Muere José María Aldaya, secuestrado por ETA durante 341 días

El empresario ha fallecido este martes a los 79 años, a consecuencia de una enfermedad

29 dic 2021 / 08:50 h - Actualizado: 29 dic 2021 / 09:01 h.
"Terrorismo","Víctimas del terrorismo"
  • José María Aldaya.
    José María Aldaya.

El empresario guipuzcoano José María Aldaya, secuestrado por ETA el 8 de mayo de 1995 y liberado el 14 de abril de 1996, ha fallecido este martes a los 79 años, a consecuencia de una enfermedad, han informado a EFE fuentes cercanas a la familia.

Su secuestro estuvo marcado por el amplio respaldo de la sociedad vasca y española que reclamaron a ETA su puesta en libertad en multitudinarias manifestaciones y concentraciones, algunas de las cuales se saldaron con enfrentamientos provocados por grupos radicales, como los ocurridos el 22 de junio de 1995 en la Paloma de la Paz de San Sebastián, que se saldaron con una docena de heridos, entre ellos una mujer, Rosa Zarra, que murió días después.

Aldaya fue secuestrado entre las nueve y las diez de la noche del 8 de mayo de 1995 cuando se dirigía en coche desde su empresa de paquetería "Alditrans" de Oiartzun a su domicilio en la urbanización Jaizkibel de Hondarribia.

El industrial fue liberado en las proximidades del puerto de Azkarate de la localidad guipuzcoana de Elgoibar, tras 341 días en poder de la banda terrorista ETA, recluido en un zulo que medía 1,90 metros de alto por tres metros de largo y un metro de ancho, en el que, según desveló él mismo, sólo podía dar cuatro pasos.

Una lámpara situada en medio del cubículo le obligaba a balancear la cabeza cada vez que pasaba para evitar chocarse, si bien, a pesar de las penosas condiciones en las que tuvo que sobrevivir, al poco de recuperar su libertad afirmó que "la vida es un reto que hay que vencer cada día".

El secuestro del empresario, durante el que los colectivos pacifistas recuperaron el símbolo del lazo azul ya utilizado durante el rapto de Julio Iglesias Zamora, fue condenado por todas las formaciones políticas -salvo HB-, que llegaron a suspender sus respectivas campañas electorales en apoyo al industrial.

Durante el cautiverio de Aldaya se sucedieron numerosas movilizaciones sociales para exigir su liberación, iniciadas al poco de ser raptado por iniciativa de los trabajadores de su empresa, quienes cada lunes se concentraron ante las puertas de la compañía durante cinco minutos para reclamar a ETA la liberación de su jefe.

Los actos de protesta por este secuestro, durante el que también se produjo el rapto de José Antonio Ortega Lara, se multiplicaron en distintos puntos de España y de Euskadi, donde se celebraron desde cadenas humanas hasta conciertos en solidaridad con Aldaya, cuyos hijos Óscar e Idoia, realizaron un ayuno y un encierro de 48 horas para exigir la liberación del industrial, quien durante su cautiverio fue abuelo de una niña, Mireia, hija de su primogénito Txetxo.

El zulo

Tras dos meses sin noticias por parte de ETA, el 20 de julio el diario Egin publicó en su portada y en una información interior sendas fotografías de José María Aldaya, en las que éste aparecía sin barba, vestido con una camisa y con un ejemplar del periódico en la mano. Las imágenes iban acompañadas de un comunicado de la banda terrorista en el que se atribuían varios atentados, pero no hacían ninguna referencia al secuestrado.Durante la madrugada del 14 de abril de 1996, José María Aldaya fue liberado en un bosque próximo al puerto de Azkarate, en la localidad guipuzcoana de Elgoibar, tras 341 días de cautiverio (el secuestro más largo de los cometidos por ETA hasta ese momento).

Tras su liberación, declaró que creía haber estado «bajo tierra», porque no oía nada y se volvía «sordo de silencio». Explicó que el habitáculo medía tres metros y medio de longitud, un metro de ancho y 1,95 de alto. La pared era de papel y debajo había escayola, mientras que el suelo era de plástico.

Dentro había un colchón, una mesa y una silla de camping, ademásde un cajón que hacía las veces de water. El lugar era muy húmedo,por lo que tenía que utilizar una bayeta para quitar la humedad quese condensaba en las paredes. En ese lugar permaneció secuestrado por los terroristas durante 341 días.