«Es más fácil que se pongan de acuerdo los ciudadanos que los políticos»

Carlos Barrera, profesor de Comunicación Electoral de la Universidad de Navarra. No percibe mucha tensión política en la calle, sino más bien cansancio hacia la clase política. Cree que Sánchez necesitaba reforzar su liderazgo, que Rivera corre peligro y que Rajoy es el que menos propone pero el más coherente.

12 mar 2016 / 21:42 h - Actualizado: 12 mar 2016 / 21:57 h.
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  • El profesor Carlos Barrera, en el campus de la Universidad de Navarra. / El Correo
    El profesor Carlos Barrera, en el campus de la Universidad de Navarra. / El Correo

—¿La formación de Gobierno está enconada. Nadie cede. ¿Por qué? ¿El español es terco por naturaleza?

—Resultaría más fácil que los ciudadanos de a pie se ponga de acuerdo en cuestiones políticas que los propios políticos. Creo que existe más sentido común en los ciudadanos porque no están movidos por intereses ni estrategias de partidos. Tenemos políticos que no nos merecemos.

—¿Realmente tienen sentido de Estado?

—El sentido de Estado es, al fin y al cabo, sentido común porque hablando se entiende la gente. Desde la discrepancia se puede hablar, aunque hace falta buena voluntad y lo están poniendo muy difícil. Si se fija usted, las palabras que más aparecen en los medios, porque las dicen los políticos son veto, bloqueo, tapón, farsa, engaño, etc.

—Y antes de la sesión de investidura de Pedro Sánchez una de las palabras más pronunciada era diálogo...

—Siempre dicen que quieren dialogar pero al final no hay que juzgar por las palabras sino por los hechos. Lo importante, en la política y en la comunicación, es adecuar que lo que se haga concuerde con lo que se haya dicho. Si hay una quiebra ahí, eso se detecta enseguida. Uno de los peligros de todo este proceso es que se puede producir un huevo hastío del votante que el 20 de diciembre votó con ilusión y si hay elecciones decida no votar.

—El hastío siempre está ahí. Las formaciones emergentes nacen por el hartazgo con los grandes partidos.

—Los partidos emergentes también se han visto obligados a jugar con las formas de la que ellos llaman ‘vieja política’. Como el terreno está embarrado y el balón rueda con dificultad se han visto obligados a emplear esas tácticas de toros resabiados, porque el terreno de juego es el que es.

—¿Nota en la calle demasiada tensión?

—En la calle hay mucho cansancio con la política. Más que tensión, hay cansancio.

—Las formas han sido abruptas en ocasiones. Le pregunto por Pablo Iglesias. ¿Busca el espectáculo?

—Sin duda. Lo está buscando porque su partido lo lleva en su ADN. Han nacido a través de los formatos de televisión y ahí se manejan muy bien. Pero llevar ese formato a un escenario distinto tiene sus riesgos. Han sido criticados por montar un espectáculo donde no deben, usando un tono provocador. Quieren distanciarse de las formas de los demás partidos, y estas son sus formas.

—¿Se equivocó Pedro Sánchez al aceptar el encargo sin tener los apoyos necesarios?

—No es fácil responder esta pregunta, porque su actuación tiene dos lecturas. Por un lado se podría decir que se ha tirado a una piscina sin agua dado que era casi imposible lograr los votos. Al mismo tiempo, ha desbloqueado la situación y ha puesto el cronómetro en marcha, algo que no había hecho Mariano Rajoy.

—¿Ha salido reforzado en su partido?

—Inmolarse ante la opinión pública formaba parte de su campaña interna para fortalecer su liderazgo dentro del PSOE. El partido necesitaba ver un líder que plantara cara, fundamentalmente porque el 21 de diciembre no todos veían que pudiera continuar al frente del partido.

—¿Rajoy se equivocó al no presentarse?

—Su planteamiento fue táctico porque pensó que para qué se iba a presentar si más que una sesión de investidura se iba a convertir en una moción de censura a sus cuatro años de Gobierno. Prefirió que se quemaran otros para él seguir con el mismo mensaje. De hecho, Rajoy es el más coherente con sus propuestas. Aunque ha hecho pocas, las ha mantenido y siguen ahí.

—¿Y Rivera? Buscaba la regeneración pero de momento está apoyando al PSOE...

—Por su posición ideológica es el que mejor podía tender puentes a derecha e izquierda. El lastre de la corrupción del PP y su mensaje regeneracionista engancha mejor con el PSOE, aunque este partido tampoco esté libre de corrupción. Está corriendo un riesgo importante y puede ser, si me permite la metáfora, el tonto-útil del PSOE.

—¿Cree que siguen abiertas las heridas de la Guerra Civil?

—Estas ideas están más en ciertos sectores políticos e incluso académicos que en la calle. La Guerra Civil acabó hace muchos años pero se sigue agitando el fantasma a pesar de que uno de los pactos de la Transición fue no arrojar ese fantasma. Iglesias no puede decir que el PP es hijo político del totalismo de entonces porque estamos en 2016 y no en 1936. Sí es cierto que hay cuestiones colaterales como la Memoria Histórica o las víctimas de la dictadura que lógicamente hay que gestionar. Pero el fantasma de la guerra sí lo debemos olvidar.

—¿Apuesta por el pacto PP-PSOE-C’s o por la gran coalición de izquierdas que quiere Podemos?

—Veo más posible el primero que el segundo. Además, es difícil que los grupos dominantes (Bruselas, Íbex 35, etc.) no dejen de pronunciarse si esta situación se prolonga. La variante de introducir partidos que proclaman la independencia es un peligro que los socialistas no querrán correr.

—¿Entonces, el establishment realmente influye?

—Influye y hacen llegar su mensaje. Ocurre en todas las situaciones, no hay que ser ingenuo.

—Qué sería mejor, otras elecciones o un Gobierno débil que al final deba convocar nuevas elecciones?

—Nuevas elecciones. Es una opinión muy personal pero la consideraría como una segunda vuelta en la cual los electores podrán juzgar a los partidos por su gestión de los votos tras el 20-D.