«En España hay un prejuicio positivo sobre Alemania y no todas las cosas marchan perfectamente»

Entrevista a María-Paz López, ganadora del I premio Amanecer de Periodismo de la Fundación Morera y Vallejo

Juanmi Vega @Juanmivegar /
01 may 2022 / 04:00 h - Actualizado: 01 may 2022 / 04:00 h.
  • «En España hay un prejuicio positivo sobre Alemania y no todas las cosas marchan perfectamente»

La periodista María-Paz López, de La Vanguardia, fue la ganadora de la primera edición de los Premios Amanecer de Periodismo en la categoría de Mejor Artículo Periodístico por su publicación “Rastrear el arte robado por los nazis”. El texto reconstruye como, a partir del caso del legado Gurlitt, sensacional hallazgo en 2012 de obras de arte moderno que un anciano alemán tenía escondidas en su piso de Munich y que se sospechó podrían proceder del expolio nazi a judíos, los métodos de la llamada ‘Provenienzforschung’ (investigación de la proveniencia) de los historiadores del arte. Se trata de un trabajo de detective que requiere revisar archivos de museos y galerías, escudriñar catálogos de exposiciones, facturas y transferencias de dinero, y analizar cualquier documento que vincule historia familiar y titularidad de la obra.

Primero de todo queremos darle la enhorabuena por el reciente premio Amanecer de la Fundación Morera & Vallejo por su artículo “Rastrear el arte robado por los nazis”, publicado el 18 de abril de 2021 en ‘La Vanguardia’.

Muchas gracias. Estoy muy agradecida al jurado del premio por valorar mi trabajo y a la Fundación Morera & Vallejo por la creación de este galardón, que supone una señal de ánimo para los periodistas en general en esta época difícil para la profesión.

¿Qué fue lo que más le llamó la atención a la hora de realizar su reportaje?

El carácter casi detectivesco de la Provenienzforschung, la investigación de la proveniencia, porque supone tareas de búsqueda, rastreo y cotejo de datos que remiten a técnicas policiales.

Alemania ha intensificado sus esfuerzos para devolver obras robadas a sus legítimos propietarios o a sus descendientes. ¿Cree que otros países siguen su ejemplo?

Menos de lo que deberían, pero algunos lo van haciendo. También es verdad que es muy laborioso y complicado investigar la procedencia de las obras, verificar el expolio, identificar a los propietarios y localizar a sus descendientes. El pasado febrero, tras muchos años de búsqueda, Bélgica devolvió a una familia judía el cuadro ‘Fleurs’, pintado en 1913 por el expresionista alemán Lovis Corinth y que había acabado en los Museos Reales de Bellas Artes de Bruselas.

¿Hay alguna estimación de cuántas obras de arte robaron los nazis?

Es muy difícil de saber, no sólo por el expolio en sí mismo, sino porque los nazis también decidieron destruir muchas obras de lo que ellos denominaban ‘arte degenerado’, que eran básicamente obras expresionistas, dadaístas, surrealistas y de la Nueva Objetividad, o de autores judíos o comunistas. Según informes oficiales, el 20 de marzo de 1939 en el parque de bomberos de Berlín-Kreuzberg los nazis quemaron un millar de pinturas y 3.825 piezas de obra gráfica. La horrible etiqueta de ‘arte degenerado’ llevó a la confiscación de unas 21.000 obras de museos de toda Alemania, que fueron vendidas en el extranjero.

Una de las obras de arte que no están en su lugar de origen, por poner un ejemplo, son los frisos del Partenón de Atenas, que se exponen en el Museo Británico. ¿Cree que Grecia llegará a recuperarlos?

En este caso en que la víctima del expolio es un país, no una persona, es aún más compleja la devolución. Se están dando algunos casos de restitución de arte expoliado por europeos a países africanos en época colonial. Por ejemplo, Alemania ha prometido devolver a Nigeria algunos de los llamados bronces de Benín que hay en sus museos. Benín fue un antiguo reino africano que no debe confundirse con el actual Benín, país limítrofe con Nigeria. Esos bronces fueron robados por los británicos a finales del siglo XIX y acabaron dispersos por instituciones culturales de países occidentales. Pero ahí hay, además de la reparación histórica, un componente político muy fuerte de ganar influencia en el país. Grecia no encaja en esos supuestos y tiene escasísimas probabilidades de que el Reino Unido acceda a la devolución. El argumento británico de que los frisos del Partenón están más seguros en el British Museum que en Grecia es simplemente ridículo.

Usted ha estado cubriendo la llegada de refugiadas con sus hijos a las fronteras polaca y húngara con Ucrania por la guerra. Como periodista, ¿cómo se vive una tragedia tan grande sin desmoronarse todos los días?

