Las pantallas ganan la batalla al sueño

Un estudio de Multiópticas revela que los españoles pasan un 32% más de su tiempo mirando pantallas que durmiendo

06 mar 2020 / 13:26 h - Actualizado: 06 mar 2020 / 14:07 h.
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  • Un niño pequeño usa un smartphone. / Imagen de Andi Graf en Pixabay
    Un niño pequeño usa un smartphone. / Imagen de Andi Graf en Pixabay

Los dispositivos electrónicos han ido integrándose paulatinamente a nuestras vidas. Teléfonos móviles, ordenadores, tablets y un largo etc. se han convertido en herramientas imprescindibles para nuestro día a día, tanto profesional como personalmente. Tan necesarios resultan que ya invertimos más tiempo en usarlos que en dormir. Según un estudio realizado por Multiópticas, pasamos 11 horas diarias mirando pantallas, lo que equivale a 167 días al año, frente a las 7h y media que dormimos de media al día según un informe de Fitbit. La diferencia supone que los españoles dedicamos un 32% más de tiempo a la pantalla que al sueño.

El tema resulta más preocupante cuando pensamos en los más pequeños de la casa. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los menores de dos años no deberían estar en contacto con estos dispositivos, sin embargo uno de cada tres niños accede a ellos antes de los tres años. Para proteger a los más pequeños, en los Estados Unidos se ha puesto en marcha el ‘National Day of Unplugging’ (Día nacional de la desconexión) que se celebra el primer viernes de marzo. Aunque en España, no existe aún ninguna iniciativa como esta.

La plataforma de bienestar digital Qustodio ha investigado cuales son las razones y las consecuencias de que los menores pasen demasiado tiempo frente a una pantalla.

Las razones

Los primeros responsables son las familias. Es fácil caer en la tentación de prestar a los niños los teléfonos móviles para mantenerlos distraídos un rato. Si añadimos el uso intensivo que los adultos tienen de estos dispositivos supone un malísimo ejemplo para los infantes, a los que les costará entender lo perjudicial de un uso irresponsable de estos aparatos.

Músicas, ‘scrolls’ infinitos, notificaciones o botones de like son algunas de las técnicas que utilizan las aplicaciones para atraer a los usuarios y que pasen más tiempo en ellas. Esto afecta especialmente a los menores de edad, cuyo cerebro genera dopamina (la hormona del placer) ante estos estímulos. Podríamos decir que estos elementos generan un efecto muy similar en los niños al que los casinos o las casas de apuestas provocan en los adultos.

Respecto al diseño de las aplicaciones Manuel Bruscas, vicepresidente de producto de Qustodio recomienda a los padres que «establezcan límites de tiempo que obliguen a sus hijos a desconectarse.» Los progenitores no deben controlar solo el tiempo que sus hijos dedican a estos aparatos, también deben cuidar los contenidos que consumen de forma regular.

Las consecuencias

La exposición excesiva a las pantallas puede tener consecuencias tanto físicas como psicológicas, pudiendo llegar a afectar al aprendizaje del niño. Psicológicamente, los niños pueden desarrollar depresión, adicción, nomofobia (miedo a estar desconectado) e, incluso, desarrollar comportamientos violentos cuando los padres intenten quitarles los aparatos.

Físicamente, el abanico de posibles consecuencias es incluso mayor. Va desde la obesidad hasta secuelas oculares como vista cansada, enrojecimiento de los ojos o miopía.

Por último, existe una relación entre el uso de las pantallas y una menor integridad estructural en la zona del cerebro que apoya el lenguaje y las habilidades de alfabetización emergentes en los niños de preescolar, tal y como afirma un estudio publicado en la revista ‘JAMA Pediatrics’.