Elecciones

¿Por qué España tarda tan poco en contar sus votos?

La coordinación entre todos los implicados en el escrutinio, además de otros factores, hacen que el recuento en España sea uno de los más veloces del mundo

Julio Mármol julmarand /
06 nov 2020 / 15:39 h - Actualizado: 06 nov 2020 / 15:41 h.
"Elecciones"
  • Un trabajador maneja el procesamiento y la verificación de las boletas de voto en EEUU. EFE/ Erik S. Lesser
    Un trabajador maneja el procesamiento y la verificación de las boletas de voto en EEUU. EFE/ Erik S. Lesser

Hace ya más de un día que el último colegio electoral de los Estados Unidos echó el cierre y aún quedan miles de votos por contar. Tantos que la identidad del futuro inquilino de la Casa Blanca todavía es una incógnita, lo que ha venido a enrarecer aún más un ambiente ya muy tenso en el país. En cambio, durante las últimas elecciones nacionales en España, el contexto fue bien distinto: el cierre de los colegios y el resultado, sino oficial, sí oficioso de las elecciones estuvo separado por apenas dos horas de diferencia. El 13´6% de los votos se habían escrutado en menos de sesenta minutos. Hora y media después, el porcentaje de votos validados ascendía al 97%. En algunos estados de los Estados Unidos, como Arizona, aún no se había llegado al 90% en la tarde del jueves.

¿Cuál es la diferencia? Podría pensarse que la clave está en el número de habitantes pero, a pesar de constituir un factor relevante, no es ni mucho menos el único. En las últimas elecciones europeas, la velocidad del recuento español fascinó al resto de miembros de la UE. De nuevo, en apenas tres horas, el 100% de las papeletas habían sido certificadas, mientras que países como Italia aún veían muy lejos el resultado final. El Corriere della Sera se refirió a este fenómeno como La lección española. Con nueve millones más de votantes, los italianos reconocían que el sistema de recuento español destacaba sobre el suyo al margen de la desigualdad demográfica. La explicación a semejante rapidez no era otra que la coordinación entre todos las instituciones implicadas en el escrutinio y la utilización de dispositivos electrónicos, presentes en un 93% de las mesas electorales, y que complementaban el recuento manual de forma muy eficaz.

Desde las oficinas de Correos, que reciben y envían el voto anticipado, hasta los interventores, la labor de los protagonistas del día de la elecciones suele ser impecable: apenas se registran errores durante el proceso electoral, y los que se producen son, aun así, de poca entidad. A esto hay que sumar el hecho de contar con listas cerradas en la mayor parte de los sufragios, con lo que el ciudadano sólo tiene que decantarse por un partido, y no por el político de preferencia. En las elecciones para el Senado, donde hay listas abiertas, el recuento suele demorarse unas horas más. Por último, y a diferencia de lo que ocurre en los Estados Unidos, la hora a la que cierran los colegios electorales está unificada en todo el país (las 20:00 de la tarde, hora local), mientras que en el país americano depende de cada estado, con una diferencia de hasta siete horas como es el caso de Georgia con Hawái, la región más trasnochadora.

El que el resultado de las elecciones estadounidenses esté aún en vilo se debe, además, a que estas no son unas elecciones al uso: la insólita apuesta por el voto por correo (en torno a cien millones, según la organización U.S. Elections Project), fruto del coronavirus, ha retrasado todavía más el escrutinio, ya que estas papeletas necesitan de más tiempo para contarse.