Sucesos

Rescatan los tres cadáveres de la mina de Súria en Barcelona

Los Bombers de la Generalitat han realizado trabajos de recuperación de los cuerpos y, sobre las 17.00 horas, han conseguido subir los cadáveres a la superficie

09 mar 2023 / 20:36 h - Actualizado: 09 mar 2023 / 20:45 h.
"Sucesos","Accidentes laborales","Siniestralidad laboral"
  • Mina de potasa de Súria (Barcelona). EFE/Siu Wu
    Mina de potasa de Súria (Barcelona). EFE/Siu Wu

Los servicios funerarios han retirado este viernes por la tarde los tres cadáveres de las instalaciones de la mina de la empresa Iberpotash en Cabanasses de Súria (Barcelona), han informado fuentes cercanas a Europa Press.

Las mismas fuentes han explicado que los Bombers de la Generalitat han realizado trabajos de recuperación de los cuerpos y, sobre las 17.00 horas, han conseguido subir los cadáveres a la superficie, donde la Comitiva Judicial ha certificado la muerte.

Los Bombers de la Generalitat habían recibido el aviso a las 8.53 de que había habido un desprendimiento en la mina.

Los mineros de Súria lloran el accidente

Los mineros de la mina de Súria, de la empresa ICL, están «muy tocados» por el fallecimiento de tres de sus compañeros geólogos en el accidente ocurrido esta mañana: «Nos conocemos todos porque comemos juntos todos los días. Me podría haber pasado a mí«, declara uno de ellos.

Hacia el mediodía, son pocos, apenas cinco o seis, los trabajadores apostados en la puerta de la mina, situada a las afueras de Súria y abierta hace 110 años. La zona fronteriza a la puerta está llena de periodistas y operadores de cámara, unos treinta, y agentes de Mossos d'Esquadra que controlan el acceso a las instalaciones de la mina.

«Yo me he cruzado con ellos a las ocho de la mañana. Yo acababa mi turno y ellos entraban», ha explicado Miguel, de 53 años, en la puerta de la mina.

Según ha explicado este trabajador, que vino de León a Súria en 1999 cuando se cerró la mina de carbón en la que trabajaba allí, los tres fallecidos se disponían en ese momento, a las ocho de la mañana, a hacer su trabajo diario, que consiste en explorar los túneles de la mina para predecir dónde se encuentra la sal o la potasa y señalarlo a los mineros.

Al poco rato, un topógrafo que iba a trabajar con ellos se ha encontrado el desprendimiento y ha dado la alarma.

Miguel, que cuando ha recibido el aviso del accidente sobre las nueve de la mañana se estaba metiendo en la cama, ha acudido enseguida a la mina por si hacía falta ayudar en el rescate, ya que forma parte del centenar de mineros que recibe formación para constituir los equipos de rescate cuando estos son necesarios.

«Hasta que no saquen los cuerpos, tenemos esperanza», comentaba Miguel en la puerta, si bien reconocía que tal esperanza es muy poca porque la dimensión de las piedras que pueden caer en estos desprendimientos son de miles de kilos.

«Aquí todos nos cocnocemos»

Carlos, otro compañero que también había terminado su turno a las ocho y ha regresado a la mina en cuanto ha sabido lo ocurrido, ha explicado que en la empresa se conocen todos: «Aquí nos conocemos todos, nos duchamos juntos, comemos juntos...«.

«Estamos tocados. Estamos muy tocados. Este es un pueblo pequeño, de 5.000 habitantes, en el que nos conocemos todos porque todo el mundo tiene a algún familiar o amigo que trabaja en la mina. Mi familia lleva más de 100 años trabajando en ella», ha relatado.

El minero ha insistido en que el accidente le podría haber ocurrido a cualquiera: «Podría haber sido cualquiera. El lugar donde ha ocurrido es un lugar por donde pasamos tanto mineros como geólogos».

Una profesión de riesgo

Miguel, que espera jubilarse dentro de dos años, cuando cumpla los 55, ha explicado que este fallecimiento para él se añade a las otras muertes que ha vivido en la mina de Súria en los 21 años que ha trabajado en ella.

«Las muertes de 2013 para mí fueron todavía peores porque les tocó a dos compañeros míos, de mi misma unidad», ha contado Miguel en referencia al fallecimiento en aquel año de dos mineros en la misma mina y en un desplome parecido.

Pero no son los únicos fallecidos de la mina que ha visto Miguel. Entre 1989 y 1999 trabajó en una mina de carbón en León y allí perdió a un familiar en un accidente. «Estos accidentes le pueden llegar a cualquiera. La mina no avisa».

Miguel ha explicado que la empresa ya ha puesto psicólogos a disposición de los más de 500 trabajadores de la mina para gestionar el duelo por la pérdida de sus tres compañeros.