Felipe VI: «Que nadie construya muros con los sentimientos»

«Las divisiones nunca hacen grande a un pueblo» ha dicho el rey en su discurso en la entrega de los Premios Princesa de Asturias. El filósofo sevillano Emilio Lledó, uno de los premiados, advirtió contra la ignorancia, violencia y la crueldad que nos rodea.

23 oct 2015 / 20:39 h - Actualizado: 23 oct 2015 / 22:34 h.
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  • El rey Felipe VI entrega al filósofo sevillano Emilio Lledó el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2015, durante la ceremonia de entrega de estos galardones en el Teatro Campoamor de Oviedo. EFE/Chema Moya
    El rey Felipe VI entrega al filósofo sevillano Emilio Lledó el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2015, durante la ceremonia de entrega de estos galardones en el Teatro Campoamor de Oviedo. EFE/Chema Moya

«Que nadie construya muros con los sentimientos. Las divisiones nunca hacen grande a un pueblo; solo lo empobrecen y lo aislan», ha dicho el rey Felipe VI en su discurso de la solemne ceremonia de entrega de los Premios Princesa de Asturias, en referencia al reto independentista catalán.

Este ha sido el mensaje principal de una alocución en la que don Felipe ha incidido en la necesidad de conservar los valores comunes a todos los españoles y de «ser futuro» y hacerlo unidos: «Ser es también querer construir el mejor futuro para todos desde los cimientos sólidos de la obra que, juntos, hemos edificado».

Así, ha instado a todos a seguir construyendo España «convencidos y muy conscientes de que una nación europea, con raíces milenarias y vocación universal como la nuestra, seguirá unida en su camino hacia un futuro de mayor concordia y progreso, con la dignidad, el respeto y el orgullo que merece su historia y su memoria».

La reina Letizia ha acompañado a don Felipe en el escenario del Teatro Campoamor de Oviedo en la entrega de los 35 premios que por vez primera llevan el nombre de Princesa de Asturias, en tanto que la Reina Sofía ha seguido la ceremonia desde el palco de honor.

«Reflexionemos y valoremos con sinceridad y honestidad lo que los españoles hemos construido juntos, que nos une y nos fortalece; alejemos lo que nos separa y nos debilita», ha invitado el Monarca, que además ha hecho otra petición: «Apartémonos, especialmente, de todo lo que pretenda señalar, diferenciar o rechazar al otro».

Los ministros de Educación y de Fomento, Iñigo Méndez de Vigo y Ana Pastor, estaban entre los más de 1.500 invitados al acto, al que también han asistido el jefe de la oposición, el socialista Pedro Sánchez, y el líder de Ciudadanos, Albert Rivera.

Ante todos ellos, el jefe del Estado ha advertido de que «cuando se levantan muros emocionales -o se promueven divisiones- algo muy profundo se quiebra en nosotros mismos, en nuestro propio ser, en nuestros corazones».

Y tras exhortar a no crear esos muros, ha solicitado evitar «las fracturas sociales que tanto daño hacen a las conciencias de las personas, a los afectos, a la amistad y a las familias, a las relaciones entre los ciudadanos».

En su discurso más personal como Rey, junto con el que difundirá la próxima Nochebuena, Felipe VI ha hecho recordatorio de muchos mensajes lanzados en diversos momentos durante el último año.

Así, ha subrayado que «la defensa de la legalidad y de los principios constitucionales es la garantía de los derechos y libertades de todos los ciudadanos», una reflexión que le ha llevado a proclamar: «Los españoles debemos preservar esa convivencia que fortalece y enriquece nuestra vida colectiva».

Su exposición, largamente aplaudida por el auditorio, ha concluido con unas emotivas palabras en las que ha parafraseado a George Steiner, premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en 2011.

«Os animo a que todos intentemos merecer ser algún día, con el ejemplo de nuestros premiados, como dijo Steiner, unos dignísimos invitados de la vida», ha proclamado.

Más allá de las consideraciones del rey sobre España y los valores de la convivencia entre los españoles, don Felipe ha reivindicado la trascendencia de unos premios que ya cumplen 35 años, en un momento en que en Asturias ha crecido el debate sobre la conveniencia del apoyo institucional a los galardones.

Además de remarcar que la «querida tierra asturiana nunca ha fallado al conjunto de la nación española» y ha definido los premios como «faro de cultura y de concordia» y «modelo que ejemplifica cómo queremos que se fortalezca España, con qué ideales y anhelos, con qué valores».

Tampoco ha olvidado dar las gracias a los asturianos por compartir con los demás españoles «lo mejor» que les caracteriza; «Gracias de corazón a toda Asturias», ha manifestado don Felipe entre aplausos de los asistentes a la ceremonia.

Según el rey, los premiados de los últimos 35 años ha sido ejemplo por alzar su voz «con valentía y responsabilidad para proteger a los más débiles, a los desfavorecidos, a los más vulnerables, y al hacer semblanza de los reconocidos este año, desde el cineasta Francis Ford Coppola hasta el fundador de Wikipedia, Jimmy Wales, ha aprovechado para lanzar diversas ideas.

