El reinicio del PP ignora a Vox

02 abr 2022 / 17:39 h - Actualizado: 03 abr 2022 / 07:22 h.
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Pablo Casado ya no está y Alberto Núñez Feijóo ha tomado las riendas del PP, pero en el viaje del pasado al futuro emprendido por la formación en los dos últimos días no ha tenido billete Vox, el fantasma al que no se menciona pero que sigue acechando a los populares.

El XX Congreso Nacional del PP ha sido, como se esperaba, un ejercicio de adhesión al nuevo líder y una escenificación de que con Feijóo los populares sí lograrán volver al Gobierno, y se fijan además como meta devolver a la política a épocas de mayor certidumbre, con mayorías contundentes, sin inestabilidad, con moderación y volumen, con la gestión como bandera y las clases medias como himno.

El PP se ha mirado en el espejo de 1990, cuando todo empezaba, cuando José María Aznar armaba el equipo de técnicos y gestores que desbancaría al PSOE tras catorce años de socialismo, pero desde entonces han pasado 34 años, el multipartidismo llegó hace ya siete y hace casi cuatro desde que el espacio del centroderecha está partido en tres.

Cuando Casado tomó el mando, al PP le cercaba un partido de centro que servía como bisagra y daba refugio a los descontentos con la corrupción, Feijóo debe enfrentarse en cambio a otro partido, formado por quienes consideraban que Mariano Rajoy había dado la espalda a los principios de la formación.

Y Vox, al contrario que Cs, no ha dejado de robar votantes al PP, con la única excepción de Galicia, donde no tiene representación, y de Madrid, pues el tirón de Isabel Díaz Ayuso solo le permitió sumar un diputado regional.

Vox le pisa los talones al PP en las encuestas y en Andalucía, próxima cita electoral y donde irrumpió en las instituciones, aumentará su peso, solo meses después de haber entrado en su primer gobierno de coalición con el PP, el de Castilla y León.

El desafío es evidente, pero en el congreso del PP, sin ponencias ni debate político, nadie ha mencionado al partido de Santiago Abascal, a pesar de faltan días para que Alfonso Fernández Mañueco se convierta en el primer presidente popular de una coalición con Vox, que gobernará según Feijóo con «criterio y respeto».

Feijóo ha recetado la vuelta al centro y dar soluciones reales a los problemas de la gente, una senda que también trazó Pablo Casado, aunque en el partido no terminaba de cuajar su imagen en la Moncloa, mientras que los populares sí se imaginan ahora al presidente de la Xunta al frente del Consejo de Ministros.

Sin embargo, del plenario no sale una estrategia de alianzas, solo ofrecimientos de pactos de estado a un Gobierno que para el PP es «el peor de la historia democrática», la aspiración de recuperar mayorías contundentes y alusiones veladas a Vox, por ejemplo al reivindicar que el PP es el único con capacidad para gobernar, que hacerlo implica desgastarse o que el partido fundado por Manuel Fraga merece respeto.

El PP ha pasado así de puntillas por este debate y lo mismo ha ocurrido con la crisis interna que ha provocado este cónclave, que se ha dado por superada, sin ahondar en los motivos que han acabado con Pablo Casado anunciando que renuncia a su escaño y apartado de la vida orgánica.

En Sevilla fue José María Aznar el primero en reconocer la labor hecha por Casado, que recibió al partido en horas bajas. También le dio las gracias Mariano Rajoy y Feijóo agradeció la generosidad de su «amigo», pero sobre la denuncia de un supuesto espionaje u operación para derribar a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, o de los contratos de los que se benefició su hermano no se ha hecho mención alguna.

Desde que se convocó, el congreso pretendía ser una herramienta para cerrar heridas y corregir errores; «reinicio» y cuenta nueva. Sin embargo, serán las semanas y meses que vendrán por delante los que constatarán si esta máxima se cumple.

En la configuración de su equipo, Feijóo ha dicho que contará con todos y ha dejado mensajes a los suyos, al señalar que la unidad es «innegociable» y destacar que hay que afiliarse al PP «por convicción, no por interés». Feijóo ha pedido trabajo y esfuerzo y ha rechazado el «seguidismo ciego».

Por el momento, y más allá del núcleo de Casado, en el partido hay satisfacción porque Feijóo ha contado con el peso de los barones. A falta de conocer su cúpula al completo no se habla de agravios, tampoco en Madrid, donde esperan que en breve se celebre el congreso que elegirá a Isabel Díaz Ayuso como presidenta del PP madrileño.