- Concentración en la Plaza Colón en 2019. / EFE
El PP quiere revolver España, que lo haga, los de enfrente no lo dudan
¡Oh, la foto de Colón! ¡Oh, la foto de las Azores! ¡Oh, a los 100 años de la dictadura de Primo de Rivera! ¿Qué pasa? Nosotros nos hacemos fotos con quienes nos dé la gana y la dictadura de Primo de Rivera tuvo mucho de comprensión y participación del PSOE
La derecha española no tiene la conciencia tranquila. Incluso la derecha internacional. Y encierra motivos, ha traído a los humanos tanta dicha como desgracias y en ello sigue. La alianza que firmó con la socialdemocracia hace ya un siglo y pico le ha servido para esconderse y presentar la variante huevo pasado por agua, es decir, pasado por la indudable atracción de la erótica del poder mercantil. Se llevan a cabo variaciones sobre un mismo tema, el mercado, y ya está. Después, han llegado otros trajes progresistas para la malvada derecha. Por ejemplo, el eurocomunismo y los verdes en determinados países. Ahora bien, a pesar de todos los vestidos progres y de todas las veces que la “mona” se ha vestido de seda, “mona” se ha quedado.
No hay quien le borre a la derecha el sambenito de mala de la película que nos hemos montado en la Historia los humanos. Sus razones hay, desde lo que abusan los tenedores de propiedades contra los que no las tienen hasta que tanto el nazismo como el fascismo no nacieron por generación espontánea sino que fueron creados por el liberalismo para librarse, entre otros obstáculos, del avance comunista. Además, como sucede en una tribu o hasta en una civilización antigua, la mitra religiosa y la espada real se han unido y lo mismo han combatido contra las tendencias futuristas como entre ellos, mientras que, más abajo, los sacerdotes se sentaban en la mesa del propietario o del cacique y se olvidaba del rebaño.
Bastante de esto sigue en boga y las resistencias a otra España tienen ahí una de sus causas. Sin embargo, fue también la derecha la que creó los países, los estados, las constituciones, salvo en las revoluciones marxistas, entre otras. El Poder crea naciones aprovechándose de las emociones y de la Historia convenientemente interpretada y con frecuencia manoseada. Además, todas las corrientes progresistas han fracasado hasta el momento, es la derecha o las derechas las que se mantienen en pie y pugnan entre ellas. Pugnan Biden contra Trump; Macri contra Milei; Feijóo contra Abascal; Bolsonaro contra Lula... No hay una lucha entre comunismo-socialismo marxista versus capitalismo sino una batalla capitalismo contra capitalismo. Lo demás, hasta ahora, ha fracasado, por muy progresista que se crea el gobierno español los progres tienen una raya roja trazada internacionalmente a partir de la cual su rojerío o desaparece o lo palidecen o lo hacen desaparecer. Mientras consuma de todo, el progrerío es un cliente, un cómplice, no es peligroso, entra dentro del guion.
La Constitución española de 1978 fue obra de la derecha. La coyuntura provocó que la firmaran los separatistas republicanos y el socialismo-comunismo. Pero aquello fue un apaño y la amnistía posterior una forma de que los que firmaron porque estaban en inferioridad de condiciones se estuvieran quietos. Suárez, Tarancón y Gutiérrez Mellado fueron las personalidades liberales designadas por quien corresponda -¿el propio Suárez, el rey, los mismos interesados en que todo cambiara para que todo siguiera igual?- para que le dieran al texto un aire nuevo pero siempre bajo la estructura de poder franquista que nunca se atacó ni cuestionó. Amnistía para rojos y azules, borrón y cuenta nueva.
Se tenía que haber seguido con aquello, perfeccionándolo, pero ha habido quien ha despertado lo que estaba subyacente: el problema histórico de España, el mismo que nos llevó a ser superados por otras potencias y a que en el siglo XIX no pintáramos nada en el mundo mientras que en el XX la presencia de Franco nos aislaba a pesar del desarrollo indudable que se dio y de las bendiciones de USA a finales de los años 50.