De esta manera, del filósofo Emilio Lledó ha rescatado sus palabras sobre la importancia de la memoria - «Ser es esencialmente, ser memoria» - para añadir que ser es también «ser futuro» y «querer construir el mejor futuro para todos», y ha invocado su magisterio «en estos tiempos de incertidumbre e inquietudes».

A propósito del libro de la economista Esther Duflo «Repensar la pobreza», el Monarca ha subrayado que «es preciso transformar las políticas» para cambiar la forma de lucha contra la pobreza, y junto a las científicas Emmanuelle Charpentier y Jennifer Doudna, ha reclamado más ayuda a los jóvenes científicos y «mejorar siempre los mecanismos de apoyo y financiación a la ciencia».

Ha aprovechado también el premio a la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios para agradecer la labor de los cooperantes, voluntarios y religiosos españoles repartidos por todo el mundo, dedicados a «aliviar el sufrimiento de los más desfavorecidos».

Y más allá de reconocer el talento de los grandes ausentes en la ceremonia, los baloncestistas Marc y Pau Gasol, ha hecho hincapié en que ambos están convencidos de que tan importante como formarse como «deportistas totales» es hacerlo «trabajando en equipo».


LLEDÓ ADVIERTE CONTRA LA IGNORANCIA, VIOLENCIA Y CRUELDAD

El filósofo sevillano Emilio Lledó ha mostrado hoy su preocupación por una sociedad sobre la que se cierne una «realidad llena de nubarrones violentos» y en la que, a pesar de los indudables progresos reales, el género humano quizás sigue sin haber logrado superar la ignorancia, la violencia y la crueldad.

Galardonado con el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2015, Lledó ha hecho una defensa de las humanidades, como fruto de un largo proceso cultural, durante su intervención durante la ceremonia de entrega de estos galardones, que se celebra en el Teatro Campoamor de Oviedo.

«El cielo ideal de las Humanidades está en realidad lleno de nubarrones violentos. Basta abrir los periódicos o escuchar las noticias. Y esa oscuridad nos lleva a pensar si esa prodigiosa invención de las humanidades no se nos ha deteriorado y si, a pesar de los indudables progresos reales, el género humano no ha logrado superar la ignorancia y su inevitable compañía, la violencia, la crueldad», ha dicho.

En presencia de los reyes Felipe y Letizia, Lledó ha incidido en que el género humano se ha convertido más bien en «desgénero humano».

También ha destacado la experiencia incesante que es la vida, cómo el hombre aprendió a mirar, a asombrarse de la naturaleza que le rodea, como los árboles, las nubes, el mar o la tierra y cómo los primeros filósofos descubrieron esa capacidad de asombro y empezaron a teorizar sobre los principios fundamentales de la vida: el agua, el aire y la tierra.

Tras advertir de que no se puede imaginar en el actual mundo tecnológico que alguien dijera que mañana no va a haber más aire o más agua, Lledó ha relatado cómo el descubrimiento del gozo de los sentidos estuvo determinado por una nueva forma de mirar y unos nuevos objetos ideados y mirados que la tradición latina llamó conceptos y que forjaron un nuevo universo de palabras elementales.

En esa constelación de significados, ha dicho, surgieron elementos como la verdad, el bien o la belleza, «puro aire semántico que nada señalaban fuera de sí mismo, pero cuya mismidad empezó a hacerse tan imprescindible como el aire o el agua».

Lledó ha explicado cómo esos elementos de la cultura irradiaron hacia un horizonte ideal de la vida humana que están en el origen del concepto de las humanidades, «un término que se nos ha hecho familiar y que, por esa misma familiaridad, podríamos resbalar, sin darnos cuenta, por el fecundo territorio de sus significados».

«Esa palabra, llena de vida, las humanidades, es fruto de un largo proceso cultural», ha señalado el galardonado de Humanidades, para quien constituye también «un ideal en la memoria colectiva y, sobre todo, resultado no sólo de la teoría, de la mirada, sino que es fuerza, dinamismo y riqueza para la sociedad».

Las humanidades se aprenden y se comunican, ha subrayado tras incidir en que son necesarias «para hacernos quienes somos, para saber qué somos y sobre todo para no cegarnos en los que queremos y debemos ser».

En ese ideal de los elementos inventados por la cultura y su lenguaje, Lledó ha señalado que hay otro concepto que se llamó «bien o bondad» levantado desde el cobijo del clan familiar y determinado por la «apariencia», que es «lo que ve nuestra mente, lo que siente nuestro corazón, lo que construye la mirada interior que forja la propia humanidad».

«Ese bien, como la verdad, se aprende en la cultura que no es, en su origen, sino pedagogía, educación», ha añadido antes de advertir de que, por lo tanto, no es extraño que la bondad fuera unida a la belleza.

También se ha detenido en destacar la importancia de la educación en cómo determina, condiciona, esclaviza o libera nuestras vidas, y cómo los maestros o profesores son conscientes de ese privilegio que supone la comunicación y la educación en libertad.