El otro periodismo al que tapan la boca
Hay otro periodismo, el que no procede de Occidente y no nos modela la mente con los intereses de Occidente. Es molesto, lo persiguen, le tapan la boca a veces y, de esa forma, evitan que ustedes tengan un conocimiento más certero de lo que ocurre. Son los tics dictatoriales de la democracia
Vamos a llamarlo comunicación y periodismo alternativo. Detrás de él hay grupos de poder más o menos poderosos, a veces muy poderosos, a veces de simples jóvenes bienintencionados a los que se les pasará el entusiasmo en cuanto se les pase esa “enfermedad” llamada juventud que se cura con los años. Hay personas rebeldes que los años convierten en seres comunes y personas revolucionarias que se mantienen así toda o casi toda su vida. Y hay una guerra mediática a nivel mundial que es algo relativamente nuevo en la Historia o, mejor dicho, completamente nuevo en el estado actual en que han desembocado los acontecimientos.
Qué es un periodismo o comunicación alternativa. La investigadora Susana Alés lo recoge en su tesis doctoral haciéndose eco de las palabras de dos especialistas en el tema: “Mar de Fontcuberta Balaguer y Gómez Mompart enfatizaban un punto de la comunicación alternativa, la subversión al orden de cualquier índole: una comunicación será más o menos alternativa en la medida en que subvierta un orden moral, político, social, económico, tecnológico, cultural, simbólico e ideológico. Lo importante, en este caso, es subvertir al orden establecido de alguna u otra forma”.
Lo habitual es que los países no occidentales o no pertenecientes a lo que llamamos Norte o mundo capitalista se vieran a sí mismos con los ojos de la parte dominadora del planeta. El Sur se veía a sí mismo con los ojos del Norte. El 20 por ciento del planeta dominaba el 80 por ciento no sólo del comercio mundial sino también de la comunicación mundial.
La BBC en árabe se encargaba de que el mundo islámico contemplara la vida con ojos occidentales o eso procuraba al menos; las agencias de información estadounidenses y europeas le marcaban las conversaciones a los habitantes de América Latina: Associated Press (AP, USA), Reuter (GB), DPA (Alemania), ANSA (Italia), EFE (España), entre otras, le decían a los ciudadanos de a pie de Latinoamérica qué era lo positivo y qué lo negativo, con la complicidad de los medios más poderosos de aquellas tierras. El año 1992 fue decisivo ya que el lanzamiento del Hispasat1 con motivo de la Expo de Sevilla permitió a EFE llegar a ser la agencia más consultada por los principales medios de comunicación de los países de habla hispana, al menos.
Todo poder necesita unos mensajes comunicacionales que lo mantengan en su estatus privilegiado el tiempo que le sea posible mantenerse. Así es ahora y así ha sido siempre, desde una tribu hasta una superpotencia. Cuando digo todo poder es todo poder, sea capitalista, comunista o islámico. La antigua agencia soviética TASS tenía la misión de mantener en el poder al mundo comunista que no era escaso, repasemos: URSS (Asia-Europa), todos sus países satélites de Europa; Angola, Mozambique, República Popular del Congo, entre otros (África); Cuba (América); China, Mongolia, Corea del Norte, Vietnam (Asia).
Hay mucha de esta colonización mensajística todavía, sobre todo por parte capitalista, pero llegó un momento en que la tendencia cambió. Si bien observamos unas raíces inmediatas de rebelión de los países del Sur en el seno de la UNESCO en los años setenta del siglo XX y hasta mediados de los ochenta, aproximadamente, coincidiendo casi toda esta etapa con el mandato del senegalés Amadou-Mahtar M’Bow, que fue obligado a irse y ser sustituido por el español Federico Mayor Zaragoza, es a partir del desmembramiento de la URSS en 1991 y de la primera victoria electoral de Hugo Chávez en Venezuela en 1998, cuando va a empezar a forjarse paulatinamente otra estructura mediática de poder frente a la occidental. A su vez, el ataque a las Torres Gemelas de 2001 y la consiguiente reacción bélica de EEUU contra una parte del mundo islámico llevará consigo el reforzamiento de una emisora de TV fundada en 1996 por el emir Hamad bin Jalifa Al Thani, líder de un país amigo de Occidente, Qatar, que en ese año lanzó Al Jazeera, la cual terminó con la hegemonía de la BBC en árabe.
Los medios alternativos que más estorban al mensaje occidental son la citada Al Jazeera, los medios rusos RT y Sputnik y la televisión venezolana Telesur. Todos emiten en español menos Al Jazeera que lo hace en inglés, junto al árabe, lógicamente. RT y Sputnik han sufrido cierres en países occidentales teóricamente democráticos como son Inglaterra y Alemania. Se teme el mensaje de la Rusia de Putin y es una pena porque son buenos medios de comunicación cuyas informaciones nos sirven para completar las visiones occidentales.
En los medios alternativos los buenos y los malos no son los mismos que en los occidentales. Ambos son las voces de sus amos pero sus amos no son los mismos y con frecuencia piensan de manera muy distinta unos de otros. La única forma de formarse una opinión propia con base rigurosa es poder acceder a este pluralismo real. En esencia, no hay pluralismo entre El País y El Mundo ni entre la SER o la COPE o entre La Sexta y Antena 3. Las diferencias son de matices y tienen más que ver con el reparto de la audiencia que con el periodismo sobrio. Para alcanzar un cierto grado de conocimiento -quien desee gozarlo- hay que viajar mediáticamente mucho más allá.
Si ese viaje se emprende se observarán puntos de vista y noticias que los otros callan o enfocan de manera totalmente distinta. Hallamos aspectos que los medios occidentales o silencian o colocan en lugares muy secundarios. Para Al Jazeera tanto Israel como EEUU son los indudables culpables del genocidio palestino. La cadena catarí ofreció al mundo imágenes de bombardeos USA con sus víctimas inocentes y los periodistas de la citada TV informaban -con permiso de talibanes y Hezbolá- a pie de tajo, entre escombros y hospitales destrozados que atendían a niños malheridos. Este hecho y muchos otros indignaron no sólo a EEUU sino a países árabes aliados de Occidente -como Marruecos- algunas de cuyas corruptelas oficiales denunció Al Jazeera. Sus redactores fueron expulsados del país alauita.
Los medios públicos rusos RT y Sputnik han analizado desde sus puntos de vista no sólo la crisis de Ucrania sino la geopolítica mundial, con especial énfasis en Irán, China y Corea del Norte. Por su parte, Telesur hace lo mismo pero añade una atención especial a la labor negativa de Occidente en América Latina, como también operan los medios rusos. Por cierto, Irán posee un canal público en español, Hispan TV, cuyo eslogan es “Nexo latino”. La colaboración de Pablo Iglesias con Hispan TV dio pie a que la derecha lo acusara de colaborar con países dictadores y terroristas.
En todos estos medios -incluyendo los nuestros- van a hallar ustedes una carga ideológica, pero al menos el examen de todos ellos -y bastantes más- nos lleva a ser verdaderos ciudadanos demócratas. La opinión final que nos formemos ya es asunto nuestro. Repito una vez más lo que he indicado en otros textos: la vida democrática del pensamiento libre no es fácil, fácil es fabricarse estereotipos sobre la base de lo que otros nos digan unidireccionalmente.