Aunque no está del todo claro su origen, nacida como una evolución de los tradicionales odres para líquidos, en España se empezó a usar un artilugio para guardar y beber vino que ahora conocemos como bota. Tiene en el extremo de beber un cierre compuesto de tres piezas que permite su estanqueidad. Como curiosidad, además de acompañar a los españolas en innumerables situaciones y fiestas, en 1897, y por orden real, formó parte del equipo reglamentario del Ejército español en Cuba.