Seguridad

Policías españoles por el mundo: el delito también se combate desde fuera

Se encuentran algunas «dificultades» para cubrir las plazas en zonas de alto riesgo, como Irak, Pakistán o Afganistán y, actualmente, Haití.

18 mar 2023 / 11:09 h - Actualizado: 18 mar 2023 / 11:12 h.
"Seguridad"
  • GEOS destinados en la embajada de Kabul. EFE/Chema Moya
    GEOS destinados en la embajada de Kabul. EFE/Chema Moya

Fue en 1929 cuando la Policía Nacional se integró en Interpol y cuando comenzó la cooperación internacional de un cuerpo que hoy mantiene desplegados por el mundo a más de 500 agentes. Más de medio millar de efectivos que desde sus puestos contribuyen, de una forma u otra, a prevenir y combatir el delito.

Lo sabe muy bien la comisaria jefe de la División de Cooperación Internacional del Cuerpo, Alicia Malo, la responsable de un departamento que acaba de cumplir diez años y que se creó para coordinar desde una sola unidad el trabajo policial fuera de nuestras fronteras y para aglutinar las principales oficinas de intercambio de información: Interpol, Europol y SIRENE.

Aunque en los primeros pasos de esta División no faltaron quienes mostraron sus reticencias, lo cierto es que el balance de este decenio es «muy positivo», según recalca la comisaria en una entrevista con EFE.

Malo trabaja desde Madrid con 204 personas y coordina la labor desde el exterior de más de 500 policías nacionales, de los que 252 están encargados de la seguridad en las embajadas que tiene España en un buen puñado de países.

El resto hasta los 500 son consejeros y agregados de Interior y expertos cedidos a organismos como la Comisión Europea, por citar solo un ejemplo.

Y a ellos se suman los policías vinculados a proyectos de desarrollo coordinados por la Unión Europea, especialmente en la zona oeste de África.

Siempre se ha creído que las embajadas eran un destino «goloso» para los policías por su mejor remuneración y, en general, no hay problemas para presentarse a estos puestos, aunque, como explica la comisaria, sí se han constatado algunas «dificultades» para cubrir las plazas en zonas de alto riesgo, como Irak, Pakistán o Afganistán y, actualmente, Haití.

Para acceder a ellas, los aspirantes tiene que realizar un curso en el GEO (Grupo Especial de Operaciones), una unidad de élite de la Policía, de tres semanas y «muy duro».

LA PRESIDENCIA ESPAÑOLA DE LA UE: DOBLE RETO PARA LA POLICÍA

A pocos meses de que comience la Presidencia española de la UE, la Policía Nacional ya sabe que se enfrenta a un doble reto. El primero de ellos, la seguridad. En nuestro país se celebrarán cumbres, encuentros de alto nivel y reuniones internacionales que requerirán un intercambio de inteligencia entre las distintas policías de los 27 ante posibles amenazas.

Requerirán también dispositivos de seguridad que, sin duda, tendrán como referente aquellos de los que la Policía se siente «muy orgullosa»: el que se estableció en la cumbre de la OTAN celebrada el pasado junio en Madrid -»ni un solo detenido hubo»- o el de la Copa Libertadores cuando se enfrentaron en la capital española los dos equipos de fútbol más importantes de Argentina.

Y en el segundo reto también tiene mucho que decir la cooperación policial: avanzar en los sistemas de control y de intercambio de datos. Así, según la comisaria, se está estudiando la posibilidad de introducir en el Sistema de Información Schengen (SIS) datos sobre documentos falsificados o robados.

Otra de las medidas en las que se podría avanzar es en la sustitución del actual sello en el pasaporte por un proceso más digitalizado que detectará directamente si se ha entrado o salido de un estado comunitario o si se tiene derecho a acceder o salir de él, por ejemplo.

Además, se seguirá trabajando en la puesta en marcha en la UE de un control de visados previo, similar a la autorización ESTA de Estados Unidos.

Todo ello requerirá un importante desarrollo tecnológico y un desembolso económico, pero para la comisaria sería «magnífico» si durante el semestre de la Presidencia se pudiera sacar adelante alguna de estas iniciativas o, al menos, avanzar en ellas.

UN ESPEJO EN EL QUE MIRARSE

Reconoce Malo que la Policía Nacional tiene mucho prestigio internacional y desde otros países se demanda su colaboración, tanto en cuestiones operativas como de formación.

«En el área de control de masas y orden público tenemos bastante fama por nuestra experiencia en coordinar eventos deportivos y grandes concentraciones», comenta la comisaria.

Una experiencia que quieren conocer de primera mano otras policías, que se miran también en el «espejo» de la Policía Científica española, en sus laboratorios de ADN y otras áreas forenses, en el trabajo de las unidades contra el narcotráfico o la trata de seres humanos y, por supuesto, en las que luchan contra el terrorismo.

En suma, un constante intercambio de información en estas áreas y de formación de otras policías.

De «magnífica» califica Malo la colaboración con las policías de Alemania, Francia, Portugal o Italia -»la cercanía hace el roce», dice-, pero destaca también los «lazos estrechísimos» con las de Rumanía, Colombia y Estados Unidos.

Lazos que desde siempre han unido a España e Iberoamérica. Y por eso, la Policía Nacional «ha apostado decididamente» por el proyecto Ameripol con «un continuo apoyo con expertos policiales y ayudando en el desarrollo de sus bases de datos» en ese intento de desarrollar una agencia de colaboración regional para los países americanos.

Al margen de «cuestiones políticas», la relación de la Policía Nacional con Marruecos «ha sido siempre excelente», de «franca apertura», subraya Malo.

¿Con quién se colabora peor? «Normalmente -responde- con los países que no comparten nuestra escala de valores o nuestra forma de proceder, con los que están alejados del cuidado que hay que tener en materia de derechos humanos».

DOS EJEMPLOS DE UNA EXITOSA COOPERACIÓN

Pedimos a la comisaria dos ejemplos de las numerosas operaciones del cuerpo al que pertenece en las que la cooperación internacional haya sido esencial. No duda en citar, en primer lugar, la detención en Brasil de uno de los autores de la matanza de los abogados de Atocha, Carlos García Juliá.

«Se le pudo extraditar y poner a disposición de la Audiencia Nacional. Cerrar una herida como esa fue para nosotros un auténtico hito», enfatiza la comisaria.

Cita otro ejemplo: la detención de Guillermo Fernández Bueno, el preso peligroso que no regresó de un permiso a la cárcel de El Dueso y se fugó. Para su arresto «se utilizaron prácticamente todos los mecanismos de cooperación internacional». Su periplo por diversos países africanos acabó en Senegal gracias a la colaboración de las policías de los estados por donde fue pasando.

Son solo dos casos de una colaboración que, en la actualidad, mira hacia el patrullaje en la red para luchar contra una de las grandes amenazas: la ciberdelincencia, concluye la comisaria.