de censura»

- ¿Qué augura tras los resultados del 23J?

Tiempos difíciles. Pero saldremos adelante a pesar de todo.

- ¿Es hoy España más democrática o autocrática que en 1975?

Hemos tenido cinco años de pretensiones autocráticas cada vez más claras y más duras que el Sr. Sánchez ha venido tejiendo. Me refiero a ello en el libro extensamente, y no voy a reproducir aquí las medidas que propongo.

- Para eso hay que comprar el libro... No obstante, ¿Es el momento de refundar el centro-derecha y el PSOE tras el sanchismo?

Como diría Pío Baroja, “vaya usted a saber”. Desde luego algo hay que hacer, porque lo mucho malo del sanchismo todavía está flotando en el ambiente, sin ninguna muestra de transformarse desde dentro.

- Y, por último. ¿Tiene visos de que la economía española mejore y sea más competitiva en los próximos años?

No hay más remedio. Tenemos los mejores empresarios de nuestra historia económica, y una economía vacilorresistente a pandemias y otras miserias. Unos sindicatos más luchadores e incisivos serían necesarios también.