Si la derecha mundial no hubiera seguido vacilando en extremo de su condición y si no hubiera ganado la Guerra Fría, abusando y mucho de esa victoria y contagiando a la derecha española, no habrían aparecido tantos rebeldes, disidentes, tanto charlatán pseudomarxista e incluso algunos revolucionarios. No fue así, la izquierda tuvo motivos para levantar la voz y además debía buscar un sentido a su existencia. Y lo ha encontrado con medias tintas y pamplinas como la doctrina woke, la cultura de la cancelación, ese feminismo de almohada o ese cogérsela con papel de fumar ante el que llaman vulnerable.
La izquierda se ha metido a sacerdotisa eclesial, a misionera, no para salvar a nadie sino para intentar salvarse a sí misma. Y en eso la están acompañando algunas derechas localistas a ver si sacan tajada de unos tontos útiles que, por el momento, en esencia, han perdido en la Historia pero mantienen un discurso bonito en lugar de la fealdad que cultiva la derecha de siempre. Hay alguna que ha logrado la cuadratura del círculo pero no es el caso de la española.
Al PP le han tocado su constitución del 78. Vamos, que se la quieren borrar del mapa y con ella a España. Será un apaño, pero es la que nos alumbra con bendición popular y todo. Y la quieren borrar saltándosela, por mucho que digan lo contrario los estómagos agradecidos de la progresía y del periodismo. Quienes desean hacerlo no miran nada, van a lograr sus fines interpretando a su manera el voto ciudadano de julio. Pactan con el diablo si hace falta. Por tanto, el PP debe hacer lo mismo para defender sus principios. “Es que está siguiendo las directrices de Aznar”. Y Feijóo parece que se asusta y dice: “No, perdona, izquierda y compañeros de viaje, pero esto ya estaba hablado con los barones”. Y si no estuviera hablado antes, ¿qué pasa? “Es que nos parece que Aznar tiene razón y seguimos con mucho gusto sus consejos o sus iniciativas”. ¡Oh, la foto de Colón! ¡Oh, la foto de las Azores! ¡Oh, a los 100 años de la dictadura de Primo de Rivera! ¿Qué pasa? Nosotros nos hacemos fotos con quienes nos dé la gana y la dictadura de Primo de Rivera tuvo mucho de comprensión y participación del PSOE. Y en la dictadura de Franco el PSOE puso pies en polvorosa (bueno, esto mejor no decirlo para no espantar a los históricos del PSOE que le riñen a Sánchez).
Sin complejos, porque es que Sánchez no está dando una imagen de estadista sino que primero viene la amnistía para el fugado y luego la independencia, aquí no se vislumbran vías intermedias y 400.000 votos y 715.000 que han perdido los independentistas no pueden terminar -sin consenso de todos- con el periodo más estable que ha tenido la España contemporánea en el que, por cierto, Cataluña, Euskadi y Madrid han sido las reinas del mambo mientras que los andaluces estamos alejados del dinero público que se nos debe y encima acusados de vagos y parásitos, mientras que en Andalucía dormimos la siesta y ya ni sabemos qué fue el 4-D 1977 o el 28-F 1980. Por culpa en gran medida de los progresistas de la Junta hasta 2018 que hasta andalucistas de izquierdas afirman de Moreno Bonilla ha hecho más por el andalucismo que presidentes y presidenta andaluces y andaluza.
Es miedoso el PP y se debe a esa carga de conciencia con la que vive la derecha desde siempre a pesar de llevar ganada la guerra de la Historia, por ahora. Miden mucho sus palabras frente a quienes se han adueñado del discurso, te están apuñalando y aun así hay que decirles qué gustito da, sois fantásticos los progresistas. No había nadie más rápido con la pistola al oeste del Oeste que el gran Pedro Sánchez, “El Guapo”. Hasta que llegó Feijóo, “El Napia”, lo retó y lo venció. Pero claro, para eso hace falta tener a la gente de Spain City a tu favor. Ésa es otra historia.