He estado como enviada especial de ‘La Vanguardia’ en las fronteras de Polonia y Hungría en dos momentos distintos: llegué a Polonia a finales de febrero, apenas iniciada la invasión rusa de Ucrania, y viajé a Hungría en abril, cuando la guerra duraba ya un mes. También en abril entré en territorio de Ucrania por el sudoeste, para hacer un reportaje sobre la vida cotidiana en la retaguardia. La verdad es que me concentro en sacar adelante el trabajo, extremando siempre el cuidado y la empatía al tratar con las personas entrevistadas, que llegan a las fronteras buscando refugio, exhaustas y aterradas por la destrucción y muertes que han presenciado. Su sufrimiento es lo único importante y he intentado relatarlo con sinceridad y respeto. Confío en haberlo conseguido.

Solemos poner a Alemania como ejemplo de todo. ¿Qué es lo que más le sorprendió del país? ¿Es Alemania tan bonita como la pintan?

Es verdad que en España hay un prejuicio positivo sobre Alemania, como si todo en este país funcionara a la perfección. La realidad es que, aunque sea la primera economía de Europa, no todas las cosas marchan perfectamente. La digitalización es la gran asignatura pendiente, hay infraestructuras como puentes y carreteras que se han quedado obsoletas por falta de inversiones, y la campaña de vacunación anticovid no ha estado tan bien organizada como en España. Pero, por otra parte, el funcionamiento de sus instituciones políticas alemanas, la transparencia y la rendición de cuentas, o la rapidez con que cargos públicos dimiten si hacen algo incorrecto, es admirable.

Usted es una profesional con una amplia trayectoria y experiencia. ¿Cómo ve el periodismo actual?

Es preocupante cómo la precariedad laboral de muchos periodistas y algunas exigencias de la transformación digital de los medios afectan a las rutinas profesionales e inciden en la calidad del periodismo. Es necesario que las empresas periodísticas tomen conciencia de que el verdadero modelo de negocio consiste en ofrecer buen periodismo en cualquier soporte, sea prensa en papel, prensa digital, radio, televisión o nuevas plataformas de difusión.

¿Qué le diría a un estudiante de periodismo que acaba de comenzar su primer año en la facultad?

Me cuesta encontrar qué decir; no quisiera pontificar sobre este asunto. Admiro la vocación de los jóvenes que, pese a las dificultades actuales, apuestan por esta profesión. También entiendo que lo hagan. Creo que si yo tuviera su edad y empezara ahora, también querría ser periodista a pesar de todo. A los estudiantes les daría ánimos, pero sin ocultarles la realidad de este oficio en las circunstancias presentes.

¿Hay espacio en los periódicos para el periodismo de investigación? Reportajes como el suyo, por desgracia, suelen ser rara avis en los días actuales.

Espacio siempre puede haber, el problema es la falta de tiempo, que sólo se soluciona si el medio toma la decisión editorial de destinar unos periodistas a cubrir la información diaria y otros a hacer reportajes de fondo, y quizá ir alternando los equipos, para que todos tengan en algún momento la ocasión de estar en uno y otro frente informativos. Pero para eso hacen falta redacciones nutridas y todos sabemos que, por desgracia, cada vez hay menos.

¿Son las redes sociales solución o parte del problema que vive el periodismo hoy en día?

Es verdad que en las redes sociales circulan ‘fake news’ y discursos de odio, pero circulan también iniciativas excelentes. Descubrir nuevas fuentes informativas y contactar con ellas es más fácil ahora que antes, y los ciudadanos tienen acceso a más opciones. El ritmo frenético del flujo de datos y mensajes es lo que hace peligrar al periodismo. Pero casi todos los medios locales, nacionales e internacionales, tienen cuenta en Twitter, Facebook, Instagram e incluso Tik Tok; es evidente que los medios ven las redes sociales como un instrumento de amplificación de su audiencia.

¿Qué cualidades tiene que tener un buen periodista?

En mi opinión, mirada observadora, paciencia, espíritu crítico y dedicación. Este es un oficio muy vocacional. Ese ingrediente vocacional explica en parte por qué periodistas con sueldos bajos continúan en la brecha trabajando en vez de transitar hacia otras profesiones.

Muchísimas gracias por su tiempo.

Gracias a vosotros por el interés.

BIOGRAFÍA

María-Paz López (Barcelona, 1967) es corresponsal del diario ‘La Vanguardia’ en Berlín desde septiembre de 2014. Ha sido corresponsal en Italia y el Vaticano (2003-2009) y enviada especial a diversos países europeos y ribereños del Mediterráneo. En Barcelona, entre otros varios encargos a lo largo de los años, ha ejercido de jefa de sección de Internacional y de redactora de Sociedad. Actualmente, cultiva además con asiduidad el reportaje de historia del siglo XX y firma una columna mensual sobre religiones del mundo. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), es máster en Periodismo con beca Fulbright por la Columbia University de Nueva York.